lunes, 24 de marzo de 2008

El invento más perdurable de los Nazis


Hoy que ha partido la llama olímpica desde tierras griegas con destino a los juegos de Pekín 2008 (con un polémico paso de la antorcha programado por la cumbre del Himalaya), conviene recordar que esta tradición no viene de la antigüedad clásica como mucha gente cree, sino que fue un invento de los Nazis de cara a los juegos de Berlín 1936, como una prueba más de la fascinación que la cultura grecorromana ejercía sobre los totalitarios dirigentes de la Alemania de entonces. En concreto, fue Carl Diem quien propuso la idea para los juegos que habrían de celebrarse en Berlín en 1916, pospuestos por la Primera Guerra Mundial. Propuesta que retomó ante los jerarcas Nazis para la celebración de los juegos que habrían de encumbrar al atleta negro Jesse Owens como el deportista más completo de su época, echando por tierra la teoría de la superioridad racial aria, para gran escarnio de Hitler y su cuadrilla de matarifes. La primera antorcha recorrió 3.075 km a lo largo de 12 días por tierras de Grecia, Bulgaria, Yugoslavia, Hungría, Austria, Checoslovaquia y Alemania.


En cuanto a Diem, su figura siempre estuvo rodeada por la polémica. Considerado "poco de fiar" cuando los Nazis llegaron al poder, debido a los parientes judíos de su mujer, y aunque nunca perteneció al partido, siempre se rodeó de las altas jerarquías y participó activamente en las políticas de propaganda. Como legado a la posteridad deja una de las tradiciones deportivas más fascinantes de la Historia: aquella por la que la llama prendida entre las ruinas del templo de Hera en Olimpia es transportada a la carrera por atletas de todos los países que atraviesa el simbólico fuego.

Foto de la entrada de la llama al estadio olímpico de Berlín, empuñada por el campeón mundial universitario de 1.500 m en 1931, Fritz Schilgen ( Central Press/Getty Images)

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesting stuff...

Cómo es que no estás por ahí de marchaperitivo con el día que hace?

Cuerpo de bando.

Alboroque dijo...

El otro día oí que se presentaron un millón de solicitudes de voluntarios para portar la antorcha en los juegos olímpicos de Barcelona... sólo se aceptaron 9000... y entre ellas la de mi cuñado favorito (e único hasta el momento) que le tocó pasarla por debajo del acueducto segoviano.

MENUDO MOMENTAZO!!

Saludos "pescaico"

sushi de anguila dijo...

jajajaja, Alboroque. Menudo momentazo, desde luego. Hasta yo, que corro menos que una máquina de coser, he soñado con esa carrerica llevando la antorcha con la llama olímpica...debe ser una pasada. Me alegro mucho por tu cuñado. Me ha mola lo de 'pescaíco', fíjate...me ha recordado al Manuel de 'Capitanes intrépidos'.

Antonio Rentero dijo...

Es posible que debamos gran parte de la fascinación olímpica a la fastuosa puesta en escena de los JJOO de Berlín.

La megalomanía del régimen de Hitler, la magistral Leni Riefenstahl y su documental "Olympia"... son imágenes poderosas las que quedan en la retina del espectador, en la que además fue la primera ceremonia televisada en directo.

Me compré hace un par de años las ediciones especiales de "Olympia" y "La fuerza de la voluntad" de la realizadora alemana, y dejando a un lado deplorables ideologías, las imágenes impactan 80 años después y sorprende la visionaria directora alemana trasladando sensaciones visuales.

sushi de anguila dijo...

Antonio, yo también me las compré hace dos años, en Valencia...y hay que ver cuánto le deben el cine y la televisión actuales a la buena de doña Leni, desde el travelling a los planos desde un punto de mira en altura, etc...qué pasada de películas!!! También el 'Potemkin' de Eisestein es una película políticamente supertendenciosa y me parece una maravilla cinematográfica.

Antonio Rentero dijo...

Lo que me hace gracia es que muchos denigran (sin haberlas visto siquiera, que esa es otra) la obra de Leni, despreciando sus valores artísticos por la ideología que hay detrás de la producción de la obra, pero luego se quejan si un votante del PP opta por no comprar discos de Ana Belén o Bosé o por no ver pelis de Almodóvar o la familia Bardem..., la paja, la viga, los ojos...

Ventimiglia dijo...

Hace siete años (casi) tuve la oportunidad de asistir, junto a la Acrópolis, a una ceremonia de encendido de la llama olímpica. Aunque no entendía ni papa (el griego no es lo mío) me pareció impresionante. Y el fuego olímpico se lo toman muy en serio los señores atenienses, hasta el punto de que desde el mismo momento en que se nos entregó en una lampara cerrada, llevamos escolta policial, motos incluidas ante el autobús.

El fuego olímpico tiene una fascinación especial, incluso para que gente como tú o yo nos planteemos la vulgaridad esa de correr un poco con tal de llevar una antorcha.

Y si de algo sabían los nazis era de utilizar y utilizar lo vistoso en sus ceremonias. Lo raro es que a su máximo jerarca no se le ocurriera coronarse con la mismísima corona de los Nibelungos.

sushi de anguila dijo...

Curiosamente, Vetimiglia, lo más cutre de esa primera ceremonia en la que se encendió el fuego olímpico fue el ritual en sí mismo, con un actor vestido de dios del Olimpo ridículamente caracterizado con una barbita que parecía la del don Cicuta del '1, 2, 3...', y unos histriónicos y exagerados movimientos más propios del cine mudo, como de película de Lang o Murnau. Nada que ver con la impactante (y ¿por qué no decirlo?, fascinante) estética nazi.
Afortunadamente para la historia de la Humanidad, lo peor de los nazis era, con mucha diferencia , sus ¿mentes? dirigentes...empezando por el Ser Supremo que eso sí, en un concurso de rebuznos no hubiera tenido rival...cómo chillaba el tío...Lo de la corona hubiera sido de traca.

Lo de tu anécdota en Grecia, es una pasada. Menuda emoción, vivir ese momento único, y sí...estoy de acuerdo contigo, a los griegos no se les entiende ni papa, pero es que parece que además les gusta ponerlo complicao, salvo si es pa encasquetarte algo en el mercadillo...