lunes, 23 de enero de 2017

La impensable conexión sonora entre Elvis y Napoleón...









Cuando Chad Gates, el ricachón guaperas amante del surf con un extraordinario parecido a Elvis Presley que protagoniza esa entrañable película de 1961 que es ‘Blue Hawaii’ (o ‘Amor en Hawai’ en su estreno por estos lares), abre una antigua cajita de música y comienza a sonar una añeja melodía, pocos esperábamos escuchar a continuación una de las canciones más hermosas y recordadas de toda la trayectoria profesional del rey del Rock’n’ Roll: ese ‘Can’t Help Falling in Love With You’ que forma ya parte tanto de la historia del cine como de la música…

https://www.youtube.com/watch?v=roh2vIM_EAA

En realidad, el temazo que Elvis le canta en el filme a la entrañable actriz hawaiana Hilo Hattie, compuesto por George David Weiss, Hugo Peretti y Luigi Creatore, es en realidad una notable adaptación de una mítica composición clásica francesa, el 'Plaisir d'Amour' de Jean Paul Égide Martini, de cuando el reinado de Luis XVI vivía sus últmos y azarosos años.

La canción, una de las más populares del Rey del Rock, era siempre la elegida por Elvis Presley para cerrar sus conciertos en directo, como también lo haría años después otra gran estrella del show bussines de Las Vegas, Celine Dion.

De la peli, que tiene cosas tan curiosas como ver a Angela Lansbury ejerciendo de estricta madre de Chad/Elvis cuando la diferencia entre ambos era sólo de 10 años, destaca la banda sonora, todo un éxito de ventas en 1961. De hecho, no fue solo el disco más vendido del año (estuvo casi seis meses en el número uno del ranking estadounidense, y un año y medio en el top 10), sino también de toda la trayectoria de Elvis. La banda sonora de 'Blue Hawaii' estuvo en las listas de álbumes de pop durante 79 semanas, 20 de ellas en el primer puesto, vendiéndose 2 millones de copias.

Muchos artistas han versionado esta canción, como por ejemplo, de los más cercanos a nosotros, Andrés Calamaro, Mägo de Oz, Andrea Bocelli, junto a otros tan sorprendentes como Erasure, Bob Dylan, los Stray Cats, ,U2, Pearl Jam o Il Divo.

En 1993, el grupo de reggae UB40 la editó como primer sencillo de su álbum ‘Promises and Lies’. Esta versión aparece en la banda sonora de la película ‘Acosada’.

Pero tal vez lo más interesante nos lo aporta la edición original de la canción, ese ‘Placer de amor’ titulado originariamente ‘El romance del cabrero’ que Martini compuso tomando como letra un poema extraído del libro ‘La nueva Celestina’ del conocido fabulista y escritor Jean-Pierre Claris de Florian, sobrino político de Voltaire.

Resulta cuando menos curioso el título con que Martini bautizó la composición, si nos atenemos a los orígenes familiares de Claris de Florian, hijo de una dama española llamada Gillette (como las maquinillas de afeitar) de Salgues.

Gillette es el femenino del nombre provenzal Giles, el Gil tan popular también en España en tiempos medievales. Este nombre es una adaptación del griego clásico Egidio o Egidia, literalmente “piel de cabra’, en alusión a la égida o aegis, escudo de Zeus hecho de la piel de cabra Amaltea, que amamantó con su leche al dios en la isla de Creta.

Así que con la composición poética del hijo de la dama llamada “piel de cabra” escribió Martini su popular ‘Romance del cabrero’. Pero la coincidencia va más allá, ya que el tercer nombre de pila de Martini también era Egidio, aunque en algunas publicaciones musicales aparece como Giles.

Y la realidad es que el propio Martini es también un verdadero personaje por sí mismo, uno de los de mayor repercusión pública y musical en la ilustrada Europa del siglo XVIII y comienzos del XIX cuya tremenda importancia va perdiendo brillo entre la apabullante crisis que sacude en Europa y el resto del mundo al estudio de las Humanidades...

Martini, que de italiano no tenía nada, había nacido en la ciudad de Freystadt, en el Alto Palatinado de Baviera, perteneciente entonces al Sacro Imperio Romano Germánico, y fue bautizado Johann Paul Aegidius Schwarzendorf. Hijo de un maestro de escuela y bien considerado organista, Andreas Martin Schwarzendorf, quien fue su primer profesor de música y de latín, el joven Johann Paul ingresó como alumno en el seminario jesuita de Neuburgo en el Danubio con la intención de que ejerciese, pese a su juventud, la función de organista del centro religioso. A los 17 años ingresó en la Universidad de Friburgo de Brisgovia para estudiar Filosofía. Allí fue nombrado organista del convento de los franciscanos y poco después tomó la decisión de dejarse los estudios para dedicarse profesionalmente a la música, aunque no tenía demasiado claro en qué lugar.

Cuenta la leyenda que siempre acompaña la biografía de las grandes figuras históricas que dos años después, y tras desposarse su padre por segunda vez (su madre, Bárbara Aich, había muerto cuando él tenía 6 años), el joven organista subió a la torre más alta de Friburgo y lanzó una pluma con el firme propósito de tomar la misma dirección en que el viento empujase a la improvisada brújula en su descenso. Al parecer, en su caprichoso descenso a lo Forrest Gump, el ligero volátil apuntó hacia la frontera francesa, y hacia allí decidió Juan Pablo encaminar sus pasos, dejando atrás a sus 13 hermanos, 9 nacidos del primer matrimonio de su padre y 4 hermanastros del segundo...

El joven músico de 19 años se encaminó a Nancy, capital del Ducado de Lorena - ocupado por los franceses desde el reinado de Luis XIV - sin un mísero sou en los bolsillos y sin saber una palabra de francés, dispuesto a labrarse un nombre y un porvenir en el mundo de la música. Por el camino fue alojándose en conventos donde interpretaba piezas de órgano a cambio de alojamiento y sustento.

Lo primero, dado el origen villano y lo poco ilustre de su apellido familiar (Schwarzendorf es un topónimo que significa 'Villa/Aldea Negra'), y demostrando una gran clarividencia, decidió cambiárselo -inspirado por el segundo nombre de su padre- por el italiano Martini, patronímico que deriva de Marte, dios romano de la guerra...

Se sumaba así a la costumbre, tan habitual entre muchos músicos centroeuropeos de la época, de adoptar un nombre de pila o un apellido italiano, algo que se consideraba muy eminente y elegante, y que se asociaba a los grandes músicos transalpinos del Barroco como era el caso de Vivaldi. Así lo hicieron Mozart, que trocó su germánico Gottlieb por Amadeus, o Joseph Hayden, Giuseppe de nombre artístico...

Pese a los esfuerzos por esconder su origen bávaro, al bueno de Johann (o Jean, ahora que había decidido asentarte en tierras bajo soberanía de Francia) Paul, la gente del gremio cultural lo conocía como Martini il Tedesco (el Alemán), para distinguirlo del boloñés Giovanni Battista Martini o Padre Martini, el sacerdote italiano de gran fama en aquellos tiempos como teórico musical, profesor, compositor e intérprete. Otra figura fascinante de aquel periodo, amigo personal de Mozart...

En cuanto a su nuevo hogar, la ciudad de Nancy, Luis XV de Francia había impuesto como condición irrenunciable a dar su consentimiento a la boda de María Teresa de Austria y el futuro duque Francisco III de Lorena que el codiciado Ducado, habitual aliado de España, pasara a manos de su suegro,  Stanislas Leszczynski, el destronado rey Estanislao I de Polonia y padre de la reina de Francia, María Leszczynski, quien había sido depuesto en 1735 durante la Guerra de Sucesión Polaca.

A Francisco Esteban de Lorena se le compensaría esta dolorosa renuncia con el Gran Ducado de la Toscana, vacante tras la muerte sin herederos del último de los Medici, y que interesaba bastante más a los intereses geopolíticos de su suegro, aquel mismo emperador Carlos VI que 36 años antes soñaba con reinar en España y sus colonias, y cuyas ambiciones dieron paso a la Guerra de Sucesión Española.

Así pues, Nancy, y con ella toda la Lorena, cayó definitivamente en manos francesas en 1736, generando un gran escándalo entre sus habitantes, que se veían convertidos en súbditos borbónicos de la noche a la mañana, mientras que su legítimo señor accedía a un turbio cambalache a cambio de posesiones para su suegro en la lejana Italia.

Astutamente, Luis XV nombró entonces Duque de Lorena (sería el último) a su suegro, una pequeña compensación para quien había ostentado la corona polaca, con el objetivo nada secreto de ir 'afrancesando' progresivamente a los hasta entonces irreductibles loreneses, orgullosos defensores de su singular identidad e independencia, cuya creciente insatisfacción les llevó a protagonizar diversos levantamientos populares.

Pero, en contra de lo que muchos pensaban, el duque Estanislao, tal vez escarmentado de su experiencia como soberano, mostró un talante conciliador y dialogante, respetando en gran modo el hacer y las costumbres de sus nuevos súbditos, que pronto le consideraron un gran benefactor.

En el corazón de Nancy hizo levantar su construcción más emblemática y espectacular, la entonces llamada Plaza Real, hoy rebautizada en su honor Plaza Stanislas, de estilo neoclásico, así como la mayoría de los más bellos edificios del casco antiguo.

Ese es el entorno político, social y cultural que encuentra a su llegada a Nancy en 1760 el rebautizado Jean Paul Égide Martini, que pronto encontró trabajo en el taller de Dupont, un fabricante de órganos que supo apreciar a la primera las prometedoras virtudes del joven músico, al que incluso alojó en su casa. Mientras aprendía francés a marchas forzadas, Martini complementó su trabajo en el taller impartiendo clases de música, y pronto contó con el patronazgo y protección del ahora duque Estanislao I, a quien afinaba sus clavecines y órganos, así como de la poderosa Marquesa de Desarmoises

Allí compuso varias sonatas y arias con gran éxito, lo que, seguramente, le animó a dar el gran salto a París en 1765. Un año antes de su marcha a la rutilante capital, Martini se había casado, a los 23 años, con la sobrina del organista de la catedral de Nancy, una joven con un nombre de lo más romántico y sugestivo, Marguerite Camelot.
 
Habría de pasar dos años más hasta a la muerte de Estanislao I, en 1766, siendo entonces cuando el estratégico ducado de Lorena pierde definitivamente toda posibilidad de recuperar su independencia y, como había planeado Luis XV, se convirtió de manera definitiva en una provincia de Francia.

La llegada del matrimonio Martini-Camelot a la Ciudad de la Luz coincidió con la convocatoria de un concurso para dotarse de nuevas marchas militares, por parte del Regimiento de la Guardia Suiza, encargado de la custodia y protección de la Familia Real. Esa misma noche, Jean Paul Égide compuso contrarreloj la suya, que fue interpretada a la mañana siguiente durante un desfile de los fornidos guardias helvéticos, con gran éxito.

Aunque pidió un precio caro por la partitura, el todopoderoso Duque de Choiseul, entonces Secretario de Estado (lo que hoy es un ministro) de Guerra y de Marina (el titular de la Marina lo era también de todas las colonias y posesiones de Ultramar) no tuvo ninguna duda en pagársela. Quién sabe si en el desenlace de la competición influyó el hecho de que Choiseul era lorenés, nacido precisamente en Nancy, y prefirió favorecer a un 'paisano'.

Ése fue el comienzo de una brillante carrera como autor de marchas militares para diferentes unidades, fijando un innovador modelo cuya estructura ha llegado a nuestros días. Por esas fechas, fue iniciado como miembro de la logia masónica parisina Los Amigos Reunidos, lo que le introdujo en un círculo de gran influencia para poder prosperar social y económicamente.

Entre 1768 y 1772, recibió el título honrifico de subteniente sin destino asignado del afamado regimiento de Húsares de Chamborant, cuyo coronel era el marqués del mismo título, y por el que cobraba un estipendio que le permitía centrarse con más desahogo en sus composiciones musicales.

Pero su gran salto a la fama vendría de la mano de la ópera, y si bien en 1765 ya había compuesto ´La Convalescence de Thémire', divertimento en 1 acto con libreto de Gaultier, el verdadero pelotazo llegó con su segunda obra del género, escrita en 1771, cuyo título recuerda a uno de los mayores éxitos del Dúo Dinámico: 'L’Amoureux de quinze ans'/El amante de quince años, también conocida como 'La double fête'/La fiesta doble, Una ópera cómica al estilo italiano de tres actos escrita por Laujon con motivo de la boda del Duque de Borbón, a cuya esposa está dedicada, en cuya partitura el autor de la música figura como oficial de los húsares de Chamborant (sin duda, para ganar en prestigio social) aunque en algunas reimpresiones su apellido aparezca escrito como "Martiny",

Obra que fue representada en incontables ocasiones con grandioso éxito. Le siguieron seis óperas más, también muy aplaudidas, destacando por encima del resto otra comedia cuyo título bien -'El derecho del señor'- parecía un guiño cómplice a la monarquía, que entonces sufría una ola de gran impopularidad social, junto con arias, música religiosa, sinfonías y otras piezas orquestales, rondas, romances o canciones, como la inmortal 'Plaisir d'Amour' por la que hoy es universalmente recordado,,. que data de 1784.

https://www.youtube.com/watch?v=5XYqiDLW5h4

Todo ello le granjeó el nombramiento de director musical al servicio de personalidades tan relevantes e influyentes como el Príncipe de Condé o el Duque de Artois. En 1788 alcanzó la cumbre de su carrera, al ser nombrado Superintendente de la Música del Rey y responsable de las piezas musicales religiosas para la familia real, con un sueldo de 16.000 livres. Por aquel entonces, ejerció como músico cortesano al servicio de la reina María Antonieta, 14 años más joven que él, con la que compartía lengua y orígenes germánicos, siendo el director de los conciertos a los que asistía en privado la soberana. También dirigía las principales representaciones teatrales y musicales de París.

La llegada de la Revolución apenas un año después supuso un gran riesgo personal y profesional para Martini, tan vinculado a la monarquía, por lo que huyó con su familia a Lyon, perdiendo todos sus cargos y empleos, y buena parte de su patrimonio y ahorros. La huida y las grandes dificultades económicas terminan por costarle su matrimonio, y Marguerite le pide el divorcio en el verano de 1793. Mientras, cuenta la leyenda que los leales a María Antonieta le cantaban desde la calle su canción favorita, el 'Plaisir d'Amour' de su amigo Martini durante el cautiverio al que la reina vienesa de Francia fue sometida en el Palacio de Las Tullerías...

Demostrando su condición de superviviente nato, Martini pasó de estar al servicio de la Corona a compositor de las glorias revolucionarias, siendo el autor de varias piezas para el nuevo régimen a las que delata su título: 'Plegaria por el Rey' (1793) y 'Canto fúnebre' (1794), en referencia al bueno de Luis XVI, ajusticiado en la guillotina en enero de 1793... y los himnos revolucionarios 'Himno a la agricultura' (1796), 'Aniversario de la fundación de la República' y 'Canto triunfal' (ambos de 1798).

Seguramente el origen humilde de Martini, y su carácter amable y educado, así como su inteligencia y gran capacidad compositiva convencieron a las autoridades revolucionarias que era mejor 'reeducarlo' en la fe de la Revolución a que su cabeza cayese en una cesta cercenada por la hoja de la guillotina. Por eso, en 1796 su figura fue rehabilitada públicamente al ser nombrado uno de los cinco miembros del Directorio a cargo del Conservatorio de París, para el que escribió varias obras teóricas para la enseñanza musical de sus alumnos.

Cuenta de nuevo la leyenda que Martini fue el elegido para componer la música de la boda express que unió a dos de los personajes más carismáticos de la Francia revolucionaria, 'Yeyette' (para su familia) o Rosa Tascher, una criolla de la Martinica, viuda, gracias a la guillotina, del vizconde de Beauharnais, padre de sus dos hijos, y su fogoso y atolondrado enamorado, un joven general 6 años más joven, también nacido en una isla, la de Córcega, que todavía firmaba con su apellido corso de resonancias genovesas, Buonaparte... el futuro emperador Napoleón, todavía un ambicioso oficial dominado por la sed de conquista, que apenas dos días después partiría del regazo de su amada rumbo a la conquista de Italia, la primera campaña en la que comenzó a forjar a sangre y fuego una leyenda que aún hoy perdura...

Para él, Rosa, nombre por el que la caribeña era conocida por el todo París más influyente y relacionado, sería a partir de entonces Josefina, no en vano había sido bautizada en la pila María Josefa Rosa Tascher de la Pagerie, aunque pasaría a la posteridad como Josefina de Beauharnais, primera emperatriz de Francia...

Sin embargo, otras fuentes atribuyen la relación musical entre Martini y el Pequeño Corso a un momento muy posterior, como ya veremos.

Durante esta etapa revolucionaria, Martini escribió otras cinco óperas que no tuvieron ni remotamente el éxito alcanzado con anterioridad, posiblemente porque habían cambiado los gustos del nuevo público que ahora llenaba los teatros: burgueses y 'ciudadanos' que poco tenían que ver con los adinerados prebostes, aristócratas y prelados de antaño.

Finalmente, en 1802, en tiempos del Consulado, es despedido del Conservatorio, y se centra en la composición de piezas para actos religiosos, destacando sus salmos (uno de ellos dedicado a Napoleón en 1809, año de varios de sus mayores triunfos, una vez coronado como emperador en 1808), y misas solemnes.

Martini aprovechó su progresivo ostracismo social y musical para escribir su 'Escuela de Órgano', tres volúmenes dedicados a la enseñanza de este instrumento tan exigente, en una oportuna vuelta a los orígenes de su carrera. Junto a esta obra de referencia, escribió otras tres muy acordes con el espíritu recionalista de la Ilustración y la política de educación nacional impuesta por la Revolución. Obras de gran éxito en décadas posteriores como manuales para enseñanza de la música y el canto: 'Melopea moderna o el arte del canto reducido a principios' (escrita durante su exilio forzoso en Lyon), 'Plan para la institución de una música y una educación nacional' y 'Tratado de armonia y de composición'.

En pleno auge del poder napoleónico, llegó entonces el segundo episodio por el que se le asocia musicalmente con Bonaparte. Tras divorciarse de Josefina, incapaz de darle un hijo, y consciente de su capacidad reproductiva gracias al nacimiento de su hijo concebido con su amante (a la fuerza) polaca María Walewska, Napoleón contrae nupcias con la hija de su principal y más enconado enemigo, el emperador Francisco I de Austria. El último de su dinastía en ostentar el título de emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, que él mismo disolvió en 1806 precisamente para evitar que Napoleón se lo apropiara -y con el cargo, el dominio de Alemania-  tras su rotunda victoria en Austerlitz. Nieto de Carlos III de España y sobrino de la reina María Antonieta de Francia, Francisco siempre consideró su derrota más amarga la boda de su hija María Ludovica (Luisa), de apenas 18 años, con el engreído Napoleón que, dos décadas mayor que la novia, había llevado en 1810 a su imperio hasta su máxima expansión territorial tras anexionarse a Francia los Países Bajos (los franceses se habían apoderado de la actual Bélgica durante las guerras revolucionarias) y diversos territorios del Norte de Alemania.

Un año antes, Austria había suscrito con Francia la humillante paz de Wagram para evitar ser desmembrada por la ambición napoleónica, y uno de los puntos claves era esta boda que le otorgaría a Bonaparte la posibilidad de emparentar con uno de los linajes monárquicos más ilustres de Europa, tras haber depuesto del trono a los borbones españoles en favor de su hermano José. Napoleón soñaba con un heredero para su gran imperio, además de la alianza que dejaría desactivado a su gran enemiga, junto con Inglaterra. También fue considerada la boda con la gran duquesa Ana de Rusia, hija del zar Pablo I, pero Talleyrand y otros notables consejeros le convencieron para elegir la opción austriaca, una decisión muy celebrada en la corte vienesa, que temían verse atrapados entre una posible alianza franco-rusa.

La boda fue en Viena por poderes el 11 de marzo, ejerciendo como novio el archiduque Carlos, tío de la novia, que apenas tres días después partió rumbo a París a ver a su esposo, que ya era, formalmente, sobrino nieto de María Antonieta, aquella reina a cuyo triste e injusto final había contribuido en los primeros tiempos de la  Revolución. Durante la ceremonia se interpretó la cantata escrita por el músico austriaco Juan Nepomuceno Hummel para la ocasión.

La boda civil tuvo lugar el 1 de abril en la parisina iglesia de San José, mientras que el Louvre acogió al día siguiente la gran boda religiosa, celebrada en el Salón Cuadrado con las correspondientes pompas y solemnidades, y para la que compuso una marcha nupcial el parmesano Ferdinando Paer. Y aquí retomamos la historia de Martini, quien contribuyó al magno evento con una 'Escena heroica o Cantata para la boda de Su Majestad el Emperador Napoleón y Su Alteza'. Una de sus últimas obras de ensalzamiento del régimen surgido de la toma de la Bastilla en 1789 antes de que este terminara sus días cuatro años después.

Con la vuelta de los Borbones en 1814, Martini, cumplidos ya los 73 años, volvió a acreditar sus virtudes como 'ultimate survival' y fue rehabilitado por el mismísimo rey Luis XVIII, hermano menor del anterior soberano, quien lo repuso en su cargo de Superintendente de la Música del Rey que había ocupado entre 1788 y 1789. Es durante esa etapa de tarea cortesana, en 1815,  cuando compuso un réquiem o 'Misa de Difuntos para Gran Orquesta' en memoria de Luis XVI, que se interpretó con un gran éxito en la catedral de Saint-Denis apenas tres semanas antes de la muerte de su autor, cuya fecha no está demasiado clara, ya que algunos la sitúan el 14 de febrero de 1816, mientras que para otros tuvo lugar cuatro días antes,

 Quien fuera el hijo de un modesto organista de pueblo fue enterrado como músico de cabecera del rey de Francia en el entonces recién inaugurado cementerio de Père-Lachaise, en una suntuosa tumba, de la que luego fue desalojado al no haber pagado la concesión de la sepultura. Su legado musical incluye 329 composiciones y arreglos de todo tipo, además de importantes obras teóricas y una influencia todavía  perceptible en las más populares marchas militares francesas.

Así terminó sus días el hombre que, con su música, enlazó, sin proponérselo, los destinos de dos jóvenes llamados a sobresalir entre sus contemporáneos, el Rey del Campo de Batalla, el corso Napoleone di Buonaparte, y el Rey del Rock'n' Roll, un risueño chaval de Tupelo, Mississippi, llamado Elvis Aaron Presley... El Chad Gates que siempre te conquista interpretando a la guitarra su ‘Can’t Help Falling in Love With You’...

Durante décadas, 'Plaisir d'Amour' ha demostrado su importancia como clásico musical y cinematográfico, siendo interpretada, entre otros astros de la música, por Joan Baez, Victoria de los Ángeles, Charlotte Church,  Andrea Boccelli o la mismísima Brigitte Bardot, acompañada de Guy Marchand en 'El Bulevar del Ron'
https://www.youtube.com/watch?v=oq5cO_K0tCs

, la típica coproducción italofrancoespañola rodada en 1971 en tierras almerienses, donde las playas de Almería hacían las veces de un falso Mar Caribe, tal como nos recordaba el NO-DO.

https://www.youtube.com/watch?v=Cieukwp3RNE


La melodía ha aparecido en 27 películas y series de televisión, ya desde el mismo año 1928 con la invención del cine sonoro, en filmes tan famosos como 'Tú y yo', 'La heredera',(en la que Montgomery Clifft se la toca al piano y canta a su ingenua engatusada Olivia De Havilland), 'La religiosa', 'Batman' (la peli de 1966 inspirada en la mítica serie de tv), 'Marchar o morir',  'El misterio del collar' (en la que se narran hechos históricos contemporáneos al autor) o 'Dos hermanos', la peli de Jean-Jacques Annaud protagonizado por dos tigres separados cuando eran cachorros, y en series como 'Los Waltons', 'Boardwalk Empire' o en episodio 7 de 'Band of Brothers', donde es cantada por un coro de niños en una iglesia de Foy (Bélgica) durante la Batalla de las Ardenas...

Por no hablar de que a mí me suena su melodía en el estribillo central de una de mis bandas sonoras favoritas, la de 'The Pacific', del gran Hans Zimmer... también alemán como Martini/Schwarzendorf y tocayo suyo (Hans se considera una abreviatura del más antiguo Johann...).
https://www.youtube.com/watch?v=2E-6Qd0wJlQ

El recuerdo de Martini perdura hoy en su localidad natal con el nombre de una escuela dedicada a su memoria (Martini-Schule)  y el pequeño callejón sin salida (impasse) que con su nombre le dedicó el Ayuntamiento de París, en el Distrito 10, a la altura de la calle Faubourg Saint-Martin.

Una vida tan apasionante como la de Martini da mucho juego, y el año pasado, coincidiendo con el bicentenario de su muerte, el escritor bávaro Hans Regensburger publicó una novela inspirada en las peripecias del compositor francoalemán, partiendo del momento de la prematura muerte de su madre... Obra que, como no podía ser de otra manera, tituló 'Plaisir d'Amour' (foto que cierra el post).
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Y es que, como bien escribiera el hijo de la española Gillette de Salgues en su obra 'La Celestina' y dice el estribillo de la canción:

“El placer del amor dura sólo un momento,

La pena del amor dura toda la vida...”