A los 86 años, y víctima de la leucemia, ha muerto el actor británico Paul Scofield, uno de los más grandes intérpretes de todos los tiempos, que ganó el Oscar en 1966 al mejor actor por su caracterización de Santo Tomás Moro, el canciller de Inglaterra que murió decapitado por oponerse a los deseos de su soberano Enrique VIII (un estupendo Robert Shaw como réplica), tal y como narró magistralmente Fred Zinnemann en su peliculón 'Un hombre para la eternidad'. Scofield, siempre espléndido en pequeños papeles de mayor o menor repercusión, me cautivó también en otro de sus trabajos a las órdenes de John Frankenheimer, 'El Tren' (1964), donde interpretaba al metódico coronel Von Waldheim de la Whermacht alemana. Filme en el que coincidió con otro de los actores favoritos del director, Burt Lancaster, que interpretaba al líder de la Resistencia francesa Paul Labiche cuya misión era impedir, por todos los medios, que llegara a Alemania un tren cargado con algunos de los cuadros más valiosos de Francia, tras los desembarcos aliados en Normandía. Un sensacional duelo interpretativo resuelto con tablas por ambos actorazos.
Descanse en paz tan fantástico y admirado actor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario