lunes, 15 de mayo de 2017

El 'Protocolo Bóxer'... despiadado antecesor del Tratado de Versalles...







Se suele acusar, con toda la razón, a las injustas y desproporcionadas reparaciones de guerra impuestas a Alemania por el Tratado de Versalles a la conclusión de la Primera Guerra Mundial como una de las causas del nacimiento del nazismo y del infausto proceso que desembocó en la Segunda Guerra Mundial... Sin embargo, el Tratado de Versallles no surgió de la nada, ni fue una creación original de los aliados de la Entente, sino que es digno heredero de un ominoso precedente en el que participaron la mayoría de naciones que luego habrían de tomar parte en la Gran Guerra: el 'Protocolo Boxer' o 'Tratado de Xinchou' para los chinos, el acuerdo de paz que puso fin en 1901 a la llamada Rebelión de los Boxers en China, cuyas arbitrarias y abusivas reparaciones económicas marcaron la pauta para la posterior infamia impuesta en Versalles a la derrotada Alemania.

Además de la ocupación de nuevas plazas coloniales (Huang-tsun, Lang-fang, Yangtsun, Tientsin, Chun-liang-Cheng, Tongku, Lutai, Tongshan, Lanchou, Changli, Chinwang Tao y Shanhai Kuan) que se añadían a las que ya disfrutaban en suelo chino, y de distintas condiciones que afectaban a la capacidad militar de China, a los severos castigos y ejecuciones impuestos a los rebeldes y sus líderes -muchos de ellos príncipes y altos funcionarios- y al refuerzo de las legaciones diplomáticas en Pekín, se impuso una reparación de guerra de dimensiones monstruosas, sin parangón hasta la fecha...

Por el documento firmado el 7 de septiembre de 1901 se obligaba a la dinastía Manchú (o Qing; a mí me gusta más la tradicional denominación en la historiografía europea) a pagar por cada habitante de China un tael (foto 3; la moneda estándard del país, llamado por los occidentales el 'dólar chino', aunque era de mayor tamaño que éste, y con un peso que oscilaba entre los 35 y los 40 g de plata pura, siendo en 1900 el peso medio del tael 'Kuping' -acuñado por el Tesoro imperial- unos 37,5 g de plata).

Eso significaba entonces la astronómica cifra de ¡¡¡¡450 millones de taels!!!!, una moneda de 37,5 g de plata por cada persona, lo que entonces equivalía a 333 millones de dólares o 67 millones de libras esterlinas. Teniendo en cuenta que el PIB de EE UU era de 4.000 millones de dólares en 1900, suponía una cantidad tremenda, y más para un imperio tan arruinado y agotado como el manchú, convaleciente además de tan terrible derrota miltar y los estragos causados por el conflicto...

Su valor a precios de hoy sería equivalente a más de 23.000 millones de dólares...

El Protocolo, suscrito por las ocho potencias (como se decía entonces) que habían intervenido militarmente en China para suprimir la patriótica 'rebelión' (Imperio Japonés, Imperio Ruso, Imperio Alemán, Estados Unidos, Reino Unido, Reino de Italia, Austria-Hungría y III República Francesa), más el Reino de España, el Reino de Bélgica, los Países Bajos y la propia China, se firmó en la Embajada Española en Pekín, ya que nuestro embajador, el canario Bernardo de Cologán (quinto por la izquierda en la foto 2), no sólo era el decano del cuerpo diplomático residente en China, sino también el verdadero líder de la heroica resistencia de las legaciones sitiadas por los Boxers durante los 55 días inmortalizados en el peliculón rodado en Las Rozas por el productor de origen ucraniano Samuel Bronston...

Tenían derecho a cobrar las indemnizaciones, además de los firmantes, Portugal, y el Reino de Suecia y Noruega, entonces todavía unidas bajo una misma corona; una situación que perduraría hasta la independencia de los noruegos en 1905.

El porcentaje de tal fortuna, de mayor a menor, era el siguiente: Imperio Ruso 28.97%, Imperio Alemán 20.02%, III República Francesa 15.75%, Reino Unido 11.25%, Imperio Japonés 7.73%, Estados Unidos 7.32%, Reino de Italia 7.32%, Reino de Bélgica 1.89%, Austria-Hungría 0.89%, Países Bajos 0.17%, Reino de España 0.03%, Portugal 0.021%, y el reino de Suecia y Noruega 0.014%. Eso suponía una jugosa suma para España de 135.000 taels o 98.550 dólares del año 1900.

Dado el inmenso volumen de reparaciones a cobrar, se estableció un plazo de 39 años para satisfacer el pago, que se realizaba en lingotes de oro, estando previsto el último de ellos para el 31 de diciembre de 1940... La 'trampa' era que, al extender el plazo de pago, también se añadía un interés del 4% anual, lo que implicaba que, de cumplirse los plazos previstos, la cantidad inicial se duplicara, rozando los mil millones de taels (en concreto, 982.238.150) o lo que es o mismo, unas 37.000 toneladas de plata de la mejor calidad.

Sin embargo, las turbulencias de la Historia habrían de venir beneficiar en parte a China a la hora de satisfacer el pago de tan onerosa carga.

Estados Unidos, que tenía derecho a cerca de 30 millones de dólares de indemnización, decidió, como gesto de amistad hacia China, reducir su cantidad a cobrar a sólo 11 millones, que, además habrían de servir para becar a estudiantes chinos para estudiar en universidades estadounidenses. Para ello, era necesario crear en Pekín un segundo centro universitario tras la ya existente Universidad Imperial puesta en marcha en 1898, centrada en el estudio de las ciencias, cuyos alumnos serían enviados a terminar su formación a Estados Unidos. Se creó así la Universidad Tsinghua, que aún hoy atesora un gran prestigio...

El estallido de la Primera Guerra Mundial supuso otro gran alivio para las arcas chinas, tras la caída del imperio manchú y la proclamación de la república en 1912 (lo que tan bien se nos relata en 'El último emperador'). En 1917, una vez que parecía claro que las potencias centrales no ganarían la guerra, la República de China declaró la guerra a Alemania y Austria-Hungría, y de paso dejó de pagarles las indemnizaciones debidas (casi un 21% del total).

Con la Rusia Bolchevique emanada de la Revolución pasó de todo: tras renunciar en 1918 a continuar recibiendo los pagos, en 1924 las autoridades soviéticas llegaron a un acuerdo similar al estadounidense, para que el dinero que les correspondía fuera empleado por China en políticas de educación, aunque bajo supervisión de las autoridades soviéticas.

En 1925, Reino Unido acordó con las autoridades del país asiático que su parte de la indemnización se dedicase a ampliar la red ferroviaria china. Ese mismo año, Francia llegó al acuerdo de que sus compesaciones económicas se emplearan como capital para reactivar el Banco Franco-Chino para el Comercio y la Industria fundado en 1922.

Italia firmó un pacto similar para que China invirtiera su parte en construir puentes de acero, mientras que Bélgica firmó con los chinos un acuerdo para la compra de material ferroviario belga y locomotoras con el dinero de la indemnización de guerra. Por su parte, Japón cedió su parte para el desarrollo de la industria aeronáutica china, aunque bajo supervisión nipona.

En definitiva, China consiguió de las potencias firmantes del llamado 'Protocolo Bóxer' evitar la salida del país de casi un 40% de los capitales que debía satisfacer a sus acreedores, a lo que sumó el 21% que dejó de pagar a Alemania y Austria-Hungría, así que para 1927 dejó definitivamente de enviar divisas al extranjero por este concepto, 13 años antes de lo previsto... Con lo firmado en Versalles no se repetirían tan buenas intenciones ni ese espíritu constructivo y de colaboración entre antiguos enemigos... Bien caro que lo pagaríamos todos...

1 comentario:

Conde de Salisbury dijo...

Supongo que al estar todas las potencias con influencia en la zona coaligadas contra China, ésta no pudo jugar ninguna baza de las de X no quiere que Y se haga demasiado fuerte en Z así que presionamos o mediamos. En esos momentos los chinos no podían tener ni un aliado circunstancial, amén de su descalabro militar. Supongo que tan onerosas condiciones contribuyeron mucho al descrédito de la dinastía manchú y al fin del imperio en pocos años.