El príncipe Harry de Inglaterra, que tuvo el honor de servir junto a ellos recientemente en Afganistán (foto 1), pudo decirlo más alto, pero no más claro: "Cuando te enteras de que estás con los gurjas, creo realmente que no existe lugar más seguro en el que encontrarse. Están armados con sus kukris, así que, si agotasen su munición, cargarían enarbolando sus 'enormes espadas', que así es como los llama el enemigo". El díscolo pero bravo Enrique sabía muy bien de que hablaba. No en vano se había entrenado el pasado verano junto a los fieros guerreros nepalíes por los embarrados páramos, turberas y esas características ciénagas llamadas fens del parque nacional de Brecon Beacons http://www.breconbeacons.org/, uno de los tres que tiene Gales y donde es habitual que se ejerciten anualmente todos los regimientos del Ejército Británico, con especial énfasis para los miembros del exigente y selecto SAS. Tras darles caña a los talibán que les lanzaban de todo a apenas 500 metros de distancia (el príncipe británico ejercía de controlador aéreo avanzado, es decir, de observador en vanguardia que indica y designa con su láser a los pilotos de la OTAN el lugar exacto donde lanzar sus bombas guiadas sobre el enemigo), los soldados asiáticos entregaron al tercero en la línea de sucesión al trono británico un kukri, como prueba de que lo consideraban uno de los suyos. Buen colofón para los 77 días que pasó Su joven Alteza Real en zona de combates, rememorando aquellas intensas jornadas vividas en 1982 por su tío Andrés, duque de York, como condecorado piloto de helicópteros de la Royal Navy durante la Guerra de las Malvinas.
Y es que el kukri, y más si te ha sido regalado por los mismísimos gurjas, no es cualquier cosa. Se trata de una de las armas blancas más legendarias de la Historia, cuyos orígenes enlazan con la Antigüedad Clásica y que aún sigue muy vigente en pleno siglo XXI dominado por las supertecnologías en materia de Defensa, aunque ahorea desempeñe una función más psicológica que práctica en los campos de batalla de medio mundo por los que resplandece su inmensa y afilada hoja. Hay quienes sostienen incluso que su mayor utilidad está relacionada con sus usos culinarios, más que de combate. Se trata, sin duda, del descendiente directo de las espadas con las que se armaban los macedonios y griegos que acompañaron a Alejandro Magno (ésa es el arma portada por sus sosias fílmico, Collin Farrell, en la foto 10) en su conquista de Asia y que llegaron hasta el Hindu-Kush, tras lograr la proeza de ser los únicos que se recuerde capaces de conquistar Afganistán, entonces Ariana y posteriormente Bactriana (y de manera muy efímera) ....
El kopis griego http://es.wikipedia.org/wiki/Kopis , la espada de tajo que tradicionalmente equipaba a la caballería y macedonia en detrimento del xifos http://armillum.com/tienda/images/DEEPEEKA/hopli.jpg (espada de hoja recta) de los hoplitas e infantes, era un arma de combate cercano, pensada para infligir devastadores golpes de abajo a arriba debido al mayor peso que otorga a su hoja el grueso refuerzo del lomo, y del que seguramente deriva nuestra falcata ibérica (fotos 8,9, 11 y 12) , con la que el kukri comparte antepasados y un buen pedigrí, que le hacían terriblemente peligroso en el combate cuerpo a cuerpo, cualidades que aún hoy conserva el gigantesco cuchillo nepalí. Al igual que su predecesores solían acompañarse de un cuchillo más pequeño de similar forma, alojado en la funda de la falcata, también el kukri en su versión más lujosa lleva aparejados en su funda otros dos cuchillitos de diferente función: el karda, una pequeña y afilada hoja lista para cortar como auxiliar, en caso en que no sea necesario sacar el filo principal, y el chakmak, de hoja roma, en cuyas dos caras se afilaría el kukri en caso de necsidad si no fuera posible hacerlo en una buena piedra de amolar.
Todos los kukris tiene un rasgo distintivo en sus pesadas hojas de cerca de 18 pulgadas, además de ese lomo tan grueso que les sirve como peso para adquirir una gran fuerza haca abajo, y el el curioso dentado inferior junto al mango, cuya supuesta uitilidad es facilitar que se escurra la sangre que pringue la hoja antes de que alcance la empuñadura y la haga resbalosa a quien maneja el arma. Según la tradición, representa una pezuña de vaca, animal tan sagrado para los nepalíes como para los hindñues, mientras que hay otras que la consideran un compromiso simbólico de no emplear nunca los kukris ni contra mujeres ni contra niños. Lo cierto es que la leyenda en torno a un arma tan especial establece que un kukri nunca puede desenfundarse en combate y volver a su vaina sin haber probado con su hoja el sabor de la sangre, y que los gurjas que lo empuñaran sin llegar a usarlo, antes de enfundarlo de nuevo se harían ellos mismos un pequeño corte en la mano para satisfacer así la 'exigencia ritual' de sangre de su arma predilecta. Una historia que tiene todos los visos de ser tan falsa como bonita, para quienes gozamos con este tipo de tradiciones militares.
Al parecer, ese anglicismo que es la palabra kukri, y que los nepalíes escriben como Khukuri ("kúkeri" fonéticamente) deriva del sánscrito khasura, muy similar al término griego ksuron, significando en ambos caso lo mismo: 'filo, hoja cortante'... Todavía recuerdo con qué emoción abrí hacer ahora veinte años la caja en que iba resguardado mi kukri recién adquirido por un buen pico de mis ahorros de entonces (no es que fuera caro ni mucho menos, es que yo era un pobre estudiante que todavía dependía de las pagas que me daban mis padres semanalmente)... protagonista de las fotos 5,6,7 y 8, en su versión más simple y austera, de exhibición, junto con el exótico y afilado puñalete magrebí que heredé de mi abuelo... sin duda alguna, la auténtica joya de mi escueta colección de armas blancas es ese monumental cuchillo nepalí cuya sola visión fuera de la funda encandila y seduce al afortunado que, además, puede sopesarlo en su manos... toda una experiencia, que te traslada a esos campos de batalla en que los gurjas dejaron bien a las claras por qué están considirados entre los mejores combatientes del mundo.
Y es que el idilio entre las tropas de Su Majestad Británica y estos recios y pequeños aunque inagotables guerreros nepalíes se remonta ya a hace dos siglos. Los gurjas (en inglés gurkhas -la kh equivale a nuestra j- aunque la RAE acepta también gurkas, que es como más se los conoce a nivel popular en España), provienen en realidad de la India, de un grupo emigrado al Nepal desde el Rajastán hindú, y cuyo nombre rinde homenaje al santo guerrero hindú del siglo XVIII Gurú Gorakhnath. Allí impusieron su dominio y su lengua, el gurkhali o nepalés. Entre 1814 y 1816, en plena 'resaca' de las Guerras Napoleónicas, se vivió en la zona un gran choque de intereses debido a la simultánea expansión territorial de británicos y nepalíes, lo que provocó un inmediato conflicto anglo-gurkha que habría de durar por espacio de dos años hasta sellarse la paz. Fue entonces cuando, impresionados con las increíbles cualidades militares de sus menudos enemigos, los británicos decicidieron incorprorar en su orden de batalla unidades integradas por gurjas, que, en no pocos escenarios, habrán de demostrar desde entonces hasta hoy que vencerles supinñia toda una proeza.
Siempre que han entrado en combate, lo han hecho profierendo su temido grito de guerra: "Jai Mahakali, Ayo Gorkhali", o sea, "Victoria para la diosa Mahakali, han llegado los gurkhas...". Aparte de las guerras coloniales victorianas, los gurjas han luchado en las dos Guerras Mundiales, con unos 80.000 efectivos en la Primera y unos 120.000 en la Segunda (con 43.000 muertos entre ambas). Además, en los últimos 50 años han estado envueltos en las principales operaciones de combate del Ejército británico, como en Borneo, Malasia, las Malvinas, Iraq y Afganistán. Tras la independencia de la India en 1947, el Reino Unido se aseguró, mediante un acuerdo a tres partes en el que también participó Nepal, que cuatro regimientos gurjas servirían en el Ejército Británico, integrando una brigada de cerca de 3.640 hombres, que es la actual.
A pesar de las leyendas y bulos más o menos intencionados (debidos a la propaganda militar británica, por supuesto!!!) que aseguran que los gurjas cortaban las orejas y gaznates de sus enemigos, empleando el kukri en tan aviesa labor, su ejecutoria es la de una unidad de élite de gran capacitación. En las Malvinas se corrió el falso rumor de que llegaban a decapitar a quienes no se rendían y oponían resistencia a la petición de arrojar las armas, provocando con ello rendiciones en masa de los desorientados y mal armados y equipados conscriptos argentinos obligados a hacerles frente en unas condiciones climáticas y materiales lamentables. Ni el Gobierno británico de la inflexible 'Dama de Hierro' Thatcher hubiera sido capaz de desafiar tan abiertamente la Convención de Ginebra, tratado en virtud del cual también se establece que los gurjas no son mercenarios extranjeros, sino soldados de pleno derecho; algo fundamental a la hora de exigir o no responsabilidades por crímenes de guerra.
Pese a lo que pueda parecer a primera vista, ser un gurja no es nada fácil. Cada año se convocan unas 230 plazas, a las que se presentan unos 28.000 jóvenes (de entre 17 y 22 años) de todo el Nepal. Los aspirantes, que se reparan desde niños para afrontar las duras pruebas de reclutamiento, tienen que superar una 'carrera doko' (toma nota, Rentero), o sea, correr montaña arriba durante 40 minutos con una cesta de mimbre en la espalda cargada con unos 33 kilos de piedras hasta recorrer una distancia ligeramente superior a 4 km. Los elegidos iniciarán su período de servicio, por un máximo de 30 años y un mínimo de 15 si es que quieren cobrar su pensión al retirarse. A pesar de servir a Su Graciosa Majestad arriesgando al máximo su pellejo, no reciben la nacionalidad británica por ello.
Desde 2007, mediante una histórica decisión, se ha abierto a las mujeres nepalíes la posibilidad de ser gurjas, reto para el que se están preparando unas 1.500, aunque no se conozca el número exacto que será reclutado, pues sus plazas saldrían de la cifra total anual. Con más de 1.500 euros de sueldo frente a los 300 anuales de media que se pueden conseguir en el mejor de los casos en su montañosa patria ejerciendo como un trabajador experto en puestos de confianza, no es de extrañar que los jóvenes nepalíes quieran seguir los pasos de sus ancestros. Como es lógico, los salariuos y pensiones que reciben los gurjas constituyen parte importante del PIB de su país de origen.
Sin embargo, no sería nada aventurado afirmar que el futuro de los gurjas siempre ha estado en el alero desde 1997, en que la colonia británica de Hong Kong, donde había sido ubicada la brigada nepalí al servicio de los británicos tras la independencia de la India, volvió a estar bajo soberanía de la China Comunista.
A partir de esa fecha, la brigada gurja fue trasladada la Reino Unido, concretamente a Folkestone, en Kent, aunque haya unidades en otras localidades como Aldershot, Catterick o York. Además de en el Ejército Británico, los gurjas prestan servicio en el de la India (unos 100.000 efectivos) , la Policía de Singapur (2.000) y el Sultanato de Brunei, donde unos 2.000 veteranos, procedentes siempre de los regimientos británicos, ejercen de guardia personal del sultán y protegen los ricos campos petrolíferos de cualquier ataque.
La instalación en suelo británico generó un grave problema, y es que a los gurjas tradicionalmente no les estaba permitido instalarse a vivir en el Reino Unido con sus familias una vez que abandonaban su servicio de armas, al menos con los mismos derechos y deberes que los británicos, salvo que quisieran hacerlo como extranjeros procedentes de un país asiático a los que se les puede aplicar la misma ley de extranjería o expulsión del país que a un chino. Hasta 1997 eso no suponía ningún problema, porque la inmensa mayoría vivían en la colonia china y retornaban a Nepal. Además, sus pensiones de retiro eran tan sólo una sexta parte de las que cobraban el resto de militares británicos en idéntica situación que ellos, pero se consideraba adecuado dado el menor nivel de vida del que se disfruta en Nepal y países aledaños. Pero desde que la brigada gurja trasladó su base y comenzó a prestar su servicio en Inglaterra, resultaba de lógica que estos soldados se quedasen a vivir allí con sus familias una vez retirados del Ejército. La opción contraria implicaría un gran desarraigo para las familias de estos bravos soldados, que tendrían que abandonar su nuevo hogar.
Comenzaron así una serie de batallas legales en las que los soldados nepalíes, muy queridos por el pueblo británico en general, contaron con destacados apoyos. Sólo así se logró que las autoridades dieran sus brazo a torcer y reconocieran... ¡en 2004! el derecho a permanecer en Gran Bretaña a los gurjjas y sus familias que llevaban instalados allí desde que llegaron de Hong Kong en julio de 1997, pero no a aquellos que hubieran comenzado a servir en la brigada con anterioridad a esa fecha.
Pero el combate más encarnizado estaba por llegar, y en este caso, los guerreros asiáticos contaron con verdderos refuerzos de lujo, entre ellos los dos líderes de la oposición, David Cameron (del Partido Conservador) y Nick Clegg (del Partido Démocrata Liberal) [foto 2] que han plantado cara al soberbio premier británico, el tozudo escocés Gordon Brown, aunque han contado con una heroína volcada con la causa, famosa y popular en su país, que con su apasionada campaña en favor de los gurjas ha conseguido que el adusto primer ministro se tuviera que tragar el sapo de ver cómo el Tribunal Supremo le obligaba hace apenas un par de semanas no sólo a igualar las pensiones de los gurjas con sus homónimos británicos (medida cuyo coste se estima en unos 1.000 millones de libras para el erario público), sino también a conceder, y con efecto retroactivo, el derecho a que cualquier gurja pueda instalarse a vivir en el Reino Unido con su familia, sin tener en cuenta en qué años prestaron servicio. En 2007, numerosos veteranos gurjas entre los más condecorados de las últimas décadas por méritos de guerra habían devuelto sus medallas como medida de protesta por la no equiparación de las pensiones y la imposibilidad de instalarse a vivir con sus familias en el Reino Unido, medida que sólo desde 1997 afectaba a 2.000 familias, y a cerca de 40.000 más anteriores al infausto 1997.
La brava defensora de los soldados nepalíes ha sido una de las actrices británicas más populares y conocidas, la bella Joanna Lumley (uno de sus últimos papeles geniales fue hacer de 'voz' de la estirada Maudeline Everglot de 'La novia cadáver' http://images.google.es/imgres?imgurl=http://p6.p.pixnet.net/albums/userpics/6/8/663568/1201471950.jpg&imgrefurl=http://cosette119.pixnet.net/blog/post/13569035&usg=__iYghbzTuz2bJgHa5w5u27o8kH1A=&h=640&w=427&sz=31&hl=es&start=8&tbnid=oj0w5hsvuioy3M:&tbnh=137&tbnw=91&prev=/images%3Fq%3Dmaudeline%2Beverglot%26gbv%3D2%26ndsp%3D20%26hl%3Des%26sa%3DN), la inolvidable Purdey de la serie 'Los Nuevos Vengadores', en la que compartía estrellato con el siempre genial Patrick McNee (qué manera de lucir bombín y paraguas!!!) y el recordado Gareth Hunt, tan guaperas y cachitas siempre él. Serie que me rechiflaba en aquellos fines de semana de 1977 en que era emitida por TVE.... Tanta repercusión tuvo su personaje a nivel mediático, que hasta vendieron con mucho éxito una muñeca (foto 34) que bien podía rivalizar con la Barbie en aquellos tiempos... La guapa Juanita había saltado a la fama como chica Bond (foto 32) en la injustamente despreciada por la crítica '007 al servicio secreto de Su Majestad Británica', protagonizada por el australiano George Lazenby y una Diana Rigg que, curiosamente, había saltado a la fama megaestelarmente interpretando a la intrépida y seductora Emma Peel en... ¡'Los Vengadores'!, junto al inclasificable McNee...
Algo insólito y emocionante, y más si lo comparamos con nuestro país de pancarteros y progres de salón de estómagos agradecidos, el contemplar cómo una de las actrices más conocidas y respetadas de su país no sólo se sumaba a la campaña en defensa de los derechos económicos, sociales y familiares de unos profesionales a los que muchos supuestos y autocalificados 'intelectuales' españoles tildarían sin pensárselo de esbirros asesinos al servicio del imperialismo. No sólo eso, sino que la Lumley acudió en persona a Folkestone, junto con otros 10.000 orgullosos compatriotas, a recibir en su retorno de tierras afganas al Segundo Batallón de los Royal Gurkha Rifles, que se dejó para siempre en el montañoso país asiático a dos bravos fusileros, y a cuyos 630 miembros (de los 800 que lo integran), la municipalidad les concedió uno de los mayores honores de los países anglosajones y de la Commonwealth: esa maravillosa costumbre heredada de la Roma republicana de Julio César, y popularizada en épocas medievales, que es el Freedom of the town, por el que se permite desfilar a una fuerza armada por las calles más céntricas de la localidad con sus enseñas al aire, sus tambores sonando y las bayonetas caladas, tal como se hacía con las legiones que volvían bañadas en triunfo y que sólo en esa exclusiva ocasión podían sus soldados recorrer armados la ciudad de las siete colinas.
Pero... ¿qué fue lo que llevó a la Lumley a erigirse en paladín de los gurjas y encabezar las numerosas protestas contra el gobierno de Gordon Brown, con quien incluso llegó a reunirse (y al o que se ve en la imagen, compartir unos buenos vasos de escocés) en el 10 de Downing Street (foto 3)? Pues simplemente hacer bueno ese refrán tan nuestro que establece que 'De bien nacidos es ser agradecidos', pues, no en vano, el padre de la intérprete, el difunto Comandante James Rutherford Lumley, combatió a los japoneses en Birmania al frente de una unidad de gurjas, a los que adoraba por su prestancia y eficacia como soldados. "Este día concede a nuestro país la oportunidad de enmedar un grave error y poner punto y final a una vergüenza nacional que nos ha manchado a todos", declaró la actriz al conocer el fallo judicial que daba la razón a los gurjas y quienes los apoyaban, entre ellos, cómo no, la popular rubia que no dudó en enarbolar un kukri y gritar eufórica 'Ayo Gorkhali' junto al resto de congregados.
Entre quienes habían demandado al Reino Unido en reconocimiento de sus derechos, estaban uno de los héroes de las Malvinas, el cabo primera Gyanendra Rai, de 52 años, herido en la espalda y el hombro por metralla de artilería durante la toma de Puerto Argentino y que necesitó de casi tres litros de sangre donada por soldados ingleses; el veterano de la Guerra del Golfo Birendra Man Shrestha, de 46, y la viuda de un gurja, a quienes se sumaron dos maryocísimos pero bravos militares nepalíes galardonados con dos Cruces Victoria, la máxima condecoración del Imperio Británico, y de la que los gurjas acumulan nada menos que trece, el teniente honorario Tul Bahadur Pun, de 87 años, y el sargento honorario Lachhiman Gurung, de 91.
Sin embargo, la resonante victoria legal, puede tener gravísimas consecuencias para los gurjas de una manera que suena a vendetta encubierta, pues el cuasi arruinado British Army planea recortes en torno a los 34.000 millones de libras, para afrontar los inmensos gastos de las misiones en el exterior en las que se ve y verá inmerso por muchos años.... y los altos mandos castrenses insinúan cada vez más descaradamente que los gurjas podrían perder uno de sus cuatro batallones, unos 800 hombres, de llevarse a cabo los recortes, ya que, tras el fallo del Alto Tribunal, "han dejado de ser rentables" al tener que pagarles lo mismo a los nepalíes que al resto de soldados. Cosas del ser humano, puñetero hasta el final.
'Mejor morir que ser un cobarde' reza el lema de los gurjas, que con todo orgullo y merecimientos podría también lucir esa victoriosa Joanna de Arco que, por méritos propios, ya es la Lumley para los agradecidos miembros del glorioso regimiento nepalí, sus familiares y los millones de simpatizantes y admiradores que tienen por medio mundo entre los que presumo de formar parte. AYO GORKHALI!
'Mejor morir que ser un cobarde' reza el lema de los gurjas, que con todo orgullo y merecimientos podría también lucir esa victoriosa Joanna de Arco que, por méritos propios, ya es la Lumley para los agradecidos miembros del glorioso regimiento nepalí, sus familiares y los millones de simpatizantes y admiradores que tienen por medio mundo entre los que presumo de formar parte. AYO GORKHALI!
6 comentarios:
Unas notas lingüísticas, como no podía ser menos. ;o) He visto que utilizas talibán como plural. En el dialecto del persa del que viene sí es plural de tálib 'estudiante', pero ahí estoy con la RAE: el español no hace como el inglés, que absorbe cualquier palabra con la ortografía original, y me parece bien que se adapte para que el plural natural en español sea talibanes.
Al respecto de la guerra estadounidense contra los talibanes, en su momento aparecieron muchos chistes en árabe. En esta lengua, como sabes, hay singular, plural y dual. Pues bien, talibán (طالبان), en árabe, es el dual de tálib (طالب 'estudiante', cuyo plural es طلاب, tullab). Todos los chistes venían a decir que a qué tanto jaleo con los talibán: si total sólo eran dos estudiantes…
¡Saludos!
Efectivamente,
En este país tenemos una progresía que únicamente mira en una dirección.
No es lo mismo chapapote con un gobierno que con otro.
No es lo mismo misiones militares con un gobierno que con otro.
Un veraniego abrazo.
Paul, ni te imagino cómo agradezco tus lecciones filológicas, tan interesantes como reveladoras. El chiste tiene esa retranca propia de la manera árabe de expresar las cosas con ironía.
Por una vez, discrepo levemente contigo, porque creo que la política de la RAE es de lo más contraproducente en muchos casos, porque desvirtúa enormemente un elemento para mí clave en la formación de las palabras, como es su etimología... odio el exterminio cateto y ramplón que los 'académicos' hacen con una lengua como el japonés, entre otras... ¿qué es eso de 'catana'?... por no hablar de aberraciones supremas como 'camicace'(no incluido en el diccionario, pero habitual en la prensa 'políticamente correcta', o eso creen ellos...), güisqui, quiosco...
¿Por qué equiparan directamente 'KAMIKAZE' con "terrorista suicida", si no tiene nada que ver?
Curiosamente si se incluye en el diccionario el término 'yihad', pero nada se dice de los yihadistas, muyahidines, etc...
Monsieur Prefasi... qué le voy a decir que no haya mencionado usted ya... aquí hay más varas de medir que en la Inglaterra victoriana multiplicado por tres millones... y todavía más hipocresía, jeta y descaro por parte de no pocos...que ya es decir...
Abrazos a los dos....
Admiradísimo Unagi-san, me has llegado una vez más al corazón.
Primero por ese emocionante relato de unos guerreros que en nada tienen que envidiar a los 300 de Leónidas, pero sobre todo por traerme a la memoria que se guarda en el pecho, que ya sabes que es la que nunca olvida nada delo importante, a Joanna Lumley, la Purdey con la que tuve mis primeros sueños eróticos... bueno, románticos más bien, pq a esa corta edad en la que la descubrí en la tele me parece que lo máximo que yo anhelaba de una mujer era abrazarla y besarla y poco más.
Cuando además descubro que es una persona agradecida, coherente y que por una vez aprovecha su proyección pública por una causa que no sigue la corriente mayoritaria del pijo-progresismo, consistente en denigrar a quienes se juegan la vida por nuestra paz y nuestra seguridad... pues me da una alegría tremenda.
Bien lo dices, no hay en España titiritero que se atreva a hacerse la foto no ya con un cuchillo en alto, que tampoco tendría sentido, sino simplemente enarbolando la bandera española (que es DE TODOS), por no hablar de apoyar las reivindicaciones de la Guardia Civil, por ejemplo, no vaya a ser que lo tilden de facha y no trabaje en la próxima de Almodóvar o no lo lo llamen los de La Sexta.
Una vez más gracias infinitas por difundir tanta sabiduría haciéndonos además vibrar y emocionarnos.
Gracias a ti, hermano Rentero... estos post no serían nada sin la gente estupenda que los enriquece con sus comentarios...
Bellísima Lumley, no solo en su etapa de "Los Nuevos Vengadores", también estaba estupenda en la hilarante sitcom "Absolutely Fabulous".
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