miércoles, 11 de febrero de 2009

Yoko Tsuno: Aviones, naves extraterrestres, cochazos y máquinas del tiempo al servicio de la más fascinante heroína del cómic europeo





















































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































Para alguien tan enamorado como yo por el mundo de la aeronáutica, la exploración espacial, la cultura japonesa, las buenas historias de aventuras, las chicas que aúnan belleza con inteligencia y el mejor cómic francobelga, el gran Roger Leloup (Verviers, Bélgica, 1933) es, para mí, lo más parecido a un ser divino entre todos los mortales. A este fantástico ilustrador, aficionado al aeromodelismo, las maquetas y los vehículos de radiocontrol, le corresponde la gloriosa genialidad de haber creado a Yoko Tsuno, la gran heroína del cómic europeo (si no mundial) de todos los tiempos. Una joven que, pese a los cuarenta años trancurridos desde su nacimiento a finales de 1969 en la por siempre inmortal revista 'Spirou', no ha perdido ni un ápice de la agilidad, rapidez, astucia, habilidad y belleza que la caracterizan. Y que, paradójicamente, ¡o no!, ni siquiera responde la estereotipo de la esforzada y atractiva chica occidental, sino al de una preciosa japonesita de armas tomar experta en ingeniería electrónica y en pilotar todo tipo de vehículos, desde una astronave interestelar hasta una máquina del tiempo (como si fuera tan fácil...), pasando por un Ferrari o un moderno avión de caza.
La increíble Yoko Tsuno, de cuyas aventuras pronto se publicará tras cuatro años sin novedades -desde 'El séptimo código'- el vigésimo quinto álbum ('La sirvienta de Lucifer', cuyos bocetos a lápiz preceden estas palabrejas) nació, como casi todos los grandes personajes de la narrativa universal, un poco por casualidad, y fue desarrollándose y creciendo poco a poco hasta alcanzar su importante status actual, la de una inmortal figura de la historieta. Incialmente, era la parte menos prometedora de un trío que también integraban el apuesto realizador televisivo Vic Video (con el que Yoko compartirá siempre una contenida atracción amorosa que no cuajará en nada definitivo "para no desencantar a los muchos lectores prendados de la guapa protagonista" según confesó hace tiempo el autor), y ese impulsivo y cómico cameraman de pelirroja melena que es Pol Pitron, avezado motero y gran amigo de los niños que, según el propio Leloup, es un poco su alter-ego.
Sin embargo, Yoko se hace en seguida con todo el protagonismo desde la primera historieta corta de los personajes, dibujada en 1969, de la que os pongo las dos primeras planchas, 'Atraco en Hi-Fi' (recopiladas en el tomo 'Aventuras electrónicas' junto a las primeras historias cortas del trío), y que muestra el aire naif y más infantil de los personajes en las primeras aventuras (como las dos siguientes planchas pertenecientes a dos álbumes tan fabulosos como 'El trío de lo extraño' y El órgano del Diablo', mucho más al estilo de Walthery, Tillieux, Roba o Devos, que a mí me gusta mucho más, la verdad), y que progresivamente se irá tornando en una estética más realista y seria según las aventuras gráficas del trío ganen en complejidad artística y argumental.
En ese crecimiento de la serie cumple un papel decisivo la irrupción de los habitantes del extinto planeta Vinéa, una avanzadísima civilización extraterrestre que, tras la desaparición de su lugar de origen debido a un sol de lo más voraz, vive oculta en el subsuelo de la Tierra desde hace 400.000 años. Dos de sus representantes femeninos, las gemelas Khâny y Poky, se convierten en grandes amigas de Yoko, y le ayudan en su lucha contra malvados de la talla del vineano Karpan, entre otros.
Es a la hora de reflejar los avances tecnológicos, arquitectónicos y aeronáuticos de los vineanos que Leloup demuestra su irrebatible condición de grandiosa figura de los dibujantes e ilustradores europeos, especialmente en todo lo competente a las representaciones de vehículos (en su gran mayoría inventados por él mismo, como el avión ruso de alas plegables conocido como Tzar, o el grácil Colibrí, ese pequeño y agil jet en el que siempre suele volar Yoko, muy inspirado en los cazas F-16 y Lavi), paisajes, entornos urbanos y arquitectónicos y, cómo no, en las muchas escenas en las que tienen un acentuado protagonismo los aviones y helicópteros.
No tiene nada de extraño, al contrario, pues de casta le viene al galgo, ya que el genio de Verviers ya desempeñaba esa misma labor para Georges Remi, el padre de 'Tintín', en los míticos Estudios Hergé, donde en los años sesenta era responsable de dibujar los diferentes vehículos, tanto aéreos como terrestres, y las casas e inmuebles presentes en todas las aventuras del joven periodista del tupé.
Como ejemplo, os incluyo dos de los trabajos más famosos de Leloup para Hergé, que se corresponden con las dos últimas imágenes del post. En la superior, se establece la comparación entre los aviones de la primera versión de 'La Isla Negra', que data de 1943, y la de 1965, y en la que Leloup demuestra un magnífico gusto y talento para recrear el mundo de la aviación civil y los vehículos terrestres británicos de los años sesenta.
Su momento cumbre como colaborador de Hergé tuvo lugar en 1968 con el diseño del Carreidas 160, el espectacular jet privado de alas en flecha de geometría variable propiedad del rácano y zarrapastroso multimillonario Laszlo Carreidas, y cuyos avanzados conceptos sirvieron posteriormente de inspiración a proyectos reales de algunas grandes compañías aeronáuticas.
Si grande es su recreación de todo tipo de aviones históricos o inventados y de astronaves varias, no lo es menos el talento con el que reproduce coches de marcas muy conocidas, tras haber conducido muchos de ellos para 'inspirarse' con veracidad a la hora de plasmarlos en papel, como es el caso de los Fiat X1/9, Fiat 850 Sport Spider, Honda Dax, Nissan 100 NX o distintos tipos de Ferrari, entre otros.
La nómina de personajes asociados a Yoko se completa con esas grandes amigas que son la bellísima organista alemana Ingrid Hallberg (natural de Rothenburg ob der Tauber, localidad cuyo reconocido encanto el autor revive con maestría en sus ilustraciones, como se aprecia en las imágenes 6, 17 y 18) y Moyna, una terrestre venida del futuro en su máquina del tiempo, a las que hay que sumar a la hija adoptiva de Yoko, Rosa de la Mañana, una pequeña chinita de Hong Kong de lo más inteligente.
Del gran éxito de Yoko Tsuno dan buena muestra no sólo el alto volumen de venta de sus álbumes, incluso en un mercado tan exigente como el anglosajón, o el proyecto de adaptar sus aventuras a una serie de dibujos animados, sino también la habitual (en Bélgica y Francia, aquí, a joeeeerse) venta de merchandising del personaje, entre el que no faltan figuritas como las ubicadas al final del post, especialmente esa tan graciosa en la que monta su ciclomotor Honda, extraida de la viñeta de 'La fragua de Vulcano' que también os incluyo. Si queréis disfrutad a tope del arte de Leloup, pinchad a saco sobre las imágenes.
Este post está dedicado a mi primo Chema Casanova, grandioso músico y pianista, y aún mejor persona, por disfrutar desde su más tierna juventud de las aventuras de esta superheroína belganipona que tanto nos gusta a ambos

6 comentarios:

Goliadkin dijo...

Vaya vaya, sí que eres "tintín macute"... seguro que Renter-man sabrá a lo que me refiero.

Ah!, Qué recuerdos me ha traído de mi viaje a Bruselas, el museo del cómic y mi descubrimiento de Michel Vaillant.

Gracias sushi!

Martha Cold dijo...

Pues mira, no he leído nada, pero tiene una pinta estupendísima... ahora que no tengo tiempo para leer una novela en condiciones y necesito algo más ligero, me lo apunto para mi próxima visita a la fnac, usease, para mañana!!

sushi de anguila dijo...

Suerte, Martha, porque cada vez es más difícil conseguir las aventuras de Miss Tsuno en esta vieja piel de toro... espero que no te defrauden...

Goliadkin-san...muy bueno lo de los Tintin-macute...Papá Doc estaría muy orgulloso de nosotros... sabía que esta aniponada heroína haría tus delicias de kendo-man diplomado...

Agustín Alcaraz Peragón dijo...

Pues no sé. Si te soy sincero, a mi los comics japoneses que me gustan son los subiditos (o muy subidos) de tono, y la chica no da la imagen, jejejeje.

Eso sí, se admiten recomendaciones. Saludos varios, pensador.

Antonio Rentero dijo...

Recuerdo de pequeñico haber leído algo de Yoko y precisamente fue ese detalle preciso y minucioso con el dibujo de artefactos lo que me cautivó, cosa que posteriormente y como bien señalas vimos en Hergè (esa viñeta del jet de Carreidas siempre me encantó), quien además plasmó esos avances de las alas de geometría variable o la red de frenado.

Me ha resultado muy simpático ver en las páginas qúe has incluido el famoso Fiat X1/9 by Bertone, uno de mis coches favoritos. Siempre me gustaron los pequeños deportivos de los 60/70 como ese, el Triumph TR7 o el Mini Cooper. Puede resultar contradictorio de alguien que tb conduce un Pontiac Bonneville descapotable del 62 que es casi tan largo como esos tres puestos en fila ;-) pero hay algo que me enamora en esos pequeños diablos.

En cualquier caso, el comic no ocupa demasiadas lejas de mi Cuarto de los Comics pero siempre me deleité con su elegancia.

Goiadkin, veo que tu tb eres de narizones ;-) MOLA!!!

Ventimiglia, veo que tú eres más de hentai... en esa gama tampoco e que tenga demasiado, pero mis favoritos son U-Jin, Vanity Angel, Miss 130, Super Taboo o especialmente Ogenki Cinic, que es muy divertido y "open minded".

Anónimo dijo...

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