Paseábamos por la bella isla parisina de la Cité, el mismo centro y génesis de la rutilante Ciudad de la Luz. Dejábamos atrás la catedral de Notre-Dame, postergando para una hora más tarde nuestra visita al legendario templo para poder llegar con tiempo al cierre de admisión de esa maravilla en forma de vidrieras que es la Sainte-Chapelle… El reloj parecía correr desbocado y había que apresurarse, porque apenas teníamos unos minutos para conseguir formar parte de una cola a la que pronto echarían el candado. Las impresionantes medidas antiterroristas adoptadas por los franceses ante las amenazas de posibles atentados por parte de Al Qaeda en los espacios más emblemáticos de su capital, habían ralentizado en parte el normal acceso a los lugares más turísticos de París, así que la ecuación no podía ser más clara: a igual cantidad de minutos en la cola, menos visitantes que podrían acceder.
En eso que, detenidos en un semáforo, y mientras comentaba a mi bellísima acompañante e ilustrada guía por las antiguas calles de la Lutecia https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEis7y_yggZoTuq1JmSyKdvqul-7WSYueqqXUXzQgHXOxy93boCIWYCqweHsLVMO8GYRzPDSD4uYSvkyX-WSX7DDycHqAeXLoBTJKKeup8rc01IY1Ss7sq1iSd-2IOL6fk1vHUC2LnOzqz0/s1600/palomar_eiffel.jpg de esos valientes e irreductibles galos http://www.elbuenlibro.com/images/asterix_argentino.jpg la desilusión que supondría no llegar a tiempo al control de acceso para poder ver las incontables maravillas de las que ella me había hablado tanto, en esa Sainte-Chapelle integrada en el fortificado conjunto de edificios oficiales presididos por el Palacio de Justicia, tuve que reajustar durante un segundo mis neuronas para darme cuenta de que no estaba soñando. Justo pegada a Lady M, allí estaba ella, la musa de todos los piratas que alguna vez surcaron el Spanish Main http://blindkat.hegewisch.net/pirates/spmain2.jpg y más allá, la reina de las tendencias más rebeldemente juveniles de moda, la aguerrida princesa celta con nombre de licor destilado de enebro a la que le crecía sin parar la pechuga gracias al milagro oficiado por San Photoshop, la carita y el cuerpo que habían encandilado a Karl Lagerlfeld hasta hacerle olvidar a su mimada Kate Moss y que la han llevado a ser la nueva imagen de Chanel a cambio de un milloncete de libras esterlinas, y todo un homenaje terrestre a esa simpática y sabrosa especie piscícola que es el rape/pejesapo en cuanto se ríe con esa bocaza que Dios le ha dado.
En efecto, mis lóbulos cerebrales, tan perezosos y lentunos, recuperaron su mejor versión e interpretaron correctamente las señales recibidas desde las terminaciones nervioso-sensoriales de mis ojos. Era cierto; allí estaba ella, a menos de un palmo… toda una estrella de la era digital (mola más lo del celuloide, pero ya no cuela)… Keira Knightley en todo su esplendor…
Acompañada por una pareja chico/chica de ¿amigos? (a lo mejor él era su nuevo noviettte y algún paparazzo nos da uno sorpresa y salimos esta semana en portada a su lado en el Cuore o la QMD), de incógnito, sin apenas maquillar y con su nuevo corte de melenica estrenado a finales de verano, allí afloraba, tras el hombro de Lady M, ese perfil digno de princesita de la españolísima Casa de Austria, tan carlosquintesco… y en eso que sonrió a alguna ocurrencia de su minúculo séquito, y fue cuando –a modo de un alien hambriento- esa colección de dientes afloró graciosamente de su, hasta entonces, boquita de pitiminí y comenzó a reflejar, como si fuera la fachada del Guggenheim bilbaino, toda la luz circundante, cuando, en la más pura tradición del hombre de mundo martinezsoriesco y alfredolandiano, no puede por menos que exclamar, anonadado por el espectáculo que ante mí se ofrecía y profiendo alaridos dignos de un lechón bien terciado durante la matanza: "¡Anda, mira!... ¡Keira Knightley!"
No sé que fue antes, si la cara de estupor de Lady M por mi súbito berrido, que ella interpretó como si me estuviera refieriendo a algún anuncio de esos tan molonguis que copan los principales edificios comerciales parisienses, o la de tremebundo pasmo de la Hollywood-Star, quien, al verse reconocida, y como cochero que atiza con el látigo a las caballerizas desde el pescante, lanzó a sus acompañantes a la carrera y salío con ellos por (flaquicas) piernas, saltándose el semáforo en rojo, para evitar que, ante la posibilidad de una nueva berrea por mi parte, la gabachada circundante cayera en la cuenta del personaje que tenían allí mismo, y comenzara una interminable catarata de peticiones de autógrafos y fotos posadas con la mejor trapecista y saltimbanqui de los galeones que se recuerde…
Para entonces Lady M ya se había dado cuenta de la situación… y más tras ver somo, llevado por mi incurable mitomanía, había arrancado en bufalesca estampida y cámara en mano tras el esquivo trío, con la intención de, al menos tomar un testimonio gráfico de tan fortuito encuentro, aunque ello me llevara también a ignorar la luz roja y emprender mi loca persecución sin la debida prudencia. Justo en ese mismo momento comprendí que la buena de Keira/Ciara (el femenino del lóbrego nombre gaélico Ciar: “oscuro”) tenía tanto derecho como el que más al anonimato, a recorrer como cualquiera esa maravillosa ciudad sin agobios ni apresuramientos, y cejé en mi, por otra parte, infructuosa persecución (no sé cuánto corren realmente las Elizabeth Bennett/Swan en sus películas, pero la actriz que las encarna poco tiene que envidiar en velocidad a gacelas y guepardos), no sin antes cascarle un par de foticos por la espalda, las que abren este post…
Este idilio de Keira con París no es nuevo; todo lo contrario, va para amor eterno… y frecuente… ya que este 18 de septiembre (¡¡¡bonita fecha!!!) estuvo rodando en la Plaza de la Concordia un anuncio para un perfume de Chanel a lomos de una setentera Ducati 750 SS como si fuera una superheroína de los años sesenta (menudos ruedines lleva la motocicleta para evitar que la nena no se rompa ni una uña) y el 5 de octubre acudió solícita a la llamada de su idolatrado Karl L como asistente a la glamourosa presentación de la Temporada Primavera-Verano 2011 de la firma francesa, en la que lució su nuevo corte de pelo, más liso que el del mes anterior, junto con un vestido blazer de lo más chic de la casa de costura y perfumes que le paga, y encaramada a unas aparatosas -aunque muy favorecedoras- plataformas negras de Miu Miu…
Vista al natural, y me embozo ahora mi disfraz de Josemi Rodríguez-Sieiro o de Jesse Mariñas para el comentario, doña Oscura Knightley no deja de ser una chica del montón y flaca a rabiar, si bien es cierto que luce una preciosa y poblada melena y que también es requetefotogénica, sobre todo si tiene su bocacha bien cerradita… no me cabe duda de que, aunque sólo pude retratar su espalda, tiene algo -un innegable soplo de extrema vitalidad tal vez, o su trasnochado aire de princesa prerrafaelita-, que enamora a la cámara, y en ello cimenta buena parte de su éxito, del que, por otra parte, tampoco tengo nada en contra. Pero vistas al natural ella, Penélope Cross y no pocas luminarias de nuestro star-system patrio con fama de guapísimas y tiabuenísssisssimas, no dejo de preguntarme hasta dónde podría llegar mi Lady M si se pusiera en manos de esos fotógrafos e iluminadores, porque los maquilladores, peluqueros y cirujanos que se gastan estas nenas para poder camelar al personal no necesita… ella les gana por goleada a todas….
Dedico este post a mi preciosa Lady M, por ser la compañía soñada para compartir y conocer una ciudad de ensueño, y, cómo no, a dos amigas muy especiales, esas blogueras de casta y tronío, tan cinéfilas y mitómanas como yo, que son mis queridas Wunderkamer y Athena... y, como todo el mundo sabe, fans confesas de Miss Monkfish...
En eso que, detenidos en un semáforo, y mientras comentaba a mi bellísima acompañante e ilustrada guía por las antiguas calles de la Lutecia https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEis7y_yggZoTuq1JmSyKdvqul-7WSYueqqXUXzQgHXOxy93boCIWYCqweHsLVMO8GYRzPDSD4uYSvkyX-WSX7DDycHqAeXLoBTJKKeup8rc01IY1Ss7sq1iSd-2IOL6fk1vHUC2LnOzqz0/s1600/palomar_eiffel.jpg de esos valientes e irreductibles galos http://www.elbuenlibro.com/images/asterix_argentino.jpg la desilusión que supondría no llegar a tiempo al control de acceso para poder ver las incontables maravillas de las que ella me había hablado tanto, en esa Sainte-Chapelle integrada en el fortificado conjunto de edificios oficiales presididos por el Palacio de Justicia, tuve que reajustar durante un segundo mis neuronas para darme cuenta de que no estaba soñando. Justo pegada a Lady M, allí estaba ella, la musa de todos los piratas que alguna vez surcaron el Spanish Main http://blindkat.hegewisch.net/pirates/spmain2.jpg y más allá, la reina de las tendencias más rebeldemente juveniles de moda, la aguerrida princesa celta con nombre de licor destilado de enebro a la que le crecía sin parar la pechuga gracias al milagro oficiado por San Photoshop, la carita y el cuerpo que habían encandilado a Karl Lagerlfeld hasta hacerle olvidar a su mimada Kate Moss y que la han llevado a ser la nueva imagen de Chanel a cambio de un milloncete de libras esterlinas, y todo un homenaje terrestre a esa simpática y sabrosa especie piscícola que es el rape/pejesapo en cuanto se ríe con esa bocaza que Dios le ha dado.
En efecto, mis lóbulos cerebrales, tan perezosos y lentunos, recuperaron su mejor versión e interpretaron correctamente las señales recibidas desde las terminaciones nervioso-sensoriales de mis ojos. Era cierto; allí estaba ella, a menos de un palmo… toda una estrella de la era digital (mola más lo del celuloide, pero ya no cuela)… Keira Knightley en todo su esplendor…
Acompañada por una pareja chico/chica de ¿amigos? (a lo mejor él era su nuevo noviettte y algún paparazzo nos da uno sorpresa y salimos esta semana en portada a su lado en el Cuore o la QMD), de incógnito, sin apenas maquillar y con su nuevo corte de melenica estrenado a finales de verano, allí afloraba, tras el hombro de Lady M, ese perfil digno de princesita de la españolísima Casa de Austria, tan carlosquintesco… y en eso que sonrió a alguna ocurrencia de su minúculo séquito, y fue cuando –a modo de un alien hambriento- esa colección de dientes afloró graciosamente de su, hasta entonces, boquita de pitiminí y comenzó a reflejar, como si fuera la fachada del Guggenheim bilbaino, toda la luz circundante, cuando, en la más pura tradición del hombre de mundo martinezsoriesco y alfredolandiano, no puede por menos que exclamar, anonadado por el espectáculo que ante mí se ofrecía y profiendo alaridos dignos de un lechón bien terciado durante la matanza: "¡Anda, mira!... ¡Keira Knightley!"
No sé que fue antes, si la cara de estupor de Lady M por mi súbito berrido, que ella interpretó como si me estuviera refieriendo a algún anuncio de esos tan molonguis que copan los principales edificios comerciales parisienses, o la de tremebundo pasmo de la Hollywood-Star, quien, al verse reconocida, y como cochero que atiza con el látigo a las caballerizas desde el pescante, lanzó a sus acompañantes a la carrera y salío con ellos por (flaquicas) piernas, saltándose el semáforo en rojo, para evitar que, ante la posibilidad de una nueva berrea por mi parte, la gabachada circundante cayera en la cuenta del personaje que tenían allí mismo, y comenzara una interminable catarata de peticiones de autógrafos y fotos posadas con la mejor trapecista y saltimbanqui de los galeones que se recuerde…
Para entonces Lady M ya se había dado cuenta de la situación… y más tras ver somo, llevado por mi incurable mitomanía, había arrancado en bufalesca estampida y cámara en mano tras el esquivo trío, con la intención de, al menos tomar un testimonio gráfico de tan fortuito encuentro, aunque ello me llevara también a ignorar la luz roja y emprender mi loca persecución sin la debida prudencia. Justo en ese mismo momento comprendí que la buena de Keira/Ciara (el femenino del lóbrego nombre gaélico Ciar: “oscuro”) tenía tanto derecho como el que más al anonimato, a recorrer como cualquiera esa maravillosa ciudad sin agobios ni apresuramientos, y cejé en mi, por otra parte, infructuosa persecución (no sé cuánto corren realmente las Elizabeth Bennett/Swan en sus películas, pero la actriz que las encarna poco tiene que envidiar en velocidad a gacelas y guepardos), no sin antes cascarle un par de foticos por la espalda, las que abren este post…
Este idilio de Keira con París no es nuevo; todo lo contrario, va para amor eterno… y frecuente… ya que este 18 de septiembre (¡¡¡bonita fecha!!!) estuvo rodando en la Plaza de la Concordia un anuncio para un perfume de Chanel a lomos de una setentera Ducati 750 SS como si fuera una superheroína de los años sesenta (menudos ruedines lleva la motocicleta para evitar que la nena no se rompa ni una uña) y el 5 de octubre acudió solícita a la llamada de su idolatrado Karl L como asistente a la glamourosa presentación de la Temporada Primavera-Verano 2011 de la firma francesa, en la que lució su nuevo corte de pelo, más liso que el del mes anterior, junto con un vestido blazer de lo más chic de la casa de costura y perfumes que le paga, y encaramada a unas aparatosas -aunque muy favorecedoras- plataformas negras de Miu Miu…
Vista al natural, y me embozo ahora mi disfraz de Josemi Rodríguez-Sieiro o de Jesse Mariñas para el comentario, doña Oscura Knightley no deja de ser una chica del montón y flaca a rabiar, si bien es cierto que luce una preciosa y poblada melena y que también es requetefotogénica, sobre todo si tiene su bocacha bien cerradita… no me cabe duda de que, aunque sólo pude retratar su espalda, tiene algo -un innegable soplo de extrema vitalidad tal vez, o su trasnochado aire de princesa prerrafaelita-, que enamora a la cámara, y en ello cimenta buena parte de su éxito, del que, por otra parte, tampoco tengo nada en contra. Pero vistas al natural ella, Penélope Cross y no pocas luminarias de nuestro star-system patrio con fama de guapísimas y tiabuenísssisssimas, no dejo de preguntarme hasta dónde podría llegar mi Lady M si se pusiera en manos de esos fotógrafos e iluminadores, porque los maquilladores, peluqueros y cirujanos que se gastan estas nenas para poder camelar al personal no necesita… ella les gana por goleada a todas….
Dedico este post a mi preciosa Lady M, por ser la compañía soñada para compartir y conocer una ciudad de ensueño, y, cómo no, a dos amigas muy especiales, esas blogueras de casta y tronío, tan cinéfilas y mitómanas como yo, que son mis queridas Wunderkamer y Athena... y, como todo el mundo sabe, fans confesas de Miss Monkfish...
6 comentarios:
Oohhh gracias por sus piropos Sushi, pero creo que no es usted muy objetivo.
Con usted la visita a París se hace mucho más apasionante y divertida. Bueno, en realidad la vida con usted es mucho más apasionante y divertida...
Siempre nos quedará París y el recuerdo de la flacucha pirata cruzando el semáforo hacia Saint Germain des Pres.
Sushi, ay qué risa me acabo de pegar, toparse con la Knightley in Paris... qué bueno. Me estoy acordando todo el tiempo de Athena, si hubiera sido ella la que se encontrara con su "querida" amiga-rape, le hubiera dado un ataque allí mismo. Que conste que fue ella la que tuvo la virtud de que terminara de tomarle manía (no soporto su interpretación de Elizabeth Bennett, puaj, tanto mohín y tanta historia).
Tiene toda la razón, que aunque no haya visto yo a la señorita Oscura en la real life, más quisiera ella ser la milésima parte de guapa que su preciosa y encantadora Lady M.
Me encanta París en esta época... qué suerte que hayáis aprovechado una escapadita de puente. Tuve la suerte de pasar dos otoños en París y cuando viene esta época me da siempre una morriña...
He tenido mi inseparable Mac roto estos días así que estoy hoy recuperándome y leyendo post atrasados. Muchos besos para todos.
Mejor que el cañón de Rick e Ilsa, jajaja...
Objetivísimo a tutiplén, arquera mía...
Qué pedazo de post, madre mía... me encanta como usa usted el lenguaje para describir a mi "querida" Keira, je, jeeeeeeeeee, un maestro de la palabra... Y gracias por la dedicatoria.
Lady M es una preciosidad. Ya quisieran muchas Keiras y Penélopes...
Que envidia ... Mi corazón pertenece a Keira Knighthley desde que la vi en "Quiero ser Beckham".
Pues más que Beckham parecía Sebastian Coe!!! FUE UNA ANÉCDOTA MUY DIVERTIDA. UN SALUDO, CONDE...
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