lunes, 17 de julio de 2017

The Big Bang Theory nació como un insulto...




Sucede a veces que hay expresiones que se inventan como insulto o para desacreditar un concepto, una idea, que al final se termina imponiendo... Sucedió con el "tiki-taka", desprecio de Javier Clemente al juego de toque y posesión que practicaba el Barça entrenado por Cruyff, hasta que el 'Dream Team' lo dejó en ridículo con sus éxitos... Y también con el 'Big Bang', una explicación del origen del Universo que ningún científico discute hoy...fruto del empeño de un sacerdote católico por conciliar fe y ciencia...
Si se piensa con detenimiento, la teoría del Big Bang, aquella que permite explicar el origen del Universo de tal manera que no sea incompatible con una posible creación divina del mismo, de acuerdo con lo recogido en la Biblia y otras sagradas escrituras, parece obra de un rabino, un chamán o un sacerdote...de un hombre de fe, más que de un científico.
Y así sucedió en la realidad. Fue el sacerdote católico belga Georges Lemaître quien, tras los grandes avances experimentados a comienzos del siglo XX en este campo, especialmente gracias a la teoría de la Relatividad de Einstein, planteó que el Universo se creó por la explosión de lo que el llamó un 'átomo primigenio' o 'huevo cósmico'. 
Una idea a la que, inicialmente, se opuso frontalmente el propio Einstein, pues veía así abierta la puerta a una explicación 'creacionista' o divina del origen del Universo, incompatible con el pensamiento científico puro que él propugnaba. 
Con ánimo de desacreditar al cura belga, el polémico astrofísico inglés Fred Hoyle, todo un personaje de película, bautizó a esta 'explosión del átomo primigenio' como Big Bang, sin ser consciente de que tan onomatopéyico término alcanzaría el efecto opuesto: popularizarla con un nombre tremendamente eficaz y sencillo para el gran público, una vez que Einstein dejó a un lado sus reticencias y la admitió y defendió con fervor. 
Antes de morir, el padre Lemaître tuvo la satisfacción de comprobar que los últimos avances científicos demostraban su teoría. Tal y como reconoció en una entrevista concedida al New York Times, fue el ansia de conciliar fe y ciencia lo que le llevó a su increíble descubrimiento:
"Yo me interesaba por la verdad desde el punto de vista de la salvación y desde el punto de vista de la certeza científica. Me parecía que los dos caminos conducen a la verdad, y decidí seguir ambos. Nada en mi vida profesional, ni en lo que he encontrado en la ciencia y en la religión, me ha inducido jamás a cambiar de opinión".
Sin duda, entre las mejores consecuencias del intento de descrédito emprendido por Fred Hoyle está la inspiración de una de las series de comedia más divertidas de la historia de la televisión. Un intento de menosprecio convertido, por la fuerza de los hechos, en elemento de humor, con la ciencia como perfecta excusa para hacer reír. 
El padre Lemaître, el hombre que supo subsanar las grandes injusticias históricas cometidas por la Iglesia Católica con científicos como Nicolás Copérnico o Galileo Galilei, entre otros, falleció en 1966 a la edad de 71 años. Hoy hubiera soplado 125 velitas, y creo que es una ocasión estupenda para reivindicar su brillante contribución al mundo de la ciencia y de la fe, más vigente que nunca.

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