martes, 28 de marzo de 2017

160 años después, un nuevo 'motín del sebo' conmociona Gran Bretaña...










“Tal y como sucediera en 1857, los fundamentos del Imperio Británico vuelven a tambalearse por culpa del sebo”.

En unos tiempos dominados por el sensacionalismo y los titulares extravagantes en los medios de comunicación y las redes sociales, bien podría describir la frase anterior la nueva controversia que estos días ocupa la atención de buena parte de los británicos. Un conflicto que, como en los mejores guiones, mezcla dinero, tecnología, religión, feminismo, comida...y hasta un poco de historia... 

El 10 de mayo de 1857 estallaba en la India un gran motín contra la presencia extranjera, fundamentalmente británica, que se había hecho con el poder en el subcontinente, a costa de sojuzgar a la Confederación Maratha y al sometimiento de los últimos representantes del otrora imponente Imperio Mogol

La chispa prende en el cuartel de los cipayos (soldados indios al servicio de la Compañía de las Indias Orientales, administradora del territorio) en la ciudad de Meerut. La causa de la revuelta de los hasta entonces leales cipayos fue la introducción de un arma revolucionaria para la época, el rifle Enfield modelo 1853 (fotos 3 y 4). A diferencia de los antiguos mosquetes de ánima lisa, el rifle, como su propio nombre indica, tenía el interior de su cañón estriado (rifled) en forma helicoidal, lo que proporcionaba a sus balas un movimiento de rotación que generaba una trayectoria más tensa, y, por lo tanto, mayor alcance y precisión que cualquier bala de mosquete. 

El hecho de que el cañón estuviera estriado por dentro podría provocar atascos de las balas de plomo en el momento de ser disparadas, al expandirse el plomo con el que estaba fabricado el proyectil, cosa que en los mosquetes de cañón liso casi nunca pasaba, salvo cuando había un exceso de restos de pólvora quemada tras varias descargas seguidas. 

Para evitar este atasco en los recién introducidos rifles, los tradicionales cartuchos de papel, que incluían en su interior la pólvora y la bala, fueron envueltos con una capa de grasa animal cuyo efecto era bastante parecido al de la glicerina con los supositorios... para propiciar que la cosa, en este caso la bala, fluyera sin problemas a lo largo del cañón... 

Pronto los líderes políticos y religiosos hindúes contrarios al dominio de la Compañía de las Indias Occidenales encontraron en estos nuevos cartuchos un filón para organizar una gran revuelta que expulsara para siempre a los europeos de sus tierras. El sebo que ejercía de lubricante era una mezcla de grasa de vaca y de cerdo licuadas, con lo que su mero contacto era impuro para los soldados de las confesiones mayoritarias de la India de entonces: hinduistas, por considerar a la vaca un animal sagrado; y musulmanes, por considerar impuro al cerdo. Por si fuera poco, los cartuchos debían ser mordidos para romper el papel que recubría la pólvora y la bala y poder cargar el arma a través del cañón. Un mordisco que constituía una verdadera herejía para sus creencias y que los convertía al instante en seres impuros.

En el origen de la revuelta, estaban también el mal trato recibido por estos mercenarios de sus oficiales europeos, sobrado en no pocas ocasiones de racismo y de la presunta superioridad de los 'civilizados' occidentales sobre sus 'ignorantes' colonizados. 

La rebelión cobró fuerza en los estados centrales, y dado lo inesperado y amplio de la revuelta, se cobró miles de vidas británicas, de sus aliados indios y, sobre todo, entre los insurgentes, con una virulencia tal que las noticias que llegaban a Europa superaban con mucho los horrores de cualquier aventura colonial previa. Finalmente, el conflicto degeneró en una verdadera guerra civil india, con los sijes del Punjab y otros principados como Bengala apoyando a los británicos. 

Famosa, por cruel, es la imagen de los líderes de la revuelta atados a las bocas de los cañones para ser ejecutados de un cañonazo que los hacía papilla... En 1858 se rindieron los últimos reductos rebeldes. La Compañía de las Indias Orientales fue disuelta y el control de la India pasó directamente a manos de la Corona Británica, mientras que el ejército sufría una gran reforma con mayor presencia de tropas europeas y de las etnias y pueblos que habían permanecido fieles a sus nuevos señores, como los sijes, los lanceros bengalíes o los gurjas nepalíes. 

Apenas 20 años después, en 1878, la reina Victoria asumió el título de emperatriz de la India. Una vez certificada la independencia de la India y de Pakistán, el conocido como Motín de la India o Revuelta de los Cipayos comenzó a ser estudiado y difundido por los historiadores indios como la Primera Guerra de la Independencia de la India.

Sin soslayar la gran tragedia humana con decenas de miles de muertos, incluso millones según los cálculos más agoreros, que fue hace 160 años el Motín de la India  de nuevo una gran polémica generada por el sebo llamó recientemente a la puerta de los británicos, en cuyas costumbres y tradiciones este subproducto de origen animal ha desempeñado un importante papel desde tiempos inmemoriales. 

El sebo, como todo el mundo sabe, y si excluimos el que producimos de manera natural los humanos en ciertas glándulas que dan a nuestro pelo su carácter impermeable, no es más que la grasa cruda y dura que recubre los riñones, el corazón y otros órganos vitales del buey, ternera, cerdo, oveja o cordero. Tiene un punto de fusión de entre 45 y 50°C, por lo que es sólido a temperatura ambiente pero funde fácilmente en un cazo, sartén o al vapor, lo que permite su aprovechamiento en cocina o en procesos industriales o artesanos, como la fabricación de velas. 

En la cocina tradicional inglesa desempeña un papel muy similar al de la manteca de cerdo en la española: es un ingrediente clave de la crujiente pasta quebrada con la que se preparan los pasteles rellenos de carne o de riñones, y fundamental en la elaboración del mítico pudding de Navidad. 

Los nativos norteamericanos de las regiones subárticas y del Nordeste empleaban sebo y tuétano de bisonte para la elaboración de pemmican, con la adición de carne seca triturada y de bayas y frutos secos...una especie de 'muesli de la grasa' que aportaba hasta 5.000 calorías diarias, fundamentales para poder subsistir y desarrollar actividades físicas en tierras tan gélidas. No es de extrañar que el pemmican fuera un elemento clave para que Amundsen llegara antes al Polo Sur que Scott (hace unos meses se conmemoraban los 105 años de la proeza)...mientras este último perdió un tiempo vital estableciendo depósitos de comida a lo largo de la ruta, el noruego podía transportar gran cantidad de energía a cambio de poco peso en sus trineos de perros, a los que también alimentaba con la mezcla, pero con una fórmula reforzada: toda una bomba de proteínas, azúcares y grasa ... 

Mientras los exploradores de ambas expediciones gastaban unas 7.000 calorías diarias, su ingesta alimenticia era bien diferente. Los noruegos, gracias a su pemmican de receta tradicional nativa en el que predominaba el sebo enriquecido con harina de avena, vegetales secos y levadura (imprescindible aporte de vitamina B) y envuelto en una fina lámina de estaño (nada que ver con las más pesadas y robustas latas de la marca danesa J. Beauvais que transportaba en sus trineos la expedición británica). 

Además, los botes de pemmican en conserva de Scott estaban rellenos en una proporción que se consideraba más 'saludable' (50% de sebo y 50% de proteína cárnica), a las que había que descontar el 26% de agua que llevaba ese peculiar mejunje que era el pemmican industrial enlatado, líquido totalmente ausente de la mezcla tradicional empleada por los noruegos, más compacta y, por tanto, más calórica y nutritiva. 

Esa mala elección de lo 'moderno' frente a la tradición terminó provocando, junto a otros errores clamorosos en la preparación de la expedición, que cada uno de los 5 miembros de la expedición de Scott perdiese una media de 25 kg de peso durante su cruel y doliente periplo antártico antes de perecer de hambre, sed y agotamiento.  Así que ya tenemos de nuevo al sebo relacionado con la historia de Gran Bretaña...

El sebo también es un ingrediente fundamental en la elaboración tradicional de productos como el jabón y la espuma de afeitar de la mayor calidad, muy empleado por las mejores marcas del sector. Igualmente se ha empleado desde tiempos inmemoriales para la fabricación de velas más baratas respecto de las de cera... sobre todo en latitudes frías donde la inexistencia de abejas hacía improbable o muy costoso el uso de la cera. Tal solía ser el caso de muchas posesiones británicas a lo largo y ancho del orbe. Se decía entonces que uno podía distinguir una iglesia católica de otra protestante por el olor (o por el pestazo a grasa animal quemada) de sus velas: de cera en el primer caso y de rancio sebo en el segundo. 

Una ventaja adicional de estas velas de sebo rancio sobre las de cera era la posibilidad, tantas veces cumplida, de comérselas en caso de asedio prolongado, como ultimo recurso contra la hambruna. 

La nueva polémica asociada al sebo en el Reino Unido llegaría un año atrás de la mano del Banco de Inglaterra, en la primavera de 2016, con la presentación del nuevo -y polémico- billete de cinco libras esterlinas, impreso en un material más duradero (2,5 veces más: cinco años) y resistente que el papel, el polímero. Un plástico flexible y resistente que fue adoptado por primera vez como soporte de un billete por Australia en 1988 para celebrar su bicentenario, y desde hace 20 años todos los dólares australianos están elaborados con polímeros en lugar de papel.

Para evitar confusiones, el nuevo billete es un 15% más pequeño que su predecesor, dedicado a la gran filántropa Elizabeth Fry​, que estuvo en circulación entre los años 2002 y 2017... también es más pegajoso, y corre mayor riesgo de daño por el calor de una plancha, ya que comienza a derretirse a partir de 120 ºC de temperatura. Además, según su fabricante, no solo resiste mejor que los de papel el agua salada y dulce, o su centrifugado en las lavadoras. Pero de lo que más presumen sus creadores es de su mayor dificultad para ser falsificado... un 90% menos que con los modelos antiguos. 

En el anverso aparece el retrato de la reina Isabel II. Bajo su barbilla hay inscritos números y letras que sólo pueden ser vistos por microscopio.

En el reverso, dedicado a la figura de Sir Winston Churchill, tenemos en el extremo superior derecho y en forma de círculo de color verde, el famoso seto central del jardín de Blenheim Palace, mansión nobiliaria del afamado general Mambrú (John Churchill, primer duque de Marlborough) y lugar de nacimiento de Winston Leonard Spencer, su descendiente directo y futuro Primer Lord del Almirantazgo Británico y Primer Ministro.

Por eso, la puesta de largo oficial del billete tuvo lugar en Blenheim Palace el pasado 2 de junio de 2016 y la entrada formal en vigor, el 13 de septiembre, el mismo día en que los ingleses arrebataron el dominio de Canadá a los franceses. Los antiguos billetes dejarán de ser de curso legal el 5 de mayo de este año. 

También, junto al rostro de la reina aparece la Elizabeth Tower, nombre oficial de la torre que alberga el conocido Big Ben (que no debe su nombre al famoso reloj sino a una gran campana en su interior) de color dorado en el anverso, y plateado en el reverso, en cuya ventana el billete cambia de verde a púrpura cuando es agitado, lo que complica aún más el trabajo a los falsificadores. 

Se han impreso 440 millones de billetes de 5 libras esterlinas, equivalentes a un valor de 2.200 millones de libras. Todos los billetes del Reino Unido suman juntos un total de 60.000 millones de libras esterlinas.

Los responsables Innovia Security, la empresa fabricante del 'Guardian', el revolucionario producto con el que se fabrican hasta 80 billetes diferentes en 24 países que ya han renunciado al dinero de papel, en su mayoría naciones de América, Asia u Oceanía, reconocen que hay leves trazas de sebo en su invento, y que trabajan para reemplazarlo por un sustituto totalmente vegetal, como ya le sucediera a McDonald's hace dos décadas, cuando se supo que freía sus patatas en una mezcla de sebo (93%) y aceite de semilla de algodón (7%) y la terrible presión de millones de clientes, muchos por motivos religiosos, les obligó a cambiarlo por aceite de palma. 

En el caso de los billetes de 5 libras británico, a la esperada oposición de hinduistas y musulmanes (por idénticos motivos que los que llevaron a rechazar el lubricado cartucho del rifle Enfield hace 160 años) se han sumado por centenares de miles los jainistas, veganos, vegetarianos, animalistas y demás colectivos que no quieren ni siquiera rozar con sus dedos lo que para ellos supone una aberración. Los judíos, de momento, no se suman a esta oleada de protestas porque, como dijo un portavoz de los diputados judíos del Parlamento, sólo en el caso de comerse los billetes tendrían problemas los practicantes del judaísmo. 

También en mayo está anunciado que la empresa productora de los billetes de 5 libras presente una composición alternativa sin traza alguna de sebo... 

No faltan voces que recuerdan, con cierta sorna, que el sebo está tan extendido en sus aplicaciones industriales que aquellos que se niegan a tocar estos billetes tampoco deberían hacerlo con otros productos tan comunes como los lápices de labios, bolsas de plástico, ruedas de bicicleta, ceras de colores, jabones, pasta de dientes, condones...y las ya mencionadas velas... 

Lástima que los árboles o el algodón no hayan tenido nunca tan ardientes y acérrimos defensores en los últimos tres siglos, porque la historia del papel moneda habría sido, sin duda, bien diferente. 


Morgan Harries, periodista del colectivo de comunicación 'Vice' especializado en excelentes reportajes de denuncia sobre cómo nos estamos cargando el medio ambiente, pone los puntos sobre las íes en este tema y revela lo absurdo de esta polémica. Según sus cálculos, cada nuevo billete pesa 0,7 gramos, y la cantidad de sebo presente en cada uno entra en la categoría de "traza", es decir, 100 partes por millón, o 0,01%. Con esta proporción, cada billete de 5 libras tendría en su composición 0,00007 gramos de sebo. 

Teniendo en cuenta que en mayo está previsto que circulen no menos de 329 millones de los nuevos billetes, la suma total del sebo monetario disperso por todo el Reino Unido sería únicamente de 23 kilogramos. Dado que la media de sebo obtenida por cada vaca sacrificada en Gran Bretaña ronda los 40 kilogramos, Harries demuestra que con una sola res basta y sobra para fabricar los 440 millones de nuevos billetes previstos, lo que demuestra lo ridículo de la polémica generada e impulsada viralmente a través de las redes sociales. Aquí tenéis el enlace a su magnifico y revelador artículo....  https://www.vice.com/en_au/article/a-very-precise-calculation-of-exactly-how-many-cows-are-being-murdered-for-the-new-fivers


Nada que ver con los grasientos cartuchos bañados en sebo de vaca y cerdo medio derretido por el calor de las tierras indias, que se veían forzados a morder los cipayos en 1857.

En Canadá también se está suscitando una polémica muy similar a la del Reino Unido, pero con menos virulencia mediática... El otro país europeo que emplea el polímero en sus billetes es Rumanía, cuyos billetes de leu, con 7 valores diferentes, se fabrican en ese material desde 1999

El proceso de fabricación requiere de una maquinaria de cuatro pisos de altura (foto 2) para crear la gigantesca 'pompa' de un finísimo y transparente tipo de polipropileno que, finalmente, acaba convertido en un billete de cinco finas capas del susodicho material, tras pasar por los rodillos.que le proporcionan su forma y textura. 

Otro aspecto interesante es que, dada su condición de primeros billetes emitidos en polímero en la historia del país, los de las primeras series, las que empiezan con los dígitos AA01 se están vendiendo a los coleccionistas por más de 40 veces su valor, por encima de las 200 libras esterlinas...y hasta por cerca de 2.000 libras en los que incluyen la cifra AA01 0000007, que para eso son fabricados en la patria de James Bond. El Banco de Inglaterra entregó el primer billete de todos, el AA01 000001, a la Reina Isabel II, y conserva algunos de los primeros elaborados en el nuevo material a la espera de que se revaloricen y proceder a su subasta, en la que espera recaudar un mínimo de 1.800 libras por tan históricas piezas, aunque uno ya superó las 4.000 libras en una puja benéfica. 

Pero es que, además, para goce absoluto de los notafílicos, resulta que hay en circulación cuatro nuevos billetes de 5 libras con 'sorpresa', con los numerales consecutivos AM32 885551, AM32 885552, AM32 885553 y AM32 885554, y que fueron 'liberados' en Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte. En su reverso, el veterano artista de 70 años Graham Short ha grabado, entre la cara de Churchill y el Big Ben, una imagen casi microscópica (de 0,2 pulgadas o 5 mm) de la escritora Jane Austen e incluyen una frases de tres de sus novelas: 'Emma', 'Orgullo y Prejuicio' y 'Mansfield Park'. 

El Banco de Inglaterra ya ha anunciado que los próximos billetes que emitirá en polímero son el de 10 libras, dedicado a la citada Jean Austen, cuya puesta en ciirculación está prevista para este mismo verano de 2017, y el de 20 libras, en honor al pintor J.M.W. Turner, no antes de 2020, aunque todavía no hay planes oficiales para reemplazar los de 50 libras, que datan de 2011 y están dedicados al empresario inglés Matthew Boulton y a su socio, el ingeniero escocés James Watt (¿un inteligente guiño contra el pasado referéndum escocés de independencia, que ahora parece que va a vivir una segunda edición?), productores de los avanzados motores de vapor que fueron claves para el despegue y posterior desarrollo de la Revolución Industrial en Gran Bretaña, y que son los primeros billetes británicos con los retratos de una pareja en el reverso.

No sólo se cambian los billetes… Hoy, 28 de marzo de 2017, también ha entrado en vigor, para todo el Reino Unido, la nueva moneda de 1 libra esterlina (foto 4), considerada la moneda más difícil de falsificar del mundo debido a su forma de dodecágono. Se calcula que es falsa una de cada treinta monedas de libra esterlina que circulan actualmente. 

Está diseñada para que, a modo de holograma, al mover la moneda por el reverso, el 1 y el símbolo de la libra esterlina se alternen a los ojos del usuario. En el reverso aparecen los símbolos de los territorios que integran a día de hoy el Reino Unido: el puerro del País de Gales, el cardo de Escocia, la rosa de Inglaterra y el trébol de Irlanda del Norte, que brotan juntos de una corona. Un diseño elegido por concurso, cuyo autor fue David Pearce, un chaval de 15 años, y que lucirán los 1.500 millones de monedas que se pondrán en circulación.

Si queréis visitar en los próximos meses la maravillosa ciudad que es Londres, recordad que la actual moneda de 1 libra esterlina dejará de ser de curso legal el 15 de octubre de este año. 


Este post tan 'british' está dedicado al lector más fiel de 'Hora de pensar', el señor Conde de Salisbury al que, quién sabe si algún día verá su efigie inmortalizada en uno de estos nuevos billetes tan orgánicos... 


1 comentario:

Conde de Salisbury dijo...

Ja, ja, ja ... Muchísimas gracias por dedicarme un post tan interesante y bien documentado. Disfruto mucho con cada una de las entradas y aprecio el esfuerzo y dedicación que hay tras cada una de ellas. Como acertadamente se señala en el texto, muchos de estos conflictos suelen ser más paranoias o sensacionalismo de prensa que excita reacciones más bien irracionales que amenzas reales. Efectivamente ¿solo se está empleando grasa animal en estos billetes? Si se hace un seguimiento exhaustivo colapsaría nuestra sociedad de consumo. Además, el intentar solventar la polémica puede, simplemente, llevarnos a algo peor. Recuerdas en el post como McDonald's reemplazó el sebo por el aceite palma y resulta que en los últimos tiempos estamos inmersos en una camapaña para suprimirlo de nuestras dietas. Por no hablar de como los nuevos caminos de la comunicación nos cuelan historias absurdas o reales del más variado pelaje sobre la margarina, la stevia o -en sus tiempos- la soja y la combinación de mentos y coca-cola.