jueves, 12 de diciembre de 2013

Chang y Eng, los inseparables gemelos unidos para siempre por el diccionario


















¿Cuál es el origen del término "siamés" para definir a las personas que nacen unidas por una parte de su cuerpo? La solución a esta cuestión reside en dos hermanos originarios del Reino de Siam, la actual Thailandia, cuya historia están tardando en llevar al cine Tim Burton o Guillermo del Toro, y de la que, aunque ya ha sido contada en numerosas publicaciones y blogs, no me resisto a dar mi propia versión por lo apasionante e increíble de la misma...

Nacidos el 11 de mayo de 1811 en una barquichuela sobre el río Mekong donde vivían sus hermanos y sus padres,  una pareja de campesinos -chino él y chino-malaya ella- a los que ayudaban criando patos y vendiendo sus huevos y a quienes la dura vida en los cultivos se los llevó pronto al otro mundo, Chang y Eng, a los que sus vecinos llamaban 'los gemelos chinos', estaban condenados por su deformidad a ser asesinados, dadas las crueles tradiciones de su país para con aquellos que sufrían anormalidades físicas, y que el rey Rama II les consideraba un símbolo de mal augurio, aunque a partir de los seis años de edad, les permitió vivir a cambio de explotarlos económicamente en su provecho como monos de feria.

En 1824, mientras nadaban en un río, conocieron por casualidad al comerciante escocés Robert Hunter, y posteriormente a su socio, un explorador americano que se hacía llamar Capitán Abel Coffin que no andaba muy sobrado de escrúpulos, quienes se los compraron por 500 dólares a su madre con la promesa (incumplida,claro) de hacerles volver a Siam cuando cumplieran los 21 años, para hacer negocio en una época de gran popularidad de los circos humanos en los que la sociedad condenaba a los afectados con malformaciones físicas como su único medio de ganarse la vida frente a la gran discriminación de los que eran objeto.

Nada más abandonar Siam, partieron rumbo a Inglaterra, donde fueron presentados al popular vencedor de Napoleón, el duque de Wellington y reunieron a más de 100.000 personas para presenciar su espectáculo.   Como curiosidad, solían hablar de forma simultánea pero sin interrumpirse: uno comenzaba la frase y el otro la terminaba, aunque no solían hablarse entre sí, como si cada uno conociera ya los pensamientos del otro. Rondaban el 1'70 de estatura y Eng era un par de cm más alto que su hermano. Juntos dejaban boquiabierto al personal cuando demostraban su perfecta sincronización a la hora de andar, nadar, remar, e incluso talar árboles con un hacha. Su aficiones estaban muy asociadas a la vida silvestre: senderismo, pesca y caza...

En la Pérfida Albión se hicieron extremadamente populares, ya que no se limitaban a ser exhibidos entre barrotes, sino que protagonizaban números de malabarismo, sketches humorísticos y sorprendentes trucos de magia. Allí hizo fortuna el término 'siamés' para describir el fenómeno médico que compartían ambos hermanos, unidos ya desde entonces en adelante por el diccionario. Arrasaron también en Edimburgo, Dublín, Berlin, París o Amberes, lo que les llevó a probar la aventura americana en 1829, visitando, ademas de Canadá, la Cuba entonces aún española y otros lugares de Iberoamérica. Cosecharon un gran éxito en Boston o Nueva York, donde conocieron en persona al Príncipe de Gales, Bertie, futuro Eduardo VII. En Estados Unidos, Coffin se hizo con sus derechos en exclusiva, cediéndolos al afamado Circo Barnum como una de sus más demandadas atracciones, en el que, con mucha guasa y cierta mala leche, eran presentados dentro de la jaula en la que viajaban con el eslogan “E pluribus unum” (de muchos uno), que databa de los tiempos de la Guerra de la Independencia Americana. 

Tres años después de su llegada a Norteamérica, y tras comprobar de qué iba el negocio, decidieron deshacerse de los servicios de Coffin, iniciando su carrera en solitario tras probar diferentes managers que no les convencen, y comienzan a trabajar para Barnum sin intermediarios que se lleven su dinero. 94 centavos costaba presenciar su espectáculo en 1834, año en que fueron recibidos con todos los honores y gran curiosidad en el campus de la Universidad de Carolina del Norte. A los espectadores mutilados en piernas o brazos les rebajaban 50 centavos de la entrada, que en Inglaterra costaba un chelín...

En tan sólo 6 años de carrera los gemelos de Siam, que adoptaron la ciudadanía americana, consiguieron reunir un total de 10.000 dólares, con los que en 1839 decidieron retirarse al condado de Wilkes, en Carolina del Norte, haciendo caso al consejo de uno de sus más fervientes admiradores, el doctor James Calloway, nacido allí, donde compraron una modesta plantación de tabaco con sus esclavos y todo, en la que también cultivan maíz, fríjoles, patatas, guisantes y fruta, y crían pollos, ovejas y vacas... En 1843 se casaron, como no podía ser de otra manera, con dos hermanas, Adelaide y Sarah Anne ('Sally') Yates, con las que tuvieron 10 y 11 hijos, (7 niñas y 3 niños, y 6 niñas y 5 niños) respectivamente, algunos de los cuales combatirñan con la caballería confederada durante la Guerra de Secesión...  Las memorias de guerra de Christopher Wren Bunker, el hijo mayor de  Chang, constituyen todo un hito histórico, por ser el único testimonio escrito sobre el conflicto a cargo de un estadounidense de ascendencia china...

Ambos hermanos habían competido por el amor de Sally, la mayor y también la más guapa y alta de las dos. Al final, Eng, que era el que llevaba la voz cantante del dúo, consiguió seducirla y Chang se vio obligado a casarse sin amor con su 'cuñada' más joven, Adelaide. La boda estuvo a punto de no celebrarse, pues muchos de sus vecinos y amigos, sureños con poco mundo y no pocos prejuicios, consideraban una aberración lo de que tres o cuatro personas compartieran lecho conyugal, exigiendo la separación previa de los siameses para permitir la celebración de la boda, y aunque ambos hermanos estaban dispuestos a someterse al bisturí por amor en la clínica del doctor Thomas Harris de Philadelphia, la determinación de las Yates consiguió sacar adelante el doble matrimonio, que se celebró sin necesidad de cortar nada.

Para evitar más 'problemas conyugales', celos, reproches y envidias varias, los siameses tenían cada uno su casa propia ubicada en cada extremo de la plantación y separadas por un riachuelo, donde, por turnos, pasaban 3 días de la semana con sus respectivos hijos y esposa. En 1844 adoptaron el apellido Bunker. Antes de la Guerra Civil de 1861, invierten buena parte de sus beneficios en la plantación, mediante la compra de esclavos, llegando a contar con 28 de ellos, valorados en 30.000 dólares de entonces. Unidos por apenas 10 cm el esternón y por un robusto cartílago, al compartir parte del sistema circulatorio y el hígado no se atrevieron a ser separados con la tecnología quirúrgica de la época -hoy sería bastante fácil-.

Una vez concluida la Guerra de Secesión, y ya sin esclavos, continuaron viviendo en su plantación, aunque arruinados -toda su fortuna se habia evaporado en forma de bonos de guerra confederados que ya no valían nada y sólo disponían de 2.100 dólares en metálico, y los pocos negros que continuaban a su servicio cobraban un sueldo como trabajadores libres- se vieron forzados en 1868 a retomar por un tiempo sus giras circenses con Barnum por Inglaterra y otros países europeos, para poder subsistir y dar de comer a tan ingente prole, que se había visto menguada con la muerte prematura o durante la infancia de algunos de los niños Bunker... Como los hermanos estaban algo viejunos y su fama había menguado con el paso del tiempo, al avispado Barnum se le ocurrió, para recuperar la atención del público, que los gemelos compartieran escenario con dos de sus hijos y vender la idea de que ésta era su última gira antes de ser definitivamente separados, cosa que ni por asomo era cierta, y el ardid del empresario se repetía así año tras año... En Francia, en esta ocasión, ya no se les permitió la entrada.

Ambos hicieron la promesa de no separarse hasta que uno de ellos muriera. pero Chang, dado a la bebida y la vida disoluta tras la muerte de dos de sus hijas, comenzó a tener graves problemas de salud, al contrario que Eng, el más listo y autoritario de los dos y más sobrio en sus costumbres, entre las que estaba leer a Shakespeare, y jugar partidas nocturnas de póker que impedían a su hermano, más dormilón, poder descansar y recuperarse convenientemente. Tanto empeoró Chang que Eng se vio forzado a llevar unos arneses en los que sostenía casi como una marioneta a su hermano, a quien le fallaban las piernas y era incapaz de andar por sí mismo, y cuyo rostro parecía siete años más viejo que el de su hermano, a juicio de quienes los conocían.

Tras superar un ictus, en enero de 1874 contrajo una neumonía que se agravó durante un temporal que sorprendió a ambos hermanos en campo abierto durante su habitual cambio de residencia terminó por llevarle a la tumba la noche del 17 del mismo mes, mientras dormía. Al contrario de lo declarado anteriormente, Eng se habría negado a ser separado de su hermano por el doctor Hollingsworths, el médico del pueblo, que se ofreció a ello, imagino que aterrado con la idea de exponerse a ser troceado como en un matadero, y murió a las pocas horas (3, según la autopsia). También hay quien asegura que el doctor no llegó a tiempo de separar a Eng y salvarle la vida. Para evitar el saqueo de los cadáveres por los buscadores de curiosidades, ambos hermanos fueron introducidos en un único ataud de nogal que estuvo un año escondido en la bodega de casa de Chang antes de ser enterrado bajo un arbol. En 1917, los restos mortales fueron inhumados y un hojalatero construyó un gran ataúd de metal para los cuerpos, que fueron enterrados en una fosa doble y con una lápida común en la iglesia baptista de White Plains. El hígado común de ambos, el único órgano que compartían, se conserva en formol en el Mutter Museum de Philadelphia, junto a un sobrecogedor vaciado en masilla de su máscaras mortuorias, todavía unidas por el pecho.

Según los expertos, la anormalidad de Chang y Eng se repite en uno de cada 200.000 nacimientos, aunque en el caso de los gemelos sería más frecuente, afectando a uno de cada 200 de media en el momento del parto. Su historia ha inspirado un disco, el último del grupo gallego Lovely Luna, titulado 'Chang y Eng', que incluye una canción homónima;  una novela, la conocida 'Chang y Eng' del norteamericano Darin Strauss; una película, la no menos famosa 'Inseparables' (1988) de David Cronenberg, con Jeremy Irons como inquietante protagonista por duplicado; y más recientemente, en su Thailandia natal, donde fueron unos grandes desconocidos hasta que en el año 2000 se popularizó su historia, un musical sobre su vida producido y dirigido por Ekachai Uekrongtham y una entrañable estatua en su memoria, erigida en Samut Songkhram, su lugar de nacimiento, que atestigua la nada espectacular estatura de la pareja.

De este par de gemelos cuya trascendencia histórica ha dado lugar a una palabra tan universalmente conocida, nos quedamos como recuerdo con la última foto del post, el impresionante retrato de 1830 que en plena juventud les pintó Irvine, durante su visita a Inglaterra, y que se conserva en el Real Colegio de Cirujanos de Londres.


P.D: No quiero despedirme sin recordar el gran homenaje que, de manera sutil, la Disney le tributó a Chang y Eng en la película 'La Dama y el vagabundo', con el excelso dúo musical de los taimados y gatunos "gemelitos siameses"... https://www.youtube.com/watch?v=s_8-nPv9YHw

4 comentarios:

Conde de Salisbury dijo...

Que interesante. La exhibición impúdica y venal en el medio circense, o sus aledaños, me recuerda el también decimonónico caso de Jospeh Merrick "El hombre elefante", bastante más triste. Al fin y al cabo los siameses gozaron de un poquito de felicidad familiar.

sushi de anguila dijo...

Sí, podría decirse que, cronológicamente,el pobre Merrick y otros seres humanos igualmente atormentados cruelmente por su físico, tomaron el relevo a esta primera generación de amables 'freaks' para todos los públicos y nada dañinos a la vista, tan habituales en los teatros y circos de medio mundo a partir del siglo XIX. De hecho, uno de los mayores problemas que encontraron Chang y Eng para su vuelta a los escenarios era el cambio de los gustos del público, que ahora pedía "cosas más fuertes" frente a los ñoños trucos y exhibiciones que solían hacer los dos gemelos... Me alegro de que le guste, y gracias una vez más por su fidelidad a este blog...

Wunderkammer dijo...

¡Qué interesante! Fascinada quedo con la historia, que bien pudiera contenerse en una Wunderkammer. Magistralmente contada y excelentemente documentada, como siempre, muchas gracias Sushi.
Besos para usted, para su bravo Ojibwa y su bella weniijaanid, ¡feliz Navidad!

sushi de anguila dijo...

Gracias, Wunder... Me complace que le guste tanto la peripecia de estos dos personajes de leyenda, y su fidelidad a este blog. Besos recibidos y repartidos... Y muy felices fiestas para usted y todas las maravillas que pululan por su cámara...