lunes, 15 de junio de 2009

¡JURAMENTADO!





































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































Recuerdo que era un gran motivo de celebración cada sábado por la tarde que la ponían en la tele, después de comer, del telediario y del capítulo de turno de la serie de dibujos que entonces estuviera de moda. No me importaba haberla visto una decena de veces, siempre disfrutaba como un enano, cada vez que 'La jungla en armas' http://www.youtube.com/watch?v=VjhF-TIowlA era la pequeña gran joya elegida por TVE para su espacio 'Sesión de tarde'. Esas eran tardes de jugar en casa de mis abuelos Diego y Jero, donde casi siempre comíamos los sábados. Antes, a modo de un moderno fariseo, yo había cumplido a rajatabla con mi habitual ritual sabatino, que consistía en visitar la biblioteca de la antigua Casa de la Cultura de Alfonso X para leerme cuantos tebeos pudiera, antes de bajarme un rato a pasear por las salas del Museo Arqueológico que acogía en su planta baja. Mientras la mayoría de críos que conocía estaban jugando al futbito o al baloncesto, yo me quedaba extasiado ante las añejas vitrinas, en las que igualmente convivían falcatas, soliferros, regatones y conteras de lanzas, exvotos, puñales y muuucha cerámica de la época ibérica y romana. Pero ante todo, lo que más me gustaba eran esas grandes vasijas argáricas con esqueltos y ajuares funerarios dentro, cuyo contenido miraba una y otra vez fascinado. Lo mío ya era vocación desde pequeñito. Cuando salía del museo, siempre me iba al Corte Inglés o a la Librería Aguaviva a comprarme el tomo semanal de 'El Príncipe Valiente' que publicaba Ediciones B.O. , ya lo que dedicaba, feliz y ufano, la mayor parte de mi paga semanal (rondaba las 200 pts, el mejor dinero que nunca haya gastado nadie!!!).

Era entonces cuando, cargado con mi codiciado tesoro gráfico, volvía a casa de mis abuelos... si aún era temprano, me tomaba con el padre de mi madre un platico de quisquillas recién cocidas y otro de almendricas marconas fritas de primera en lo que entonces era un modesto y entrañable bar donde todos los clientes se conocían, y los camareros ya sabían sin preguntarte qué tapas querías tomar; un estupendo local que con el tiempo multiplicaría su extensión y alcanzaría gran renombre como restaurante, hoy tristemente desaparecido, el Alfonso X....

Al terminar el aperitivo llegaba la hora de volver a casa, a disfrutar de la ensalada y el gazpacho que solía abrir la comida, las legendarias croquetas de pescado garruchero o los jugosos arroces con pollo que preparaba Brígida (con mucho perejil en rama, que siempre me comía yo), las espléndidas tortillas de habas de mi abuela Jero....

Después, en la sobremesa, llegaba la hora de la peli.... muchas de ellas "en glorioso blanco y negro", que diría Pumares (entonces eso no importaba, sólo si era buena o mala), y entre mis predilectas de siempre, siempre estaba la mencionada, un canto a la camaradería, la aventura y la inteligencia, muy en la línea de las pelis que Gary Cooper, su protagonista, rodaba por aquellos años.... pero también un ejemplo de paternalismo colonial y manipulación histórica infumables, y, además, en una época (1939) en que ya se veía venir el enfrentamiento con Japón y se pretendía despertar un espíritu militarista entre los filipinos, para plantar cara al expansionismo nipón por Asia.

Con ese cóctel en mente, el maestro Henry Hathaway dirigió esta entretenidísimo filme de aventuras que nada tiene que envidiar (todo lo contrario) a las pelis de Indiana Jones.... El argumento, apasionante: En la Filipinas de 1906, ocupada por los estadounidenses tras la deblace española de 1898, el ejército norteamericano intenta, a marchas forzadas, poner en marcha a las tropas filipinas que habrán de hacerse cargo de la defensa de las islas cuando los yankees reduzcan su peresencia militar. En ese estado de cosas, el destacamento de la población de Mysang debe hacer frente a las huestes rebeldes del caudillo musulmán Alipang. Este envía a sus juramentados para asesinar a los oficiales americanos, para desmoralizar a los inexpertos soldados filipinos. El médico de la plaza, el teniente Canavan (Cooper), se enfrentará con éxito a los juramentados, a una epidemia de cólera, a las insidias y traiciones de Datu, un malvado jefecillo local que finge ser aliado, y al ataque de los moros insurrectos.

Un punto fuerte del filme era que contaba con un repartazo de impresión.... un fabuloso David Niven como el seductor y valiente teniente McCool, un espléndido Broderick Craford en el papel de Larson (sometido a una muerte cruel por los malvados moros de Alipang traicionado por Datu), la dulce Andrea Leeds y el gran Reginald Owens dando vida al estricto capital Hartley y su hija Linda... el joven Benny Inocencio haciendo de Mike, fiel aunque simplón escudero de Canavan, y el pérfido Datu, otra magistral interpretación de ese increíble camaleón cinematográfico que era Vladimir Sokoloff (que lo mismo hacía de republicano español en 'Por quién doblan las campanas', de mandarín chino, de presidente de la URSS o del avispado viejecico mexicano que sugiere a sus desesperados convecinos que contraten a los Siete Magníficos como mercenarios)...

Escenas para la historia del cine, ese momento en que asediados por los moros, a punto de ser desbordados, Cooper lanza velas como si fueran cartuchos de dinamita y hace huir espantados a los rebeldes musulmanes... o cuando el protagonista amenaza a los moros con ser enterrados envueltos en una piel de cerdo y los otrora aguerridos asesinos se echan a llorar como niños de teta... pero, si por algo creo yo que recuerda la gente 'La jungla en armas' es por los juramentados, los antecesores a la manera del Extremo Oriente de los actuales terroristas suicidas islámicos que se inmolan cargados de explosivos como hombres bomba... Hace apenas un siglo, los moros empleaban argumentos más cortantes y afilados en lugar de C-4 y detonadores... A sus tradicionales lanzas (budiak en tagalo), jabalinas y dardos, se sumaba un impresionante armamento de mano integrado por el kriss (foto 8), de origen malayo y larga hoja de apariencia flamígera con curvas que recuerdan al cauce de un río; el barong (fotos 6 y 7), de hoja ancha y mango con forma de cabeza de ave estilizada; el kampilán (foto 12, espada a dos manos que era el arma blanca más grande y favorita de los moros de la isla de Mindanao a la hora de combatir, junto con las letales panabás: grandes machetes de fina hoja y punta cuadrada también empleados en las decapitaciones), y la pira, típica cimitarra de hoja ancha con una estilizado mango de madera.

A todo ello había que sumar cerbatanas con dardos envenenados, unas cuantas armas de fuego de avancarga obsoletas y elementos de armadura como eran los kupia (cascos), las pakil o corazas moras del sur con placas y cota de malla, los kalasag (escudos alargados dotados de puntas o aristas afiladas y que además de defender servían para golpear con ellos) y los bolos o machetes de hoja recta con punta curva, que posteriormente usarían en el Pacífico los soldados aliados durante la Segunda Guerra Mundial y eran propios de las etnias cristianas de las islas más septentrionales.

Este era el imponente arsenal con el que los moros combatían y con el que los juramentados cometían sus ataques suicidas, como bien refleja la película, que comienza con el cruel asesinato del pobre capitán Manning delante de su mujer, a pesar de que el fanático es cosido a tiros de revolver por el personaje de Gary Cooper mientras perpetra su crimen. Aunque parezcan exageraciones en aras de un mayor dramatismo, lo que cuenta la película se ajusta bastante a los hechos históricos....

Y es que los juramentados, como los actuales suicidas yihadistas, estaban hechos de otra pasta, e imbuidos de ardor religioso en sus acciones. Durante generaciones, los belicosos moros, que así llamaban los españoles a los aguerridos musulmanes que vivían en la rica isla de Mindanao, el llamado archipiélago de Sulú (integrado por las islas de Basilan, Joló y Tawi tawi y los grupos insulares de Tausug, Samales, Bajau o Sarangani), habían evitado con éxito el control efectivo de su territorio porl os españoles, limitados a una soberanía nominal en muchos de los casos, desembocando todo ello en numerosas camapañas militares e iniciativas diplomáticas que se pueden seguir detalladamente en este espléndido enlace... http://www.florentinorodao.com/articulos/art01e.htm#_5._Los_Bangsa_Moros%20desde%20la%20Indepe

Los moros tenían una bien ganada fama de piratas, de estupendos marinos muy hábiles en dar golpes de mano y de combatientes feroces de gran valor en combate. En sus incursiones navales empleaban ligeras y veloces embarcaciones que no eran sino piraguas talladas ahuecando un gran tronco, con un gran contrapeso en el costado de babor y que disponía de una gran vela sustentada sobre un mástil formado por tres palos, dispuesta en un aparejo similar al latino que le procuraba una gran velocidad. Como las bandas de moros solían ser inferiores en potencia de fuego y blindaje a sus rivales, sobre todo los curtidos soldados españoles, solían depender de la astucia, la movilidad, las emboscadas y la sorpresa para derrotar a sus enemigos o tomar al asalto sus reductos y fortalezas. Su táctica más extrema era la ya mencionada de emplear juramentados, una personal manera de entender y practicar ese estilo de Yihad conocida entre ellos (no hablaban ni rezaban en árabe ni tampoco su versión del Corán estaba escrita en esa lengua) como mag-sabil ("el que resiste las punzadas de la muerte") por aquellos jóvenes voluntarios seleccionados por los imames.

Una vez elegidos, el sultán pedía el consentimiento de los padres antes de aprobar la instrucción del futuro mártir para el parang-sabil (el camino al Paraíso). Técnicamente no era un suicidio como tal, prohibido por la religión musulmana, sino una manera de acceder al Jardín del Edén, donde le esperarían 16 vírgenes, vertiendo la sangre de infieles, en una acción que, muy probablemente, le acarrearía la muerte. A continuación, el elegido juraba con una mano sobre el Corán que cumpliría su misión, antes de tomar un baño ritual purificante, tras lo cual se le afeitaba todo el pelo del cuerpo y se le arreglaban las cejas hasta asemejar 'una luna de dos días'. Después, se le enrollaba fuertemente un fajín en la cintura, mientras que con cordeles se le ataban también fuertes en torno a los genitales, tobillos, rodillas, muslos, muñecas, codo y hombros, para generar una compresión que impidiera mucha pérdida de sangre por si era herido durante su misión suicida y para que pudiera culminar su brutal tarea antes de morir. Ello explica la escena referida en que, a pesar de freir a balazos al juramentado, éste consigue asesinar al capitán Manning. Una circustancia que les daba una cuasi diabólica imagen de invulnerabilidad ante los aterrorizados grupos de filipinos cristianos que solían ser sus vícitimas.

Posteriormente, se vestía con una impedimenta blanca y se adornaban con un turbante, y afilaban sus armas. Cuando tenía a tiro a su objetivo, cargaba contra ellos gritando "La ilaha il-la'l-lahu" (no existe más dios que Alá), mientras que empuñaba en cada mano un kris o un barong, o uno de cada. En el improbable caso de que sobreviviviera al ataque, se creía que justo cuarenta años después, su cuerpo ascendería al Paraíso de los musulmanes.

Cuando los americanos expulsaron a los españoles de Filipinas, había en Mindanao unos 265.000 moros por sólo 65.000 cristianos, y ambos grupos sociales desconfiaban uno del otro. Para los españoles y los filipinos cristianos, los moros eran piratas y traficantes de esclavos crueles y traicioneros, mientras que para éstos, los seguidores de la cruz era un grupo de pusilánimes y cobardes que lo único que querían era apoderarse de sus tierras y convertir al cristianismo a sus hijos. Los estadounidenses, más próximos a la cultura y religión de los hispano-filipinos crisitanos, adoptaron esa misma visión del asunto, prlongando en el tiempo el secular conflicto que durante siglos había enfrentado a las dos comunidades. Además, los moros no se fiaban de los americanos, a los que veían no como libertadores, sino como meros usurpadores de uss antiguos dominantes, y se negaban a sentirse 'americanos'.... No en vano, el presidente McKinley había declarado que los yankees no estaban en Filipinas para explotarlas colonialmente, sino para "desarrollar, civilizar, educar y enseñarles a autogobernarse". Menudo cuento de hadas... y es que los moros, viendo amenazado su tradicional modo de vida, sus costumbres y creencias, se negaban a aceptar el que sus hijos fueran obligados a escolarizarse y a ser educados en inglés, renunciar a la piratería y el tráfico de esclavos, abandonar sus costumbres guerreras en favor de la paz entre las tribus y clanes, pagar impuestos, inscribirse en un censo...

Por eso, tan pronto ya como en 1899, cuando las tropas americanas comenzaron a instalarse en diferentes localidades de Mindanao, inicialmente de manera pacífica, comenzaron los problemas y los enfrentamientos, con unos primeros balances, de 80 moros muertos por cada dos americanos de media, que les hicieron ver que nada tenían que ver con los timoratos hispanofilipinos a los que solían aterrorizar. En ese mismo año estalló también la guerra de liberación filipina, que buscaba la independencia del poder yankee, y que duró hasta 1903, con miles y miles de bajas entre los filipinos de uno y otro lado (tremedamente tristes resultan las fotos de filipinos muertos en defensa de su libertad a manos de sus 'libertadores', como la antepenúltima y penúltima del post), con muy escasas bajas estadounidenses dada su implacable superioridad de medios (cerca de 20.000 militares filipinos por 4.234 estadounidenses, la mayoría de éstos por causa de la malaria, y entre 200.000 y a más de un millón de civiles de una población que a comienzos del siglo XX rondaría los nueve millones, de los que no pocas personas eran familia de quien esto escribe). Devastador en lo demográfico, y más aún en lo social y lo cultural, pues buena parte de los filipinos que cayeron bajo las balas, violaciones y pillajes de los soldados yankees pertenecían a la élite más culta y españolizada, aquella más dispuesta a rebelarse en defensa de sus legítimos derechos. A esos mismos que era necesario erradicar para imponer sin trabas el inglés como lengua oficial del archipiélago, que habría de permancer como una colonia hasta 1946... quién sabe si aún lo seguiría siendo de no haber mediado la ocupación japonesa durante la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, los indómitos moros, atrincherados en sus fuertes de bambú llamados cotas, rodeados por fosos y de estacas afiladas, bajo la protección de sus antiguos cañoncitos de bronce ricamente labrados llamados lankatas, y otras pequeñas facciones guerrilleras cristianas continuaron con la lucha hasta su casi total exterminio en 1913, año de la 'paz' definitiva... De las increíbles prestaciones combativas de los juramentados dan idea algunos episodios, como cuando uno de ellos encajó siete balazos de revolver antes de llegar junto a un oficial americano (sus 'presas' favoritas) y cortarle de un tajo una pierna. Otro consiguió matar a tajos a siete soldados en las calles de Jolo, la gran capital de los moros, antes de ser achicharrado a disparos.

Quedaba claro, pues, que las armas de fuego, especialmente los revólveres del calibre 38 de los oficiales (fotos 20, 21 y 22) carecían del necesario 'poder de detención' frente a los juramentados, sobre todo antes de que pudieran infligir algún daño con sus armas. La solución pasaba por un cambio de las armas reglamentarias, especialmente los revólveres, que dejaron paso a un prodigio de la técnica, obra de John Moses Browning, llamado a ser una leyenda en el universo de las armas, la pistola Colt 1911 del calibre 45 (fotos 23, 24 y 25) cuyo cargador acogía, además, un cartucho extra (siete) frente a los seis del tambor de los revólveres, al que se unía otro en la recámara. La semi-automática devolvió la confianza a los estadounidenses, y demostró unas propiedades estupendas para cualquier escenario en el campo de batalla. A modo de anécdota, indicar que las pruebas frente a los denostados revólveres del calibre 38 se realizaron disparando a vacas, cerdos, e incluso cadáveres colgados en el aire, para comprobar de una manera totalmente práctica los efectos en sus cuerpos.

Que el arma gozó de una merecida popularidad entre las tropas de Filipinas nada más ser adoptada, la pone de manifiesto el fabuloso y conocidísimo cuadro del artista Hugh Charles McBarron Jr titulado 'Knocking Out the Moros', una de las afamadas catorce pinturas en la que recreó momentos épicos de la historia del US Army, en este caso una de las múltiples escaramuzas que enfrentó a los aguerridos moros, obsoletamente equipados, con las tropas yankees, y en la que el oficial esgrime su flamante Colt 1911 dispuesto a hacer buen uso de ella mientras sus hombres despachan a la morisma con sus rifles Krag-Jorgensen con las bayonetas caladas.

A la hora de combatir a los moros, las tropas estadounidenses aplicaron una mentalidad, tácticas y medios muy similares a lo empleado en los combates contra las tribus indias unas pocas décadas atras. Lógico, si pensamos que en 1901, en plena guerra entre filipinos y norteamericanos, tan sólo hacía 25 años de la derrota de Custer en Little Big Horn, sólo 15 desde la rendición de Jerónimo, y apenas 11 años desde la última masacre de nativos amerindios, la cometida sobre los sioux en Wounded Knee en 1890. Entre los militares de más amplio historial se encontraba el entonces todavía capitán John Joseph Pershing, que a sus 40 años era todo un veterano de las Guerras Indias y de la de Cuba, donde había combatido en la bstalla de las Lomas de San Juan, y que años después perseguiría con sus fuerzas dentro de territorio mexicano sin ningún resultado al mismísimo Pancho Villa, antes de ser nombrado el jefe supremo de las tropas estadounidenses enviadas a combatir en Europa durante la Primera Guerra Mundial.

Pershing participó con éxito en diversos combates contra los moros y dirigió la toma a cañonazos de más de 50 de sus cotas, en acciones que se saldaron con centenares de muertos entre los musulmanes filipinos sin apenas bajas entre los yankees. Partidario, pese a todo, de una política de integración y apaciguamiento, que le llevó a compartir partidas de ajedrez con los Datu o jefes locales y celebrar con decenas de ellos las festividades del 4 de julio, terminó considerando a sus adversarios filipinos tan obstinados e inadaptables como lo habían sido décadas antes los mismísimos apaches. Otro militar de armas tomar fue el coronel Alexander Rodgers, del Sexto de Caballería, demostró muchos arrestos a la hora de combatir a los juramentados, envolviendo sus cuerpos y enterrándolos con una piel de cerdo en fosas comunes, idea que otros le copiaron metiendo directamente la cabeza cortada de los moros ya abatidos en tan 'impuro' receptáculo. Desde la primera aplicación de estas medidas, se pudo comprobar su gran eficaica disuasoria, y descendió muchísimo el número de ataques de juramentados. No es de extrañar que a Rodgers, los moros le llamaran 'cariñosamente' 'El Cerdo'. Un espisodio recreado en la película, y que el astuto personaje interpretado por Gary Cooper emplea para 'hacer cantar' a un juramentado que consiguen capturar vivo.

A Pershing, condecorado por sus 'hazañas militares' contra la insurgencia musulmana y llamado de vuelta a Estados Unidos, le sustituyó otro veterano de la Guerra de Cuba, el intransigente mayor general Leonard Wood, médico que había estudiado en Harvard, para quien los moros, pese a su indudable coraje, no eran más que una depravada raza de piratas, bandidos y forajidos que sólo podían ser tratados con mano dura. Continuamente repetía eso de que "cualquier concesión que se les hiciera, sería un error'. También criticaba las tácticas del enemigo, al que consideraba estúpido por atacar de día y a campo descubierto, expuesto a ser barrido por las armas de fuego americanas, en lugar de optar por incursiones nocturnaso al abrigo de las selvas, ya que eran expertos organizando emboscadas.

Wood comandó algunas de las acciones militares más sangrientas contra los insurgentes moros, cuya desproporción provocó las críticas en la prensa del mismísimo Mark Twain, que no podía entender cómo se podía considerar una épica victoria el machacar a cañonazos durante tres o cuatro días a centenares de rebeldes, mujeres y niños incluidos, atrapados en sus inaccesibles refugios. Panglima Hassan y Dato Ali son dos de los jefes guerrilleros más importantes a los que acorraló y mató merced a sus tácticas, como también hizo con Jikiri, un preligroso bandido. En marzo de 1906 tuvo lugar la conocida como 'La batalla de las nubes', por lo elevado del lugar, el cráter del extinto volcán Bud Dajo, donde perecieron más de 600 rebeldes por tan solo 21 muertos y 73 heridos estadounidenses. Pero, como habría de suceder unas décadas más tarde en las junglas y arrozales vietnamitas, tanto exceso y abuso llamó la atención de la opinión pública estadounidense, lo que provocó el relevo de Wood y el urgente regreso de Pershing al archipiélago.
Tras un período de relativa calma, con pequeñas escaramuzas, en el verano de 1913 se concentró en las inmediaciones de la montaña de Bud Bagsak una gran fuerza integrada por entre 6.000 y 10.000 guerreros musulmanes, el mayor desafío hasta entonces afrontado por los estadounidenses desde su conquista de las Filipinas. Tras cuatro días de intensos combates, que tuvieron lugar del 11 al 15 de junio, el 8º Regimento de Infantería y los Exploradores Filipinos pusieron en fuga al enemigo, tras causarle más de 600 muertos y millares de heridos, a cambio tan solo de 14 fallecidos y 11 heridos yankees. Fue el canto de cisne del poderío moro, cuyos líderes optaron desde entonces por una política de paz y sometimiento. Las Filipinas quedaban definitivamente pacificadas hasta el estallido de la guerra entre el Imperio Japonés y los Estados Unidos.
De la importante amenaza que siempre supusieron para el control de las Filipinas y sus mares aledaños los belicosos moros, da idea el comentario del embajador japonés en España durante los fastos del Quinto Centenario, reconociendo públicamente que "de no haber detenido los españoles la expansión del islam en las Filipinas, el Japón también sería hoy un país musulmán". Sirva esta atinada reflexión como merecido homenaje a esos risueños y valientes soldados españoles de la última foto del post que, durante generaciones y pesar de carecer de los medios adecuados y ser presa de todo tipo de enfermedades tropicales, mantuvieron a raya, junto a sus congéneres de la Armada, a tan formidable enemigo.
Buena prueba de la fascinación que generaron los juramentados entre los escritores, periodistas y artistas de medio mundo la constituye la estupenda aventura con guión del gran Víctor Mora en la que nuestro invencible Capitán Trueno las pasaba canutas luchando contra una banda de estos peligrosos fanáticos....
Tras la independencia de Filipinas, son varios los movimientos armados musulmanes que se consideran los herederos de sus antepasados moros en su lucha por escindirse del resto del país y crear en Mindanao su propia Nación Islámica o Bangsmoro: el Frente Moro de Liberación Nacional, que llegó a un acuerdo de paz y reinserción social con el Gobierno, del que se escindió en 1984 el Frente Moro Islámico de Liberación, también inmerso ahora en conversaciones de paz; el Pentágono en Mindanao central; Abu Sayyaf, directamente relacionada con Al Qaeda, y la Jemaah Islamiah, instalada en el resto del Sureste de Asia. Estas dos últimas bandas guerrilleras abogan por el secuestro y la ejecución de ciudadanos, turistas, religiosos y cooperantes europeos, y por el asesinato de cristianos filipinos, y tienen en jaque al ejército del país, al que resplada militarmente, de momento muy tibiamente, la antigua potencia colonial. Se calcula que las acciones de estos movimentos armados han provocado el éxodo de 400.000 refugiados y la muerte de más de 160.000 personas.
Este post está dedicado al Mayor Reisman y su fantástico blog de cine bélico e histórico, con el que tanto se aprende y se disfruta. VA POR USTED MAESTRO Y POR ESE CANTO A LA MÁS EMOCIONANTE AVENTURA QUE ES 'LA JUNGLA EN ARMAS'.

lunes, 8 de junio de 2009

Historias de miedo












































































































































































































































































































A finales de abril, saltaba la alerta. Se habían detectado en las costas murcianas varios ejemplares de la tan temida carabela portuguesa, "una de las 'medusas' más tóxicas y peligrosas, cuya picadura es mortal", según algunos de los medios que con tanta profusión difundían la aterradora noticia, como si de una invasión alienígena se tratara... incluso se había encontrado varado un ejemplar de tan vistoso especimen marino en la cartagenera playa de las Cañas...

Cualquiera al tanto del excesivo alarmismo generado podría pensarse que estábamos en la mismísima isla de Amity, desesperados por que nuestro sheriff Brody pimentonero nos librase de semejante terror de los mares... Curioso en una Comunidad Autónoma como la nuestra, ejemplar en su eficaz lucha contra la avalancha de medusas que cada año se acercan hasta nuestro paradisíaco Mar Menor...

Frente al exagerado despliegue informativo, las autoridades competentes informaron con rigor y puntualizando una situación tan habitual desde que el mar es mar como que bandadas de estas precioss criaturas marinas, por otra parte habituales de los mares y playas del norte de España, crucen de vez en cuando el Estrecho arrastrada por las corrientes o los vientos que impulsan la trasparente vela que es el origen de su nombre...

Desde el Centro Oceanográfico de Murcia se recordó que grupos de Physalia physalis, nombre científico de la susodicha amenaza, fueron ya avistados el pasado verano en Asturias y en Cantabria, y en Semana Santa por aguas de Cádiz y Málaga, que esta especie habíal llegado por primera vez al litoral de la Región de Murcia en 1989 y que el pasado noviembre también se detectaron unas cuarenta en nuestras aguas.... sin tanta repercusión ni alarmismo... porque, claro... ¿quién se baña en el mar por esas fechas?

Aunque según explicaron en el centro la picadura de la carabela portuguesa es más peligrosa que la de las medusas que suelen aparecer por el litoral murciano, se recalcó también que sólo en casos excepcionales puede causar la muerte, como ocurrió hace veinte años en Brasil, aunque probablemente se trataba de personas alérgicas a este organismo marino.

Vamos, que, salvo que uno tenga muchísima mala pata (antes te cae encima un rayo en plena tormenta) existen las mismas o menos posibilidades de morir por causa de su picadura que las de cualquier alérgico a las abejas...
Y es que, para empezar, la carabela portuguesa no es, ni siquiera, una medusa, sino que, a diferencia de éstas, cada carabela no es un individuo aislado, sino una colonia; un organismo compuesto de múltiples individuos que se especializan, cumpliendo diferentes funciones para sobrevivir. Unos hacen de vela, otros de flotador y otros se convierten en largos tentáculos, para alcanzar con ellos los nutrientes. Sus tentáculos pueden alcanzar hasta tres metros de largo, pero cuando se desplaza suele llevarlos retraídos.

Eso no evita que su picadura sea realmente muy peligrosa, y pueda llegar a producir shocks alérgicos e incluso paros cardiacos… Cuando la carabela siente algún ser vivo cerca de ella, sus tentáculos se ponen en acción, disparando un filamento urticante que se clava en la piel e inyecta un veneno, que puede resultar de extrema gravedad para niños, ancianos y personas con problemas respiratorios o más sensibles de lo normal a su toxina. En casos muy extremos puede provocar la muerte... En la mayoría de los casos, la picadura se traduce en una inflamación con dolor de distinta intensidad y quemaduras de cierta consideración. Se alimentan de larvas, huevos y pequeños organismos, igual que las medusas, y tan sólo interesan como presa a las tortugas…
En la mayoría de los casos, la picadura se traduce en una inflamación con dolor de distinta intensidad y quemaduras de cierta consideración. Todo muy lejos del implacable asesino flotante que algunos desinformados, espero que por su afán de alertar a las potenciales víctimas más que por fastidiar, nos han querido vender....

Pero ya que de 'medusas' peligrosas hablamos, habría que recordar que los dos animales más venenosos del planeta, aquellos que matan a una velocidad de pasmo y por delante de otros animales tóxicos, son precisamente dos medusas... australianas . La más letal, la Chironex fleckeri o avispa de mar, una medusa de forma cuadrada (en su tierra natal la llaman, precisamente, Box Jellyfish, seguida de su diminuta y mortífera pariente, la Irukandji (Carukia barnesi).
La primera de ellas, tan temida, responsable de la muerte registrada de 70 personas en Australia entre 1883 y finales de 2005, y más de 5.000 si incluimos las costas del Pacífico hasta Filipinas, más que la suma total causada por el resto de animales marinos peligrosos para el hombre. La última, la de un niño de seis años en 2007, quien tras salir del agua envuelto entre tentáculos, se desmayó y murió poco después en un hospital...

Para prevenir malos momentos, los bañistas recomiendan sumergirse sólo si se va vestido con neopreno, manteniendo vigilantes la cabeza fuera del agua, y en Australia también se venden unos trasparentosos trajes de licra para bañarse en aguas con medusas sin miedo a las picaduras, pero que hacen de la experiencia playera un verdadero engorro... nada que ver con el placer de broncearse

La traslúcida avispa marina contiene a lo largo de su superficie unas ampollas repletas de veneno, con 20.000 unidades de entre 1.5 y 4 mililitros, necesitando sólo 1.4 miligramos de veneno, o lo que es lo mismo, el peso de un grano de sal, para matar a un hombre adulto.

Su veneno actúa rápidamente sobre el sistema nervioso, y después de una reacción inicial del tejido afectado que puede desarrollar ulceraciones y/o necrosis, se produce una parada cardiorespiratoria. En sus 60 tentaculos de 3 metros de largo cada uno alberga suficiente veneno para matar a 60 personas, una por cada apéndice....

Este cnidario ( grupo animal al que pertenecen las hidras, medusas, corales y anémonas) es el más grande del mundo, pues su umbrella (parte superior redondeada de la que cuelgan los tentáculos) puede llegar a medir hasta 2.5 metros de diámetro... UFFFF!!!! A diferencia de las medusas comunes, que en su mayoría son ciegas, esta especie posee cuatro grupos de veinte ojos, cuya verdadera utilidad y función se desconoce, ya que carecen de sistema nervioso central... además de grandes y terriblemente mortíferas, son muy rápidas para su tamaño, al nadar a impulsos de 1,5 m por segundo, lo que le proporciona velocidad suficiente incluso para capturar peces.

Generalmente el roce de la víctima con sus cilios pasa inadvertido y no deja lesiones visibles, lo que hace aún más furtivos los ataques de tan gelatinoso verdugo; tras unos 20 minutos se inicia el llamado 'síndrome irukanjdi', que comienza un intenso dolor en todo el cuerpo, el ritmo cardíaco se triplica, la tensión sanguínea se duplica y, por lo general, la muerte sobreviene tras una embolia cardíaca. Sus síntomas se presentan también en dificultad para respirar, náuseas y vómitos, hinchazón y dolor severos, latidos cardíacos lentos y muerte del tejido cutáneo. Sin embargo, algunos animales son inmunes a la toxina, como las tortugas de mar, que se las zampan tan campantes.

En el caso de los humanos, si el veneno penetra en el sistema sanguíneo, la muerte puede tardar menos de tres minutos, aunque lo normal es en torno a la hora. La mayoría de las víctimas salen del agua con fragmentos de la medusa pegados al rostro, al torso o a sus miembros. Las friegas inmediatas con vinagre previenen que se dispare la carga de parte de sus ampollas cargadas de veneno y disminuyen la peligrosidad de lo inoculado. Esa es la razón de que muchas playas australianas, incluso las más remotas, dispongan de dispensadores de vinagre anunciado por grandes señales, que puedan paliar en parte las consecuencias de los ataques. Asusta pensar dónde acabarían en España semejantes dispensadores si algún día, por desgracia, hubiera que instalarlos...

Está comprobado que las avispas de mar se vuelven más mortíferas con la edad. Las jóvenes, que cazan camarones, tienen veneno tan sólo en el 5% de sus células urticantes; las adultas lo tienen en el 50%, lo que les permite cazar presas más grandes.

Bastante más pequeña, pero no menos escalofriante, con sus apenas 2,5 cm de transparente umbrella, la irukandji o 'medusa asesina', es tan minúscula que su toxicidad parece jugar un tragicómico contraste con su tamaño. Sus tentáculos pueden llegar a medir unos 80 centímetros de largo y verlos a simple vista es muy difícil. Al contrario del caso de la avispa marina, en la que las víctimas suelen salir gritando del agua, para sucumbir en la arena, los ataques de irukandji presentan síntomas que se dilatan durante horas y días, confundiéndosele muchas veces con patologías propias del humano.

La 'medusa asesina' es una especie muy poco conocida, debido su reciente descubrimiento en 1952 por Hugo Flecker, que la bautizó, al igual que el terrible síndrome mortal que provoca, como Irukandji por el nombre de la tribu aborigen asentada en la turística localidad de Cairns, junto a la Gran Barrera de Arrecifes. La medusa como tal fue clasificada científicamente en 1964 por el doctor Jack Barnes (de ahí su nombre taxonómico de Carukia barnesi); quien para demostrar que el traslúcido ser era la verdadera causa del llamado 'síndrome de irukandji', hizo que un ejemplar le picara a él, a un salvavidas y al hijo de éste. Está demostrado que fue la causa de muerte en 2002 de dos turistas, uno estadounidense y el otro británico, y se está trabajando a marchas forazadas por encontrar un antídoto...

Otro animalito de la zona letalmente peligroso es el pulpo de anillos azules, contra los que también hay señales de advertencia en las playas australianas. A pesar de su atractiva librea, este llamativo cefalópodo compite con la serpiente de mar como uno de los animales más venenosos que pueblan los mares, de momento esclusivamente australianos.... situación que puede cambiar en un futuro...
Terrible resulta también por su veneno, pero sobre todo por su tamaño, la también peligrosísima aunque bellísima medusa de melena de león ártica, que, con los 36'5 m de longitud que pueden llegar a medir sus tentáculos y los 2,3 metros de su campana, como en el caso de un ejemplar aparecido varado en 1870 en Massachusetts, es el animal más grande conocido hasta ahora en todo el planeta en cualquier época, por delante de la ballena azul y los extintos dinosaurios... De su justificada fama de animal peligroso, da cuenta el hecho de que el mismísimo Sir Arthur Conan Doyle la eligiera como involuntaria asesina en las costas de Sussex del infausto profesor Fitzroy McPherson, precisamente en el episodio titulado 'El caso de la melena de león', uno de los pocos escritos por el propio Holmes en ausencia del doctor Watson, lo que tal vez justifique que el insigne detective no dedujera, hasta bien avanzada la investigación, la más que probable causa de las extrañas heridas que tan misteriosamente provocaron la muerte del docente...

Si nos vamos a tierra firme, la ganadora en cuanto a toxicidad es un ofidio poco conocido entre nosotros, también de origen australiano, vaya por Dios: la serpiente Taipán del interior, propia de lo desiertos de la parte centro-este del país. Estos ofidios, de hasta 2,7 m de longitud, tienen un veneno basado en neurotoxinas que utilizan para paralizar a sus víctimas, y una simple mordedura es suficiente como para matar a un hombre. Los efectos de su veneno se presentan en forma de dolores de cabeza, náuseas, vómitos, y dolores estomacales; en algunos casos hay convulsiones, y en los más extremos, coma. Sin embargo, su veneno tiene también unos efectos secundarios de lo más truculento, ya que deshace el tejido muscular, y la víctima (bien animal o humana) comienza a orinar de color rojo/marrón a causa del paso del tejido muscular deshecho por los riñones. ¡Qué requetehorror! Además, contiene un potente anticoagulante, por lo que la herida no para de sangrar, pudiendo producir hemorragias internas, especialmente en el cerebro.

De todas maneras, en el Mediterráneo casi hay más posibilidades de que te coma un tiburón a que te mate una carabela portuguesa aplasticada de esas.... Sin llegar a los excesos de las costas de Sudáfrica, California o Australia ('casualmente' zonas donde abundan las focas y leones marinos), en nuestro entrañable y concurrido Mare Nostrum (donde lamentablemente apenas viven ya ejemplares de ese simpático pinípedo que es la foca monje) también es posible encontrar ejemplares del legendario y temible (aunque poseedor de la belleza que distingue a los más poderosos depredadores) tiburón blanco, el potente Carcharodon carcharias de tantas y tantas pesadillas fílmicas y literarias, protagonista de no pocas leyendas e historias de veteranos y curtidos marinos a los que parece nublárseles el juicio y disparárseles la lengua en cuanto se les mienta al pez más acogotante de cuantos surcan nuestros mares....

El Gran Blanco es mucho más frecuente en aguas mediteráneas en primavera y verano, y muy escaso en otoño… en costas de Italia y Croacia suelen aparecer hasta más de cinco ejemplares por estación en numerosos puntos… Así, en 1960, un tiburón permaneció más de un año en la zona del italiano Monte Circeo, mientras que en 1989 también nadaba un ejemplar de buen tamaño cerca de la costa de Rimini, al que llamaron Willie; tres años antes un barco había sido atacado por un tiburón sin identificar en el delta dle río Po, bordeando aguas dulces, y en Riccione fue herido por un tiburón un pescador ocn arpón austriaco; también en 1977, una plataforma científica en aguas próximas a Venecia había sufrido extraños ataques sin identificar.

Lo curioso es que mientras nuestro plácido Mar Menor puede parecer a los ojos de los más desinformados un lugar de lo más peligroso por su abundancia de medusas, perfectamente controladas gracias a las redes dispuestas por las autoridades para su pesca, otros destinos turísticos del Mediterráneo últimamente muy en boga por las modas de turno, como la costa de Croacia, cuentan en determinados puntos con redes anti-tiburones, como las de las playas del Golfo de Kvarner, el Kvarnerski zaljev croata o Golfo del Quarnaro en italiano; cerca de la histórica Fiume, hoy Rijeka, en donde se registraron 3 ataques fatales, el último en 1971, todos atribuidos al tiburón blanco según los registros de la ISAF (International Shark Attack Files). http://www.flmnh.ufl.edu/fish/sharks/White/Medi.htm

Y es que nuestro admirado Carcharodon carcharias, se adapta a aguas de diferentes temperaturas, puesto que tolera desde 7,5º a 25º, aunque son muy pocos los ataques confirmados en aguas con temperaturas superiores a los 23º. En los últimos 50 años hay registradas 123 capturas de la especie en aguas mediterráneas, algunas de ellas se produjeron en la costa de Valencia, en las islas Baleares y Columbretes, el golfo de León en Francia y el golfo de Génova. Los pescadores de atún entre Córcega y Cerdeña también atraparon en esa zona ejemplares jóvenes y adultos, y los de Isole Pelagie, al sudoeste de Malta, izaron a su embarcaciones cuatro más entre 1964 y 1987. Los avistamientos más frecuentes se producen en el Canal de Sicilia, Malta y las aguas tunecinas (norte del golfo de Túnez, Sfax y golfo de Gabes), siendo en su mayoría tiburones jóvenes de menos de 3 metros y de ambos sexos.

A pesar de estos avistamientos, sobre todo por parte de pescadores, el único tiburón blanco filmado vivo en el Mediterráneo fue aquel captado por la cámara de un pescador deportivo a unos 35 km de la costa de Senigallia, en el Adriático italiano, y resultó de lo más espectacular, ya que el gran escualo, de unos 5,5 m de longitud, se zampó tan ricamente, y ante al atónita mirada de los miembros de la embarcación, otro tiburón que acababan de pescar y se disponían a izar a bordo.

En total, desde 1900 (y obviando las vícitmas asociadas a las dos grandes Guerras Mundiales), sólo se han registrado 28 ataques de escualo en el Mediterráneo, en su mayoría en las aguas costeras de Italia y Croacia. El último caso documentado de ataque mortal en la zona a cargo de un tiburón, en este caso también blanco, fue el sufrido por el buceador de 47 años italiano Luciano Costanzo, el 2 de febrero de 1989, en el Golfo de Baratti, cerca de Piombino, en la costa de la Toscana italiana, mientras pescaba con arpón (y botellas...) acompañado por su hijo Gianluca de 19 años. A una milla de la isla de Elba, y a unos 25 m de profundidad, el veterano escafandrista se topó con un tiburón blanco de entre 20 y 25 pies...

Inmediatamente salió a la superfcie gritando "¡tiburón!" antes de que el gigantesco pez, saltando fuera del agua hasta dos veces, lo mordiera por la cintura, y se lo llevase al fondo atrapado entre sus fauces cuando intentaba llegar hasta su bote, donde su horrorizado hijo lo presenció todo, mientras el agua se teñía de rojo con la sangre de su padre. Después de tres días de intensa búsqueda, una cámara subacuática logró filmar los restos de la tragedia: las aletas del infortunado buceador, una pesa de su cinturón, y los dos tanques de aire comprimido con restos de bocados....

En españa, desde hace tres décadas sólo hay registrados dos ataques. El primero, del que fue víctima en la gaditana Tarifa el windsurfista J. L. Pérez-Díaz, tuvo lugar a las 10:55 h del 18 de marzo de 1986 a las 10:55 de la mañana, cuando algo (probablemente un escualo, que confunden las tablas con grandes atunes o focas) le hizo caer en su tabla a sólo 300 m de la orilla. Mientras estaba tumbado sobre ella, un tiburón blanco de más de 3,5 m surgió desde el fondo y le mordió la pierna, aunque luego soltó a su presa, gravemente herida. Al infortunado finalmente hubo que amputarle el pie.

El otro ataque, un poco más reciente, sucedió a las 8 h del 3 de septiembre de 1993 en la valenciana Playa de Arenes, donde J. Hernández nadaba a unos 200 metros de la costa cuando fue atacado en la superficie por un tiburón pequeño y esbelto, de unos 2 metros de longitud, y que él cree que pudo ser una tintorera. El escualo le mordíó en un pie, seccionándole algunos dedos. Aún recuerdo el buen ánimo y la gran presencia de ánimo de este veterano nadador que, con toda tranquilidad, contaba a las cámaras de Antena 3 que evitó desangrarse haciéndose un torniquete en la pierna mutilada con el cordel de su bañador.

Ahora, para tiburonaco espectacular, el gran blanco que apareció moribundo en Tossa de Mar, Gerona, (última foto del post) el 17 de noviembre de 1992, un macho de considerables dimensiones (casi 5 m y una tonelada de peso). Escandalosamente, el caso fue silenciado por las timoratas autoridades a modo de aquel alcalde de estrambóticos modelitos que negaba que pasara nada en las aguas de Amity Island en el 'Tiburón' de Spielberg, co la intención de impedir de que la imagen de aquel pezezote sobre las arenas de la turística villa donde se rodara 'Pandora y el holandés errante', desatase una oleada de pánico que afectase a la temporada veraniega del año siguiente. Aunque la Guardia Civil retiró (mal en este caso) a toda prisa y con una grúa municipal, los restos del pez, unos biólogos marinos pudieron localizarlos en un vertedero cercano y examinarlo, aunque su mal estado impidió hacerle una autopsia en condiciones.

Un aspecto fascinante de los tiburones es, precisamente, el origen mismo del término... adoptado al castellano de la lengua de esos tainos encontrados por los españoles en las llamadas Indias, junto con otros tan conocidos hoy como batata, cacique, caníbal, canoa, carey, guayaba, hamaca, maíz o tabaco... Hasta entonces, el gran blanco era conocido por las gentes de mar hispanas como JAQUETÓN (¡¡¡siempre me encantado mucho más ese nombre!!!), superlativo de 'jaque', amenaza en castellano medieval. En el Uruguay se le llama también 'africano', mientras que en otros países como Cuba optan por 'devorador de hombres' o 'jaquetón de ley'.

Paradójicamente, el 'shark' anglosajón también tiene un origen americano, comenzó a ser utilizado en torno a 1560, como la corrupción, por parte de los navegantes ingleses, de XOC, la palabra con la que designaban los aztecas a los escualos. Tradicionalmente, los británicos habían llamado 'Sea Dogs' a los tiburones, dado su hocico puntiagudo, que tanto les recordaba al de los canes... denominación que se aplicaban a sí mismos los marinos ingleses que combatieron a la Gran y Felicísima (que no "Invencible", malintencionado invento inlgés a posteirori) Armada ante sus costas en 1588, y que aún hoy identifica de manera coloquial y cariñosa a los marinos militares ingleses ante sus homónimos de otras armadas aliadas....

Serán animales peligrosos, sí, pero...tan fascinantes y cautivadores para quienes amamos a las criaturas marinas....

Este post va dedicado a esa conmovedora maravilla, rebosante de calidad humana y maestría literaria (y donde también se cita a los tiburones), que hoy nos ha regalado a todos el gran Achopijo http://achopijo.blogia.com/2009/061201-don-capitan.php en su blog , y a la encomiable y nunca bien agradecida labor que desempeñan Pupa Clown y el resto de payasos de hospital por nuestros niños enfermos ...

martes, 12 de mayo de 2009

Leningrado, aterrador paraíso caníbal...



















































































































































































Me permito avisar a aquellos espíritus más sensibles o aprensivos, que los hechos ciertos que a continuación relato, pueden herir sensibilidades, generar malestar o desagradar profundamente a quienes tengan a bien leerlos. Si su curiosidad, morbo, fidelidad a este blog o despiste les hacen seguir adelante, que luego no me acusen de truculento, retorcido o siniestro juntaletras. Advertidos quedan y que sepan también que tengo el libro de reclamaciones en el encuadernador. Así que, el riesgo es cosa de ellos.

Hace aproximadamente un par de meses, comenté en ese magnífico reducto de la cultura y el entretenimiento que es Black Coffee y presenta y dirige en la noche de cada viernes en La Opinión TV mi querida y admirada Lola Gracia, el fantástico libro 'Historia natural del canibalismo'. Una obra rigurosa y amena, obra del afamado cirujano y pediatra Manuel Moros Peña http://www.libros2.ciberanika.com/desktopdefault.aspx?pagina=~/paginas/entrevistas/entre321.ascx , que, a pesar de su juventud, atesora una interesante obra científica y literaria, entre la que destaca el no menos impactante 'Seres extraordinarios' http://www.netsaber.com.br/resumos/ver_resumo_c_4799.html , tratado dedicado a las más llamativas malformaciones padecidas por seres humanos de ayer y de hoy...

Entre los muchos e interesantes (y aterradores, según los casos) episodios que cita y comenta en su obra dedicada a la antropofagia el doctor Moros, hubo uno que me llamó mucho la atención, y que despertó en mí cierta curiosidad para saber más. Conocido era que, durante el cruel y prolongado asedio que padeció la ciudad de Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial, algunos de sus ciudadanos habían recurrido al canibalismo para evitar morir de inanición... hasta ahí, una historia más o menos sabida, y, hasta cierto punto, lógica. Lo que no tenía yo tan claro era la extensión que llegó a alcanzar el fenómeno entre la exangüe población de la gigantesca urbe poblada por tres millones de personas al comenzar el asedio el 8 de septiembre de 1941, de las que casi la mitad habrían muerto a su conclusión el 27 de enero de 1944 , 872 días después...
El tema antropofágico , que da mucho de por sí solo, y aún mucho más relacionado con el conocido sitio padecido por la ex-capital zarista, resulta de lo más espeluznante en cuanto se profundiza un poco. Además, cada vez está más presente en aquellas obras de investigación histórica, muchas de ellas de procedencia británica que analizan de manera tan rigurosa como exhaustiva lo ocurrido en aquellos infaustos días. Impresionante resulta lo que el profesor Michael Jones, de la Universidad de Birmingham, reproduce en su libro 'El sitio de Leningrado, 1941-1944'. En sus páginas relata algunos de los casos más clamorosos y espeluznantes del canibalismo que practicaba buena parte de la ciudad con respecto a la otra. En total, durante el asedio, la NKVD (antecesora de la KGB) reconoció oficialmente haber detenido a 1.400 personas acusadas de canibalismo, de las que más de 300 fueron ejecutadas... pero esto constituía sólo la punta del iceberg... pues todos, autoridades y ciudadanos, eran muy conscientes de que los caníbales no eran esos seres discretos y huidizos que cabía pensarse, sino que integraban numerosas bandas que, con diferentes artimañas, engaños y asesinatos, llenaban sus despensas con las partes más sabrosas (como nalgas, pechos de mujer o extremidades) de una parte de sus convecinos, que se vendían en muchos ocasiones en los mercados ante la vista gorda de las autoridades y ciudadanos, que conocían perfectamente el origen de esa carne más o menos fresca que tenían ante sí.

Uno no puede menos que aterrarse al imaginar las partidas de caza, de hasta veinte individuos, pertenecientes a estas numerosas pandillas de asesinos devoradores de personas en busca de su nutritivo sustento, cuya ingesta de manera regular les otorgaba una gran ventaja en fuerza, agilidad y velocidad mental en relación al resto de la población y de los mismos soldados, sometidos todos a un inhumano racionamiento que no hizo sino empeorar a lo largo del asedio, y víctimas ellos mismos en muchas ocasiones de estos modernos velocirraptors que, como sus antecesores prehistóricos, actuaban en bandadas de depredadores casi imposibles de derrotar.
Todo ello pese a los muchos camiones cargados de alimentos que cruzaban cada día el lago Ladoga helado por una carretera de fortuna de más de 200 km trazada como mejor se pudo por los ingenieros militares, desafiando los ataques de la Luftwaffe sobre los inermes convoyes cargados con los escasos víveres que se podían reunir cada día. Pero no era fácil alimentar con esos medios tan escasos a los cerca de tres millones de personas, con más de medio de niños incluido, que atestaban la ciudad a comienzos del asedio... De hecho, una de las intenciones últimas de los germanos era provocar el fallecimiento de muchos de los atrapados en la ciudad, para evitarse el tener que mantenerlos una vez que capitulase Leningrado. Y a punto estuvo de salirles bien la jugada...

Al poco de comenzar el sitio, los hambrientos civiles ya se habían comido todo tipo de animales domésticos, perros y gatos incluidos, y otros como las ratas o los pájaros de los parques. Apenas quedaba nada a qué recurrir, y fue cuando se comenzó a recortar partes del cuerpo de esos cadáveres ya fallecidos, antes de que fueran llevados envueltos en sudarios y arrastrados sobre un pequeño trineo infantil al cementerio para ser enterrados...

Tampoco había ni agua corriente ni combustible para calentarse, tornando la situación de la población civil en desesperadísimamente crítica. Cuando comenzó el asedio en septiembre, las reservas de alimentos en la ciudad se estimaban en harina para 35 días, cereales para 30 días, carne para 33 días, grasas para 45 días y azúcar para 60.... pero ni en sueños se había previsto nada para los casi 900 que estaban por venir. Encima, las autoridades comunistas, obsesionadas con vender a la población una imagen contraria a las grandes derrotas y descalabros que sufría el Ejército Rojo a manos de los alemanes en toda Rusia y especialmente en los alrededores de Leningrado, habían permitido a ciertos restaurantes de hoteles y clubes sociales no respetar el racionamiento... algo que duró unas pocas semanas, hasta que todo se fue complicando y los recursos dejaron de llegarles.


Entonces sí que comenzó lo peor para los sitiados, que se vieron forzados a comer hierba, serrín o cola de carpintero; a hervir el papel pintado de las paredes, los cinturones de cuero, las botas, ¡hasta los libros...! Se ponían por todos lados trampas para perros y gatos, cuervos y gorriones, incluso ratas y ratones, para hacer unas sopas a las que, a menudo, se les añadía brillantina, vaselina o pegamento…cualquier cosa que se pensara que tuviese nutrientes extras. Había obreros que se bebían el aceite industrial de las máquinas o se comían la grasa de los rodamientos y cojinetes, tal era su desesperación. Había quien subsistía sólo a base de pan, agua salada y pegamento hervido. Además, el invierno de 1941 fue uno de los mas crudos de la historia, y para mediados de septiembre los suministros de carbón y combustible se habían agotado, por lo que, cuando no hubo calefacción central, las tuberías se congelaron y el suministro de agua se cortó (significativas son las fotos 13 y 14 de los ciudadanos captando con sus cucharones agua de las canalizaciones reventadas por el frío y los bombardeos alemanes...).

Se cambiaban valiosas joyas,obras de arte, muebles de lujo e incluso magníficos pianos de cola a cambio tan solo de unas rebanadas agrias de pan. En enero de 1942, la ración mínima que se entregaba en la ciudad, la destinada a los niños y adultos no trabajadores (entre los que se incluía a la gran mayoría de intelectuales y profesores, porque para las preclaras autoridades éstos no aportaban apenas nada al esfuerzo de guerra, sino que constituían una engorrosa carga a la que alimentar y a los que, en el mejor de los casos, sólo se les daba tabletas de vitaminas en lugar de alimentos), consisitía en apenas 125 gramos diarios del 'pan' sanpetersburguense, y punto. Un pan que sólo contenía un 50% de harina de centeno durante los primeros meses de asedio, porque después la cosa fue a mucho peor, al añadírsele soja, cebada y la avena destinada a alimentar a las caballerías militares (y por lo tanto, pronto sustituida por malta). Incluso se intentó, sin mucho éxito, elaborar pan con semillas de algodón y con ¡celulosa!, tan abundantes ambos materiales en los almacenes de la ciudad, pero su escaso valor nutricional lo desaconsejó. Los ciudadanos fueron jerarquizados de acuerdo a sus capacidades, haciendo de los obreros industriales los mejor alimentados (incluso por delante de los soldados). En noviembre de 1941 cada obrero consumir en torno a las 500 calorías, por las 2.500 que necesitaría un hombre adulto para mantener su peso corporal en condiciones de trabajo, o más, si tenemos encuenta que muchos trabajaban a cielo abierto en pleno invierno dentro de factorías a los que los combates habían privado de su techo. Mientras, los soldados recibían 350 g de 'pan', a todas luces escasos si estaban luchando en el frente, y sólo 250 g si no se estaban en primera línea. Tras ellos, recibían una ración aún más ínfima los oficinistas y otros dedicados a trabajos menos físicos. No es de extrañar que muchas mujeres dejaran de menstruar debido a tan lamentable situación de extrema carestía.

En cuanto al mencionado pan... había varios barcos de trigo junto a la orilla del río Neva que habían sido hundidos por la aviación alemana, a los que se enviaron buzos y cuyo grano fue sacado a la superficie. Aunque estaba enmohecido y sabia repugnantemente, seguía siendo nutritivo y se empleó como parte de la masa en las panaderias de la ciudad. En un almacen se descubrieron 2.000 toneladas de tripas de oveja rechazadas por estar en mal estado, que fueron convertidas en gelatina y sazonadas con hierbas aromaticas y aceite al aroma de clavo para ocultar el repugnante olor, vendiéndola entonces como parte de la ración de carne o como un sustitutivo de la leche. También se elaboraban caldos de algas y sopas de levadura, pero, a pesar de todo, la gente sólo obtenía una media del 10% de las calorías necesarias diariamente para poder sobrevivir.

Nada se tiraba, ni los caballos muertos por la acción del enemigo, ni mucho menos las personas fallecidas... de las que era muy común ocultar su muerte para seguir empleando sus cartillas de abastecimiento. Este fraude tan habitual impedía a las autoridades llevar un control riguroso del número de fallecidos por el hambre, que, a pesar de todo, no dejaba de crecer oficialmente, aunque en cifras menores a las reales... 11.000 en noviembre de 1941 (más de 350 personas al día!!! de lo que eufemísticamente llamaban las autoridades 'Distrofia alimentaria', o sea, HAMBRE) y 53.000 en diciembre, en una ciudad sepultada bajo la nieve donde nadie, ni los sepultureros, tenía fuerzas para enterrar a los muertos, demasiado debiles para abrir agujeros en el suelo congelado. Entre enero y febrero de 1942, la cifra de muertos acendió a más de 200.000 fallecidos por hambre, a los que había que sumar las bajas en los combates con las tropas finlandesas, germanas y las aliadas del Tercer Reich, entre las que estaba la División Azul de Voluntarios españoles...
Tal pesadilla se saldó al final con la muerte de más de 1.200.000 civiles, aunque dado el gran número de refugiados que acogía la masacrada urbe nunca se conocerá la realidad, mientras que las herméticas autoridades estalinistas sólo reconocieron la muerte de unos 600.000. A los fallecidos por inanición o las bombas y obuses del enemigo, se sumaron también los provocados por terribles epidemias de tifus o disentería.
Poco a poco, la vital ruta que abastecía a la ciudad permitió aumentar las raciones, a lo que se sumó el tener que alimentar a una población menor en número, ya de tan solo un millón a finales de 1943. El resto había sido evacuado o fallecido. Cuando en 1944 el avance de las tropas soviéticas obligó a los alemanes a levantar el asedio para no quedar sitiados ellos, la ciudad estaba salvada. Atrás quedaban esos aterradores días de privaciones en que nadie podía confiar en el prójimo si no quería terminar de la manera más inesperada hecho filetes o cociendo en una olla; tétricas jornadas en las que los caníbales seleccionaban a sus potenciales víctimas mediante miradas desafiantes cargadas de prepotencia mientras el resto de sus hambrientos convecinos, azorados y temerosos, se comportaban ante ellos como poco menos que débiles y enfermos corderos esperando el momento del sacrificio.
Durante el asedio hubo otra historia más reconfortante y emotiva, la protagonizada por el genial músico Dimitri Shostakovich, soprendido en Leningrado por el asedio germano mientras que componía su Séptima Sinfonía (en la última foto) y que fue evacuado junto a su familia en octubre de 1941. Shostakovich dedicó su nueva y pronto popularísima obra http://www.youtube.com/watch?v=lp4444gU8D4 , denominada 'Leningrado', a la ciudad sitiada y el heroico comportamiento de sus gentes. Cuando se estrenó en 1942 para animar a los sodados y civiles rusos que aún soportaban el asedio, muchos soldados alemanes que presenciaron y escucharon el ínmenso júbilo de los sitiados ante los primeros acordes, comenzaron incluso a pensar, en voz alta que "Alemania ya había perdido la guerra".
Aunque hubo otros conocidos episodios de canibalismo en la Segunda Guerra Mundial, algunos relacionados con el Frente Oriental o la Guerra de Invierno en Finlandia, donde algunos soldados soviéticos, aislados en la nieve y desprovistos de alimentos, devoraron a varios de sus camaradas (Foto 2), y, sobre todo, con soldados japoneses que se zamparon a prisoneros aliados o chinos, nada alcanzó ni de lejos lo acontecido en la tétrica Leningrado del asedio. No pocos soldados alemanes cuentan en sus memorias que tuvieron que emplear varios disparos por persona para poder detener a aquellos espectrales seres que llevados por el hambre se acercaban peligrosamente a sus posiciones en busca de comida. Insensibilizados por el frío y lo vacío de sus estómagos, muchos seguían avanzando aún con varias balas en el cuerpo, en pos de unos alimentos que nunca podrían ni siquiera llegar a rozar.
Estas dramáticas escenas han dado lugar a las más peregrinas leyendas urbanas e historias de zombies del más diverso pelaje, espoleadas por algunas webs y blogs estadounidenses (que no reproduzco por su patético contenido) en los que se da como algo cierto y probado la existencia en la antigua capital de los zares de estas bandas de muertos vivientes andantes . Paparruchas!!! Ya se sabía que el asedio de Leningrado generó material más que de sobra para poder rodar grandiosas películas sobre el tema, pero mejor si el que las dirige es Spielberg o Christopher Nolan antes que el bueno de George A. Romero....