Tal día como hoy del redondo 1900, hace 117 años, y mientras en la embajada británica en Pekín se aprestaban a celebrar esa noche el baile por el 63 aniversario (¡nada menos!) del acceso al trono de la reina Victoria, estalló en la capital china la llamada Rebelión de los Boxers (fotos 3 y 4), exaltados nacionalistas contrarios a la ocupación extranjera de prósperos enclaves comerciales en territorio chino que no eran sino el símbolo de la debilidad y postración en la que estaba sumido el régimen imperial del gigante asiático, cuya cabeza visible, la usurpadora emperatriz viuda Cixi, apoyaba en secreto la acción de los llamados 'puños alzados' (literalmente ‘los puños justos y armoniosos’, de ahí que se denominasen como 'boxeadores'/boxers a sus miembros). Una violenta sociedad patriótica, antioccidental y defensora de las antiguas tradiciones, deseosa de librarse para siempre de la presencia de misioneros cristianos en su país y del férreo control al que los extranjeros, Japón incluido, sometían a la otrora temible China, donde hoy se considera a los Boxers como auténticos héroes nacionales, y su movimiento es ensalzado no como rebelión contra la legalidad establecida sino como un levantamiento patriótico frente a invasores extranjeros.
Esa tarde de junio, los Boxers asaltan la embajada alemana y secuestran al barón Klemens August von Ketteler, representante diplomático alemán en China, al que después matan de un disparo... Acto seguido, comienza un asedio de 55 días a las legaciones extranjeras en la capital imperial, en el que los 'boxers' juran exterminar a todos los 'hombres peludos primarios' (así llamaban a los extranjeros) y 'hombres peludos secundarios' (chinos afines a los occidentales o convertidos al cristianismo)....
Las ocho naciones más poderosas del mundo unen sus fuerzas contra la rebelión, para rescatar a cerca de 500 soldados, 400 civiles y 6.000 chinos cristianos atrincherados en el barrio de las legaciones diplomáticas anexo a la imperial Ciudad Prohibida, que estuvo activo entre 1861 y 1959 y donde el embajador español, el canario Don Bernardo de Cologán, desempeñó un papel esencial que a británicos, estadounidenses y franceses ocultaron conscientemente... Conviene recordar que, hasta la pérdida de las Filipinas, Guaján y las islas Carolinas en 1898, el menguante Imperio Español mantenía fructíferas relaciones comerciales con China, de las que nuestra embajada era entonces el último vestigio... Así lo demuestra la foto 7, tomada en 1901, en la que todo el cuerpo diplomático residente en Pekín se cita en la embajada española, presididos por don Bernardo de Cologán y Cologán, otro gran español injustamente relagado por la Historia en nuestro país, cuya figura sólo ha sido tratada como merecía en los últimos tiempos.
Uno de los acontecimientos históricos que más me ha impresionado desde que, siendo un niño, vi esa maravillosa genialidad de Samuel Bronstien (un sagaz judío nacido en la antigua Besarabia rusa y rebautizado Bronston para su aventura en Hollywood) rodada en España que es '55 días en Pekín'...y no una, sino diez veces, por lo menos...
La peli dirigida por Nicholas Ray contaban con un interesante guión del gran Philip Jordan, junto con Ben Barzman y Bernard Gordon basado en la novela homónima de Samuel Edwards, y de en el que la aventura se impone a las tramas personales y amorosas del gran elenco protagonista, se nos relata de manera vibrante la épica odisea vivida durante dos meses de angustias y penurias por las familias de los diplomáticos, comerciantes, militares y religiosos europeos y japoneses refugiados en el barrio de las legaciones, en los que rechazaron ataque tras ataque, sin apenas recursos, municiones ni víveres, a la espera de ser liberados por la gran coalición multinacional que partió desde la costa en su auxilio, y que tuvo que vérselas por el camino con las tropas de los Boxers, que solían emplear armas antiguas como espadas y lanzas como rechazo a las de fabricación extranjera, y también con las del ejército regular imperial, mejor armadas y pertrechadas, una vez desenmascarada la implicación de la emperatriz en la conjura.
Finalmente, el 14 de agosto del año 1900, con los defensores de las legaciones al borde mismo de la rendición, las tropas aliadas entraban victoriosas en Pekín mientras que la emperatriz huía con su séquito de cortesanos al vecino Siam. Posteriormente, llegaría el draconiano 'Protocolo Bóxer' en el que se establecieron las reparaciones de guerra, pero eso, como ya vimos hace unas semanas en este mismo blog, es otra (indignante) historia,,, http://horapensar.blogspot.com.es/2017/05/el-protocolo-boxer-el-despiadado.html
Este filme fue rodado a las afueras de Madrid en unos decorados impresionantes en lo que entonces era un inmenso descampado llamado Las Rozas, hoy plagada de urbanizaciones de lujo, gracias al genio soñador de Bronston, con un elenco inolvidable (con el español Alfredo Mayo en una breve aparición como Cologán) al ritmo de la preciosa banda sonora de mi idolatrado Dimitri Tiomkin https://www.youtube.com/watch?v=VaBxGcCB1gY (también de origen ruso, como el irrepetible productor impulsor del proyecto).
A modo de curiosidad, os comento que a los responsables del casting les costó muchísimo encontrar chinos en la zona de Madrid para integrar esas cargas de centenares de guerreros que asaltaban las improvisadas barricadas de las embajadas.
Tras peinar exhaustivamente todos los restaurantes y comercios asiáticos de la capital, apenas se pudo reunir un puñado, que solían colocarse en primer plano para que los captaran las cámaras, estando rodeados de españolitos a los que se les había puesto el típico sombrerito cónico chino o un turbante rojo de los que colgaba una falsa coleta (esas largas coletas que nunca se cortaban en medio de sus cráneos rapados eran uno de los símbolos físicos que distinguían a los Boxers del resto de chinos más occidentalizados, especialmente de los que eran cristianos, a los que perseguían con saña hasta la muerte...).
Si os fijáis bien, en la última imagen del post en que David Niven (Sir Arthur Robinson, ficticio embajador británico, trasunto del auténtico, Sir Claude McDonald) y Charlton Heston (el también inventado Mayor Matt Lewis de los Marines) están rodeados por los Boxers tras su desgraciada entrevista con la emperatriz, sólo unos pocos de los que les acosan tienen rasgos asiáticos, mientras que el resto bien podrían haber nacido en Parla-Parla o Lega-Lega...
Feliz 20 de junio, Día de los Boxers!
2 comentarios:
Ahora puede que no sea muy "políticamente correcta", pero la recuerdo como una de las películas de aventuras emblemáticas de mi infancia.
Y de la mía... una gozada... y más sabiendo que el padre de un amigo del cole había sido uno de esos boxers de pega madrileños en su juventud...
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