jueves, 13 de febrero de 2014

No sólo los clicks vienen de Alemania... ¿verdad, rubiaca?












La muñeca más famosa del mundo, esa rubia que hoy cumple 55 años (me perdone por cometer la grosería de hacer pública la edad de una damisela), comparte origen germánico con los muñequitos más simpáticos de nuestra infancia. Al igual que los CLICKS, que la gente piensa que son españoles de toda la vida y fue unos avispados empresarios jugueteros españoles, al frente de la alicantina Famosa, quien decidió fabricar en España bajo licencia esos pequeños muñequitos presentados con gran éxito en el Salón de Juguete de Nüremberg en 1974.

Pero, como os decía, los clicks no fueron el primer caso de un juguete alemán exportado al resto del mundo con gran éxito. En 1953, el diario Bild-Zeitung decidió comercializar a la muñeca Lilli, basada en el personaje homónimo de cómic creado por Reinhard Beuthien que hacía las delicias de sus lectoras femeninas por el desparpajo con el que trataba a sus jefes e innumerables pretendientes. Como era de esperar, la muñeca (fotos 2-5), llamada desde entonces y con toda lógica 'Bild-Lilli', fue un éxito instantáneo, sin duda impulsado por la elegante apariencia del personaje y su hermoso y característico mechón rubio enroscado sobre el rostro, a juego con esa coleta 'marca de la casa' que hacía furor en las jovencitas de entonces.

Ruth Handler, la esposa del dueño del gigante juguetero estadounidense Mattel, durante un viaje a Alemania, descubrió en un escaparate las muñecas Bild Lilli, que, por su apariencia adulta, era todo lo contrario a lo que se consideraba un juguete para niñas. Sin embargo, al comprar una, recordó las palabras de su hija Barbara, quien siempre le decía que las muñecas americanas no le gustaban para jugar por su apariencia excesivamente infantil. En casa del herrero, cuchara de palo.

No era precisamente un juguete para niñas, aunque, para entonces, la popularidad de Lilli ya había traspasado las fronteras alemanas, alcanzando a los Estados Unidos, seguramente gracias a los soldados allí acantonados en labores de ocupación. Así que la señora Handler convenció a su marido para que comprara (dicen que por una cifra modestísima...en aquellos tiempos azarosos, la República Federal Alemana pugnaba por salir adelante de entre las ruinas y por la reconstrucción del país gracias al Plan Marshall, y no estaba para poner muchas exigencias) y en 1959 se presentó en la prestigiosa Feria Internacional del Juguete de Nueva York la adaptación de Elliot y Ruth Handler de la sexy muñeca germana a los más conservadores gustos americanos.

La muñeca (foto 1), bautizada Barbie en honor a la hija del matrimonio, fue todo un pelotazo... Con ese impresionante y entallado bañador a rayas, sus sunglasses de diseño de lo más fashion y su maletín playero, causó furor... Pero como los Handler no tenían un pelo de tontos, para evitar hacerse la competencia entre dos de sus productos y las inevitables comparaciones, decidieron clausurar la producción en Alemania de la Bild-Lilli, de la que se produjeron unos 130.000 ejemplares entre 1955 y 1964, año de su 'defunción' empresarial, y que hoy cuestan un potosí en manos de los coleccionistas.

Barbie tenía así el camino más que despejado para dominar el mundo muñequil... y ahí sigue, imperturbable en la cúspide pese a las pequeñas inquietudes que le causan algunas recién llegadas un poco desaliñadas y algo gamberras.

Qué mejor epílogo a esta historia originada, como las mejores leyendas y cuentos de hadas, en el corazón de Alemania, que recordar que los clicks se inventaron como una ingeniosa respuesta a la aguda Crisis del Petróleo provocada en octubre de 1973 por la guerra árabe-israelí del Yom Kippur... Había que hacer juguetes que divirtieran al menos lo mismo, pero empleando mucho menos plástico, que con la subida del crudo había disparado su precio hasta alcanzar cifras astronómicas, y es al visonario ingenio del gran Hans Beck, fallecido justo hace ahora cuatro años, al que tantas y tantas generaciones de ñiños y adultos de todo el mundo le debemos gratitud eterna...

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