Costa Rica es el único país del mundo donde los quinqués y los aviones no utilizan queroseno sino 'CANFÍN'... y uno se pregunta... ¿esto del canfín será alguna palabra indígena procedente de las ocho principales etnias nativas del país (Bribri, Cabécares, Ngöbes, Malékus, Borucas, Teribes, Huetares o Chorotegas) y por eso la exclusividad del término...?
La explicación es menos romántica de lo que cabría esperar, según la RAE (en su edición de 2001): El origen de la palabra se remontaría a cuando a Costa Rica llegaban cilindros de 50 galones de dicho combustible, etiquetados con la frase "Can Fine Kerosene" (probablemente las palabras "Can Fine" estaban más destacadas en la lata que el producto en sí). De "Can Fine" (mal pronunciado, pues en esos tiempos casi nadie sabía inglés) a "Canfín" fue solo cuestión de tiempo. Lógicamente, también se llama 'canfinera' en la tierra de Keylor Navas al quinqué o lámpara que quema canfín o nafta (gasolina).
También, con algo de cachondeo, se conoce como 'canfin' en las zonas rurales del país centroamericano al alcohol de contrabando, lo cual es bastante indicativo de su buqué... (qué espanto de la RAE, con lo bien que suena el galicismo 'bouquet'...menos mal que aún no se les ha ocurrido cambiar 'gourmet' por 'gurmet' o 'gurmé'...).
Sin embargo, el filólogo costarricense Carlos Alonso Vargas postula otro origen realmente interesante para el palabro, y pugna en sus escritos para que la RAE admita un origen del término que, lejos de proceder de la ignorancia popular, vendría de todo lo contrario: del conocimiento científico.
En su docta y bien documentada opinión, 'canfín' deriva en realidad del vocablo inglés 'camphene' (que, como todos imagináis, se pronuncia de manera muy parecida a 'canfín') y que aparece por primera vez en 1847 en el diccionario Merrian-Webster, e cuyas páginas se lo define como: "Cualquiera de varios terpenos relacionados con el alcanfor; especialmente un terpeno cristalino incoloro C10H16 usado en insecticidas".
El canfeno o camfeno, de aroma acre y algo picante al olfato, está también presente en los aceites de ciprés, citronela, flores de naranjo o neroli, jengibre y valeriana, empleados en perfumería y cosmética. Recuerda Vargas que "terpeno", según el DRAE del 2001, es "nombre común a ciertos hidrocarburos que se encuentran en los aceites volátiles obtenidos de las plantas, principalmente de las coníferas y de los frutos cítricos", y que "terpeno" viene del inglés terpene, que deriva asimismo de la palabra alemana "terpentin" ('aguarrás', también llamada en español trementina o esencia de pino)...
Así, según el filólogo centroamericano, el "canfín" habría sido la manera en que se denominaba en Costa Rica a un hidrocarburo para uso doméstico (el terpeno/canfeno) y el uso del término se extendió posteriormente también a otro hidrocarburo muy empleado en los hogares (el queroseno)...
Paradójicamente, y pese a ser un término muy empleado en la industria química, la última aparición del 'canfeno' como tal en el diccionario de la RAE data de la edición de 1936, en la que figura como sinónimo del 'canfénico': "hidrocarburo que se extrae de algunas plantas, como el jengibre, el espliego y el romero". Ambas entradas, 'canfeno' y 'canfénico', fueron eliminadas por la RAE en las reediciones posteriores del diccionario.
Así que, salvo que el profesor Vargas tenga razón en su rebuscada y original teoría, el canfín tendría un origen menos enrevesado y científico en favor de la procedencia más popular del término... tal y como sucede con otras denominaciones del queroseno en Iberoamérica: luz brillante (Cuba), kerex (Ecuador), parafina (Chile) o trementina (República Dominicana)... en todos estos países, además de como combustible para iluminación, se emplea como líquido repelente de piojos, pulgas y niguas o ácaros rojos...
P.D. : El caso cubano también es de lo más curioso. En Cuba, una de cada dos cocinas emplea 'luz brillante' o queroseno como combustible para cocinar, generalmente sobre un quemador Primus de origen sueco...
Todo ello se remonta a la época de soberanía española en la perla del Caribe, al año 1882, cuando John D. Rockefeller, construyó en la desembocadura del Río Almendares, en lo que se conoce como La Chorrera, una pequeña refinería para producirlo y posteriormente comercializarlo a través de la marca “Luz Brillante” (para que luego digan que EE UU no tenía intereses económicos para arrebatarnos la entonces inmensamente rica isla), y con ese nombre tan metonímico se ha quedado hasta hoy el queroseno en Cuba.
La luz eléctrica no llegó a tierras cubanas hasta 1889, año en que se iluminaron de esta revolucionaria manera las calles comerciales más céntricas de ese gran emporio español de riqueza que todavía era La Habana...