Ahora que todas las televisiones rompen registros de audiencias gracias a la fórmula tan cacareada de cotillearnos cómo trata la vida a sus autonómicos o nacionales paisanos más allá de nuestras fronteras, no está de más recordar que este exitoso formato que genera tanta controversia, alcanzó su mayoría de edad hace unos años en Telemadrid, donde batió récords su ‘Madrileños por el mundo’ y, a continuación, y siguiendo la estela de la fenomenal cadena autonómica, quien se apuntó al carro, presuntamente de manera oportunista, fue RTVE, recibiendo acusaciones de plagio indisimulado por su réplica nada original ni siquiera en el título, ‘Españoles en el mundo’. Polémica a la que le puso fin de manera tan certera como irrebatible la directora de programas del ente público, Eva Cebrián, al recordar que los antecedentes de este formato son aquellos viajes reportajeados con los que enganchaba a la audiencia el grandioso e irrepetible Alberto Oliveras allá por los primeros años ochenta en su maravilloso programa ‘En tierras lejanas’, fórmula que copiaría muchos años después el 'Españoles en el mundo' correctamente presentado por Miguel Ángel Tobías, aunque sin un ápice de la magia y encanto que otorga el maestro Oliveras a todo aquello que pasa por sus manos.
Y es que no sorprende nada que en este país tan dado a arrinconar y ningunear a los que de verdad crean o inventan algo que merezca la pena, bien distinto, llamado al éxito, la figura de Alberto Oliveras haya perdido el lustre del que gozó en tiempos no tan lejanos. Me parece realmente injusto que un Jesús Hermida o un José María íñigo cualquiera gocen en la memoria colectiva de una mayor presencia que este genial comunicador barcelonés influenciado y cultivado por lo mejor de la cultura parisina de mediados del pasado siglo, que con ‘En tierras lejanas’ y su segunda parte, titulada ‘La aventura humana’, nos mostró cómo era la vida de aquellos españoles singulares que, por los más diversos motivos, habían abandonado su país en busca de otros horizontes vitales, no pocos de ellos acuciados por la necesidad, tanto económica como incluso espiritual.
Entre los programas de Oliveras que más impacto cosechó a nivel popular permanece en el recuerdo aquel dedicado a un antiguo misionero español afincado en la India y dedicado a luchar por que los más pobres y marginados pudieran soñar con algo parecido a un futuro, a una esperanza… El entonces desconocido buen samaritano que el gran Alberto nos descubría a todos los españoles tenía un nombre difícil de olvidar: Vicente Ferrer… tal fue la empatía que surgió entre reportero y entrevistado, que años más tarde Ferrer eligió a Oliveras como el autor que habría de contar su vida en un libro que fue todo un éxito… 'Vicente Ferrer. La revolución silenciosa'.
Como ‘En tierras lejanas’, que se convirtió en cita imprescindible en aquellos años en que el color había llegado a la televisión hacía apenas dos o tres años, y la cadena y media que era entonces TVE emitía desde la una de la tarde hasta la medianoche, y punto…
Oliveras consiguió un éxito arrollador con su siguiente programa… ‘Verdad o mentira’… divertido concursillo de inolvidable sintonía que animaba las tardes de sábado, en el que los concursantes tenían que mojarse y decidir si las cosas que contaba sobre su vida un personaje famoso… en caso de duda, se tenía la posibilidad de emplear hasta dos comodines para responder… todo ello aliñado por el gracejo natural y la mirada socarrona y absolutamente despistadora de Oliveras, que ya hubiera querido para sí Carlos Sobera en sus mejores tiempos. De ese programa es la famosa afirmación de Camilo José Cela de que era capaz de absorber por el ano varios litros de agua en una palangana... (cierto) o que podía domesticar a langostas simplemente acariciándolas sobre el caparazón (falso, falso...), entre otras lindezas...
Y es que no sorprende nada que en este país tan dado a arrinconar y ningunear a los que de verdad crean o inventan algo que merezca la pena, bien distinto, llamado al éxito, la figura de Alberto Oliveras haya perdido el lustre del que gozó en tiempos no tan lejanos. Me parece realmente injusto que un Jesús Hermida o un José María íñigo cualquiera gocen en la memoria colectiva de una mayor presencia que este genial comunicador barcelonés influenciado y cultivado por lo mejor de la cultura parisina de mediados del pasado siglo, que con ‘En tierras lejanas’ y su segunda parte, titulada ‘La aventura humana’, nos mostró cómo era la vida de aquellos españoles singulares que, por los más diversos motivos, habían abandonado su país en busca de otros horizontes vitales, no pocos de ellos acuciados por la necesidad, tanto económica como incluso espiritual.
Entre los programas de Oliveras que más impacto cosechó a nivel popular permanece en el recuerdo aquel dedicado a un antiguo misionero español afincado en la India y dedicado a luchar por que los más pobres y marginados pudieran soñar con algo parecido a un futuro, a una esperanza… El entonces desconocido buen samaritano que el gran Alberto nos descubría a todos los españoles tenía un nombre difícil de olvidar: Vicente Ferrer… tal fue la empatía que surgió entre reportero y entrevistado, que años más tarde Ferrer eligió a Oliveras como el autor que habría de contar su vida en un libro que fue todo un éxito… 'Vicente Ferrer. La revolución silenciosa'.
Como ‘En tierras lejanas’, que se convirtió en cita imprescindible en aquellos años en que el color había llegado a la televisión hacía apenas dos o tres años, y la cadena y media que era entonces TVE emitía desde la una de la tarde hasta la medianoche, y punto…
Oliveras consiguió un éxito arrollador con su siguiente programa… ‘Verdad o mentira’… divertido concursillo de inolvidable sintonía que animaba las tardes de sábado, en el que los concursantes tenían que mojarse y decidir si las cosas que contaba sobre su vida un personaje famoso… en caso de duda, se tenía la posibilidad de emplear hasta dos comodines para responder… todo ello aliñado por el gracejo natural y la mirada socarrona y absolutamente despistadora de Oliveras, que ya hubiera querido para sí Carlos Sobera en sus mejores tiempos. De ese programa es la famosa afirmación de Camilo José Cela de que era capaz de absorber por el ano varios litros de agua en una palangana... (cierto) o que podía domesticar a langostas simplemente acariciándolas sobre el caparazón (falso, falso...), entre otras lindezas...
Casado con una francesa, directora de la revista de modas 'Gap', montó con Jacques Antoine, su socio francés, un 'despacho de ideas' del que surgieron algunas de las propuestas más exitosas en programas e iniciativas de comunicación, insoiradas a veces en formatos que funcionaban en el país vecino y que el incansable tándem mejoraba y adaptaba a la idiosincrasia española... Escritor, editor de revistas y publicaciones, promotor de actividades culturales, guionista... y hombre de radio nato... Oliveras arrasó en los años sesenta y setenta con su 'Ustedes son formidables' de la SER, donde, tras entrar a todo trapo con la sintonía del programa por cortesía de Dvorak y 'Sinfonía del Nuevo Mundo' http://www.youtube.com/watch?v=vXPGnXDLAes , su personalísima voz labró de 1960 a 1977 algunas de las más memorables páginas de la radiodifusión española y le hizo merecedor de innumerables premios (entre ellos, el Nacional de Radio y cuatro Ondas) y reconocimientos populares... Su coherencia y su prurito profesional le llevó a criticar la casa en la que trabajaba en pleno dislate felipista, lo que le propició en 1989 su despido de RNE http://www.elpais.com/articulo/radio/television/OLIVERAS/_ALBERTO_/PERIODISTA_RADIO/REVERTER/_ARTURO/SOPENA/_ENRIC/ESPAnA/RADIO_NACIONAL_DE_ESPAnA/TELEVISIoN_ESPAnOLA_/RTVE/elpepirtv/19890215elpepirtv_4/Tes/ (OJO AL AUTOR DEL ARTÍCULO, el todopoderoso Mr Contreras, hoy consejero delegado de LA SEXTA, NI MÁS NI MENOS...)en la que imponía su ley ese personaje con mando en plaza llamado Enric Sopena , hoy popularizado en casposas tertulias pseudopolíticas como uno de los adalides del supuesto progresismo... y que, en mi humilde opinión, no le llegará nunca a don Alberto ni al talón en lo profesional...
Por eso, cuando veo en la tele alguno de estos programas que nos presentan a los compatriotas por estos mundos de Dios, me resulta inevitable el evocar a ese gran maestro que es Alberto Oliveras, que ahora disfruta de un bien merecido descanso en su casa de Mallorca, y seguramente, al visionar alguno de ellos, será consciente de cómo ha proliferado aquella semilla que plantó hace casi treinta años y seguramente parafraseará a Churchill con aquello de... "nunca tantos debieron tanto a tan pocos"... USTED SÍ QUE ES FORMIDABLE!!!
(*) EPÍLOGO: El bueno y admirable de Alberto Oliveras nos dejó el 13 de ocutbre de 2010, a los 80 años de edad... Como era de esperar, en su adorado París... ¡Hasta siempre, maestro!
(*) EPÍLOGO: El bueno y admirable de Alberto Oliveras nos dejó el 13 de ocutbre de 2010, a los 80 años de edad... Como era de esperar, en su adorado París... ¡Hasta siempre, maestro!